COMUNIDADES SIENTEN TEMOR
Alejandra Bonilla Mora (*)
Colprensa | LA PATRIA | Bogotá
Tras la victoria del No en el plebiscito y la incertidumbre nacional consecuente, la guerrilla y el equipo negociador de paz del Gobierno acordaron las primeras decisiones para mantener la esperanza de la paz, renovada el viernes con la entrega del Premio Nobel de la Paz al presidente de la República, Juan Manuel Santos.
Esta decisión era urgente: se pactó la continuación del cese el fuego bilateral, así como el mecanismo de monitoreo y verificación del mismo del cuál hacen parte las Naciones Unidas, la Fuerza Pública y las Farc.
Igualmente, se acordó mantener las garantías de seguridad a las comunidades en los territorios y se acordó un protocolo, que se entiende es nuevo, que busca prevenir hechos violentos creando unas zonas de pre-agrupamiento para los integrantes de la guerrilla.
¿Cuál es, entonces, la importancia de estos primeros anuncios?
Tras la derrota del plebiscito, en terreno, la realidad para los actores de la guerra cambiaba de una expectativa de desmovilización y de pronta seguridad jurídica, a un escenario limbo, con varias posibilidades: que los integrantes de la guerrilla dejaran de creer en su 'Secretariado', ubicado en Cuba; que creciera un riesgo sobre su seguridad personal y que ante el paso de los días se cometieran nuevos delitos, que terminarían con un choque con la Fuerza Pública.
El analista de la Fundación Paz y Reconciliación Ariel Ávila, indicó que desde el día siguiente del plebiscito, los guerrilleros empezaron a moverse de las zonas en las que estaban preconcentrados no a las que serían las Zonas Veredales, sino a zonas que fueran seguras para ellos.
Pero el mensaje leído por Humberto de la Calle y el jefe de las Farc, Iván Márquez, fue claro en el compromiso de ambas partes para mantener el cese el fuego, tal y como demandó la ciudadanía que marchó por la paz y como lo expuso el propio Comité Noruego del Premio Nobel que galardonó a Santos.
Ávila señaló que su preocupación era la reacción de los 232 mandos medios de las Farc que se reunieron en El Diamante, en el Yarí, para la Décima Conferencia guerrillera. Esto, porque el cese el fuego se hacía frágil con el No.
Y aunque Ávila y otros analistas consideran que las Farc ya están más del lado de la política, casi desmovilizadas mentalmente, que en las armas, en las comunidades donde la guerra se ha vivido se sintió de nuevo el temor. Así se pudo constatar en los departamentos del Putumayo y el Cauca, por ejemplo.
Víctor Álvarez, habitante del corredor Puerto Vega-Teteye, de la vereda La Carmelita, jurisdicción del municipio de Puerto Asís, quien ha sentido el rigor de la violencia por culpa de las Farc, dice que en estos momentos su comunidad se sume en una incertidumbre. “No me quiero imaginar de nuevo los combates armados entre el Ejército y los guerrilleros de las Farc, y los derrames de crudo contaminando los ríos, quebradas y humedales”, señaló.
Carlina Esterilla, coordinadora de la Mesa Municipal de Víctimas del Valle del Guamuéz, manifestó que ahora ella vive en el limbo. “Desde el lunes 3 de octubre hasta hoy mi oficina es visitada por decenas de víctimas a preguntarme qué va pasar, que si es verdad que las Farc, van a volver”.
En el Cauca, por su parte, el escenario expresado por los Acaldes de varios municipios víctimas del conflicto es de temor del regreso de la violencia. El mandatario de Caldono, Paulo Piso, señaló que los últimos años el municipio vivió tal vez los únicos momentos de vida en paz de los 52 años de guerra y volver a los hostigamientos es preocupante.
En el Cauca la presencia guerrillera es importante, así como su capacidad militar en Caldono, Corinto, El Tambo, Buenos Aires, Balboa, donde la constante es la ausencia del Estado Colombiano.
“Estamos los mismos, tenemos las armas, contamos con el respaldo de la gente en nuestras zonas entonces sí estamos preparados para después del 31 de octubre (si no hay prórroga del cese bilateral). Con el dolor del alma se pelea, pero uno no entiende por qué la gente optó por la guerra cuando estábamos a esto (poquito) de la paz”, reveló un miliciano de la columna móvil Jacobo Arenas de la Farc en el Cauca.
Fuentes de Inteligencia del Ejército explicaron que hay temor en Argelia (Cauca), porque integrantes del frente 60 habían hecho una amenaza de apretar a la población civil. Ahora, también se indicó que supuestamente las Farc no habrían dejado el narcotráfico en la zona, de la mano de alias Grillo, así como de alias Guacho del frente 8 de la columna móvil Jacobo Arenas y el frente sexto que tenían, o tienen, participación en la cadena del narcotráfico.
(*) Con información de Germán Arenas desde el Putumayo y Francisco Calderón en el Cauca.
Tras la Conferencia Guerrillera, una disidencia del frente primero Armando Ríos, compuesta por 60 hombres y liderados por alias Iván Mordisco y alias Danilo, no aprobó el Acuerdo Final.
Este frente se dedica al narcotráfico y extorsión en Guaviare y Vaupés, territorios en los que operan también Los Puntilleros, bacrim dedicada a la minería ilegal.
A esto se suman otros frentes que tienen características similares al Primero, aunque se dio por entendido que en la Conferencia aprobaron los acuerdos. Se trata del frente 57, ubicado en el Urabá antioqueño y chocoano; el frente 16, en Vichada y Guainía; el frente séptimo, en el Meta, en límites con Cundinamarca; y el frente 44, en los límites del Meta con el Guaviare.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015