LA PATRIA
¿Quieren dar con Iván Fandiño en la próxima Feria de Manizales? Muy fácil. Búsquenlo a las seis de la mañana haciendo sus sagrados 12 kilómetros diarios de trote (incluso cuando torea). O encuéntrenlo más tarde, a la debida distancia que obliga la intimidad de un artista, con sus trebejos de torear, mientras trata de pegar al viento un natural de mano baja con el reloj contando en voz baja los segundos.
Así es el torero que conmueve hoy a España y el sur de Francia. Un hombre con alma de asceta al que, toro a toro, la vida le está dando esa razón de ser en la que se empeñó: llegar a lo alto del más caro de los escalafones, el de la calidad.
Vasco (o mejor, muy vasco, de esos mismos que Don Miguel de Unamuno evoca en su ‘Raza vasca’ como “cortos en palabras, pero de obras largas”), Iván Fandiño podría reencarnar en Minotauro y ser feliz. Lo suyo es, en su orden, el toro, el campo y el caballo. A eso se dedica entre la hora en que va a salir el sol y las diez de la noche, cuando desaparece para tomar fuerzas.
Nació en Orduña, provincia de Vizcaya, hace 33 años, tierra de valles verdes plenos de ‘perrechicos’ (setas sin par), y se hizo torero sin que nadie se lo propusiera. No perdía encierros por las calles o festejo chico, hasta que decidió entrar en ese mundo del todo o nada. Tomó la alternativa en Bilbao, el 25 de agosto de 2005, de manos de El Juli y con Salvador Vega como testigo (toro Afrodisiaco, de El Ventorrillo, 517 kgrs).
Son ocho años entonces de un proceso que ahora lo pone en el lote puntero, aunque, como siempre, el reto no solo es llegar sino mantenerse. Faltan, por supuesto, algunas bendiciones para alcanzar el título. Nada en el toreo es fácil y, a veces, la voz del pueblo no es la voz de Dios.
Muy serio, y en corto y por derecho, como entre siempre en la suerte suprema, Iván Fandiño habló con este medio.
- ¿Cuál es el sentimiento que quedó después de ese toro de Parladé en la corrida de la Prensa del 22 de mayo, en el marco de San Isidro, que lo mandó a la enfermería, pero con el que usted dejó una estela de torería y de autoridad en la primera plaza del mundo?
Antes que nada, una enorme satisfacción. Y a la vez, el orgullo de saber que lo que hice y conseguí tuvo esa repercusión en una afición tan exigente. Es una de las tardes más importantes de mi carrera, si no la más importante hasta el momento, y en esa misma medida un punto de referencia que me obliga a estar cada vez mejor.
- Iván, hay consenso en las plazas recorridas en su actual temporada. Es decir, se le valora igual en Madrid, en Pamplona, en Mont de Marsan, en Valencia…
Sí, eso quiere decir que estoy triunfando con rotundidad, con fuerza, ante públicos y toros tan diversos. Después de tanto tiempo he logrado meter la cabeza en los carteles de primer nivel, que no es fácil.
- ¿Se ha sentido discriminado, relegado?
No lo considero así. Yo creo que las cosas andaban un poco asentadas, monótonas si se quiere. Entonces yo he expuesto mi naturalidad y mi concepto y es, gracias a él, que se abren las puertas.
- ¿Cómo podríamos resumir ese concepto?
Ir con la verdad por delante. Siempre ha sido lo mío. Y al lado de eso, que es lo fundamental, la honradez y la entrega en la plaza, sin importar su categoría, todas son importantes. Soy fiel a eso. Lo contrario sería defraudarme a mí mismo.
- Con un detalle nada despreciable, el toreo lento, ese que cautiva a todos, se ha hecho sentir. Lo de Mont de Marsan (sur de Francia), hace pocos días, fue una lección en ese sentido…
Después de la tarde en Madrid he sentido que tengo eso que los toreros llamamos poso, tierra firme en donde asentarnos. Ando a la caza de cualquier detalle para hacer las cosas cada vez más cerca de la perfección. Tengo, de un lado, un enorme convencimiento en mí mismo, pero, a la vez, no tengo techo. Lo interesante es que en medio de todo eso, estoy, ante el toro, más sosegado. Es ahí cuando uno se puede encontrar con esa lentitud que todos buscamos.
- A eso se le debe llamar evolución, y no menos a lo de una mano izquierda que apunta cada vez más no solo a ser más poderosa, sino también más exquisita…
Hay más toros, no solo en las estadísticas sino en la cabeza. Y más alicientes, en la medida en que se les puede más. Lo importante es poder plasmar eso en la plaza, conseguir que la mayoría sirva, sin olvidar ese concepto del que hablábamos antes.
- En medio del actual meteórico crecimiento ¿Dónde se ve al cabo de una o de dos temporadas?
Prefiero no apuntar tan lejos. La mira la tengo puesta, nada más, en mi próxima tarde.
- ¿Y luego?
A empezar un nuevo día al lado de lo que más me gusta: el toro, el campo, el caballo…
- Y del concepto…
Sí, a seguir adelante y prepararme para ser cada vez más el Iván Fandiño que busco y quiero ser…
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015