Kendry Serrano
Colprensa | LA PATRIA | Bogotá
*Laura está en un cuarto de hotel y llora. Minutos antes grabó un mensaje de voz, en el que alcanzó a decir que espera que un día termine la pesadilla. “¡Que Dios te proteja por siempre!, quiero que regreses pronto mi amor”, ahí cortó la grabación. En la habitación está el padre John Wotherspoon para consolarla y decirle que su recado le será entregado a Julián en Hong Kong.
Julián hace parte de los 70 colombianos que pagan una condena en una cárcel de esta región administrativa de China por haber sido capturado en el aeropuerto cuando intentaba ingresar unos kilos de cocaína. Como Laura, fueron alrededor de 15 personas las que se reunieron con el padre Wotherspoon para recibir cartas de sus familiares privados de la libertad en este país asiático y enviarles audios, fotos y grabaciones de apoyo.
El padre australiano, de 72 años, recorrió países México, Venezuela, Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay llevando un solo mensaje: ¡No más 'mulas'! En Hong Kong hay alrededor de 140 personas de América Latina capturadas por tráfico drogas, de las cuales, el 50% es de origen colombiano.
Para el padre, el Estado colombiano debe hacer algo para evitar que este fenómeno siga perjudicando al país. “Tengo un mensaje para los jefes de los carteles: dejen de enviar 'mulas' a Hong Kong y a otras partes del mundo, porque están destruyendo familias. Son terroristas que juegan con la vida de las personas”, sentenció.
Vulnerables
El sacerdote trabaja como capellán en las cárceles desde hace 10 años y hace 4 empezó a preocuparse por la situación que atraviesan las llamadas 'mulas' debido a que la mayoría llegan a Hong Kong provenientes de América o de África. Por esta razón, realiza una campaña para advertir de los riesgos de traficar drogas y servir de canal para que las familias se puedan comunicar.
En Colombia, John Wotherspoon contó que la situación del país es preocupante, porque es gente pobre tratando de obtener dinero para educación, tratamientos médicos. “Las personas que los reclutan tratan de escoger gente vulnerable, sin dinero. Esa es la razón por la que casi todos lo hacen”.
Según el religioso, las condiciones en las cárceles no son malas. “Tienen comida, vestuario, un pequeño salario por trabajar, espacio para estudiar, pueden llamar a sus familias una vez al mes, escribirles y a veces les permiten, cuando están enfermos, terminar las sentencias en Colombia, pero con la condición de que las cumplan. Personas mayores han regresado, pero algunas han muerto allá y es muy triste”, agregó.
Wotherspoon aseguró que personas de Hong Kong son las que patrocinan las giras que él hace por los países latinoamericanos porque sienten pesar por la situación que traviesan, pero al mismo tiempo, están de acuerdo con la severidad de las penas.
*Los nombres de los prisioneros y sus familiares fueron cambiados por seguridad.
“Un vecino me dijo que me iba a ayudar. Nos reunimos en el parque del barrio donde vivíamos. Me dijo que él había viajado con drogas y no le había pasado nada. Acordamos que me pagarían $12 millones. Dos de ellos me los darían de anticipo cuando me tragara las cápsulas. Ellos se encargaron de los tiquetes y el pasaporte. A mí me trasladaron a un edificio en Pereira donde me tragué la droga. No me dieron el dinero y me amenazaron con hacerle daño a mi hija, a mi familia”, relata un hombre de 45 años detenido en Hong Kong.
De acuerdo con el padre Wotherspoon, hablar de la relación que hay entre Pereira y Hong Kong es sensible, pero, de acuerdo con los registros que tiene, de los 70 colombianos en cárceles de esta ciudad por tráfico de drogas, 30 son pereiranos.
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