EFE | LA PATRIA | NARIÑO
Después de pasar cuatro de sus 38 años como miembro de un grupo paramilitar, Jairo Cuervo dio un giro a su vida y ahora se siente útil a la sociedad por su trabajo como desactivador de minas antipersona en el noroeste de Colombia.
Como muchos campesinos pobres, Cuervo se vio envuelto en la vorágine del conflicto armado colombiano sin tener una ideología ni de derecha ni de izquierda y acabó enrolado en el Bloque Héroes de Granada, un grupo paramilitar que asoló San Carlos y otros pueblos del oriente de Antioquia.
"Yo hacía parte del Ejército y me retiré para irme a trabajar al campo, pero cuando llegué allá me llevé la sorpresa de que ellos (la guerrilla) me sacaron corriendo de la finca, entonces como para cuidar mi propia vida tomé la decisión de irme con los otros (paramilitares)", relata en Nariño, otro pueblo de la zona.
Según cuenta, las Farc, con una fuerte presencia en el este de Antioquia, le dijeron "que si no trabajaba con ellos me tenía que ir" y fue así como pasó a engrosar las filas del grupo armado ilegal.
Con la desmovilización de los paramilitares a mediados de la década pasada, Cuervo regresó a la vida civil y se acogió a un programa de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), entidad adscrita a la Presidencia de la República, que ayuda a antiguos miembros de grupos armados ilegales en su reincorporación a la sociedad.
Fue a partir de entonces que la vida de Cuervo, un hombre de mediana estatura y piel curtida por el sol, empezó a dar un giro de 180 grados del cual hoy se siente orgulloso.
"Me siento contento, por lo menos es un trabajo digno donde lo que hace uno es hermoso", explica sobre su papel como desminador en la zona rural de Nariño, gracias a un convenio de la ACR con la ONG británica The Halo Trust.
Vistiendo una camiseta roja que lleva la inscripción "Yo desminé Nariño" Cuervo asistió el sábado al acto en el que el presidente, Juan Manuel Santos, declaró a los municipios de Nariño, La Unión y Guatapé "libres de sospecha de minas antipersonal".
El objetivo
"Lo que buscamos con el desminado humanitario fundamentalmente es entregar las tierras para su uso, su aprovechamiento y su goce; el desminado humanitario es precisamente la restitución de los derechos, el derecho a la vida, el derecho al uso de la tierra", explica el director de la Dirección para la Acción Integral contra Minas Antipersonal (Daicma), Sergio Bueno.
El acto reunió en Nariño, frente al Parque Educativo Macondo, a víctimas del conflicto armado y desminadores del programa de The Halo Trust que trabajan en conjunto con especialistas de la Brigada de Ingenieros de Desminado Humanitario del Ejército
"En San Carlos nos hacía un acompañamiento la ACR y dependiendo el desempeño de uno y del buen comportamiento lo tenían en cuenta a uno para otros trabajos, entonces como yo sobresalí ellos mismos me convocaron para trabajar en el desminado", explica.
Para declarar a La Unión y Guatapé "libres de sospecha de minas antipersonal", los especialistas de la Daicma investigaron denuncias de incidentes ocurridos en la zona y concluyeron que no fueron por minas ni por municiones sin explosionar.
En cambio en Nariño, pueblo arrasado por las bombas de las Farc en una sangrienta toma guerrillera perpetrada entre el 31 de julio y el 1 de agosto de 1999 que dejó 16 muertos entre civiles y policías y ocho uniformados secuestrados, la limpieza del territorio fue a fondo.
En total, The Halo Trust intervino 37 zonas rurales peligrosas de Nariño que suman un área de 113.926 metros cuadrados, de donde fueron retiradas 125 minas y dos municiones sin explotar, un trabajo minucioso que tardó tres años.
"Luego del entrenamiento lo llevan a uno hacia los campos que están minados y empezamos a hacer el procedimiento y así damos con los artefactos", simplifica Cuervo, quien señala que en esa tarea encontraron minas "de varias clases", como las que se activan por la tensión de una cuerda o las de detonante eléctrico.
"Después de hacer parte de un grupo al margen de la ley se siente una satisfacción, especialmente porque con eso estoy contribuyendo a la paz de Colombia, sí se puede", concluye Cuervo sobre su trabajo, con el cual ayuda a evitar que el conflicto armado, aún después de la firma de la paz con las Farc, siga causando víctimas.
Destacado
Entre 1990 y el pasado 30 de septiembre las minas antipersona causaron en Colombia 11 mil 460 víctimas directas, entre muertos y heridos, tanto militares como policías y civiles.
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