Un hecho importante de este 2016 sin duda fue la entrega del Premio Nobel al presidente Juan Manuel Santos, pero también, el momento en que las víctimas se pusieron de pie ante el Comité Noruego y en general, ante toda la comunidad internacional para dejar en claro que ellas motivaron dicho premio.
Una víctima fue Leyner Palacios, no solo por estar de pie y cogido de la mano con Clara Rojas, Ingrit Betancourt, Pastora Mira, la líder indígena Liliana Pechené, Héctor Abad Faciolince y Fabiola Perdomo, viuda de Juan Carlos Narváez, uno de los 11 diputados del Valle asesinados en el 2007, sino porque su historia hizo parte del discurso del Nobel.
“El 2 de mayo del 2002 un mortero rudimentario lanzado por las Farc, en medio de un combate con los paramilitares, cayó en la iglesia de su pueblo, Bojayá, donde sus habitantes habían buscado refugio. Murieron cerca de 80 hombres, mujeres y niños, ¡la mayoría niños!, en cuestión de segundos. Leyner perdió a 32 familiares, incluidos sus padres y tres hermanos menores”, dijo Santos en su discurso.
Pero perdonó, ese era el mensaje que quería dejar claro el mandatario colombiano ante la comunidad internacional, que víctimas como las de Bojayá fueron capaces de perdonar y que esa es la base de esperanza que permite la construcción de un proceso de paz.
“Hay varios momentos, un primer momento es reflexionar si tiene sentido guardar tanto odio, tanta rabia, tanta tristeza; guardarla lleva a que tú no puedas seguir viviendo. Uno debe liberarse de tanto dolor para seguir caminando la vida, uno no perdona para hacerle un favor al victimario, sino para hacerse un servicio a uno mismo y poder continuar”, dice Leyner sobre el perdón.
El momento de ese proceso, asegura: “es cuando tú te reconcilias con el victimario, y el victimario reconoce su responsabilidad, pide perdón. Entonces, uno recupera su dignidad. Ese es el escenario que tuvimos en Bojayá, hoy por eso estamos avanzando hacia la reconciliación. Hay que vernos como seres humanos, cuando yo miro al que me ocasionó un daño como una persona digna con derechos nos ponemos en un escenario diferente”.
Leyner tiene 40 años, está a punto de graduarse como abogado y es una de las víctimas que fue a La Habana. Trabaja en el Comité Por las Víctimas de Bojayá representando al municipio que ha dicho estar dispuesto a afrontar los retos que se vienen para el posconflicto, y es el primero en reconocer que lo que vendrá no será fácil.
“Se nos vienen momentos difíciles, momentos duros, pero mucho mejores que los de la guerra que estábamos viviendo. Se nos viene un escenario de mucha paz, mucha reconciliación, muchos encuentros con los victimarios, intercambios de convivencia con ellos, procesos de recibimiento en nuestra comunidades y yo creo que va a ser un momento bastante duro pero bonito”, dice.
Leyner terminó siendo uno de los personajes de este 2016, así como la particular camisa que llevó para la ceremonia de la entrega del Nobel. Una camisa que lució ante la comunidad internacional, y la cual hizo notar en cada foto que le pedían quienes fueron testigos de este evento.
“Esta camisa es muy importante porque las víctimas, sobre todo mujeres del departamento del Chocó que han sufrido la guerra, que han sufrido las tragedias, cuando se enteraron que íbamos a estar en esta ceremonia quisieron regalármela como una forma también de recordar a todos esos colombianos, a todas esas mujeres que en el campo han sufrido esta tragedia y que en el marco del recibimiento del Nobel fue un simbolismo”, señala.
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