Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA | Llanos del Yarí
El guerrillero estaba inquieto. Eran las 2:00 de la madrugada. La oscuridad reinaba en los Llanos del Yarí. Solo la sala acondicionada para minutos a celular y algunas casas estaban iluminadas. Los trabajadores de la empresa de comunicaciones miraban al combatiente. “Tranquilo”, le dijeron cuando empezó a contar el motivo de la llamada.
La señal para internet y las llamadas dependían de una torre de 45 metros. La instalaron en plena sabana, días antes, con el fin de asegurar que los periodistas y visitantes tuvieran comunicación, a casi 900 kilómetros de Bogotá, con el resto del país para contar la décima Conferencia de las Farc.
El sistema, sin embargo, permanecía caído hasta 24 y 30 horas. Y la llamada de este guerrillero parecía urgente. ¿Cuál es el número? le preguntaron los técnicos. El hombre marcó, pero le pudo el susto y colgó.
Pasaron unos minutos y decidió entrar en detalles. “Me fui para la guerrilla hace14 años y no volví a saber nada de mi familia”. En sus manos tenía un papelito y el número de un celular.
“Es que un camarada de otro frente guerrillero averiguó por mí y me entregó este papel. Que llame a su hermana, me dijo”. Él quedó convencido de que era una chanza, pero le pudo más la intriga. A las 2:00 a.m. decidió buscar un teléfono para salir de dudas.
Conectado
“Tranquilo”. Le volvieron a decir los empleados de la empresa privada de telecomunicaciones. El combatiente tomó aire. Por fin decidió volver a marcar. Unas timbradas y al otro lado la voz de una mujer. Sí, era su hermana.
Ella primero no le creyó nada. Segundos después hubo lágrimas en cercanía del campamento guerrillero y en la casa de una familia en Cali. “Pídale a su hermana el número del Whatsapp para mandarle fotos suyas y que ella nos envíe”, le sugirieron.
Así se hizo. Y el personaje central de esta historia se enteró de que ya tiene siete sobrinos nuevos, los cuales nacieron mientras él pasaba días y noches en el monte como protagonista de una guerra de 52 años que está a punto de cesar.
Con los acuerdos firmados con el Gobierno, los reencuentros empiezan a ser otro motivo para celebrar. A El Diamante, sede de la Conferencia guerrillera en San Vicente del Caguán (Caquetá), llegan por estos días padres, novias e hijos en busca de sus seres queridos, algunos ya los han encontrado.
Otro drama
Los empleados continuaron pendientes del desarrollo de la pequeña novela en la madrugada en el llano colombiano.
La voz de la hermana pasó del júbilo a la angustia. “A mi mamá la operan mañana del colon”, le anunció a su hermano guerrillero.
Los funcionarios le dieron otro consejo al oído. “Dígale a ella que le dé el celular de su mamá para que la alegre antes de la intervención quirúrgica”.
El muchacho marcó, marcó y marcó. Al final se enteró de que ella está aislada. La narración quedó en continuará, pues el guerrillero dijo que volvería el domingo en la tarde, pero ese día no estuvo por allí.
Lo importante es que una familia tendrá pronto a su hijo de retorno, concluyeron los trabajadores de las comunicaciones.
Foto | Tomada de Conferencia Farc | LA PATRIA
Los seres queridos llegan a los Llanos del Yarí a visitar a quienes no veían por años.
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