
Bogotá.- Una larga discusión que se tomará por lo menos en los próximos diez meses comenzó esta semana, cuando el Gobierno Nacional llevó a discusión del Congreso de la República la llama reforma constitucional de los pesos y los contrapesos.
Aunque la misma fue uno de los principales referentes que tuvo el presidente Juan Manuel Santos durante la campaña de la reelección y abrió muchas expectativas por lo que alcanzaría, finalmente la misma se cerró a unos temas muy puntuales y otros que en opinión de analistas serían cosméticos. Lo fundamental será la eliminación de la reelección y acabar el voto preferente.
La reforma tal y como llegó al Congreso ya empezó a ser analizada por conocedores del tema. Una es la directora de la Misión de Observación Electoral, MOE, Alejandra Barrios, quien le ve muchas luces, pero también sombras a la enmienda constitucional que ya se tramita.
“Lo más importante de esta reforma es la eliminación de la reelección, es una buena decisión y fue acompañado de otra buena decisión que es no aumentar los períodos a más de cuatro años”, indicó la analista.
Opinión similar entrega el analista John Mario González, quien estima que “extender el periodo presidencial es un error y es un error aún mayúsculo querer justificar la ampliación de alcaldes y gobernadores; y peor aún es todavía pretender la unificación de periodos, porque eso se presta al clientelismo y que el presidente tenga incidencia sobre esas elecciones de alcaldes, gobernadores y se vaya en contra del equilibrio de los poderes que es el espíritu de la reforma”.
Este tema fue uno de los primeros problemas que tuvo que empezar a sortear el presidente Juan Manuel Santos inmediatamente su ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, radicó el proyecto, con el reclamo de los alcaldes porque no cumplió con la promesa de permitirles la reelección o ampliarles el período.
Un día después, el jueves, el mandatario asumió otra vez un compromiso con los alcaldes de las grandes capitales que llevará otra reforma al Congreso, aunque no dijo cuándo, para que unifiquen los mandatos de los alcaldes, gobernadores y Presidente de la República, para eliminar así los problemas de ejecución e inversión.
Para Barrios, lo hecho por Santos tiene razón, porque de lo contrario “se hubiese tenido que hacer una miniconstituyente si realmente se quisiera hacer un equilibrio entre los tres poderes y no sólo reformar un articulito.
Articular el sistema electoral a efectos que los partidos políticos se reduzcan, el voto preferente eliminado es lo mejor que se puede hacer.
Desde ya está cantado que esa reforma, eliminar la reelección, será apoyada por la mayoría de los partidos, pero tan sólo el uribismo se mantendrá en la idea que se continúe. En una reforma que en tal sentido también ya hace trámite, el Centro Democrático no hace referencia a su modificación.
EL VOTO PREFERENTE
La eliminación del voto preferente, la segunda gran reforma que se daría con esta enmienda constitucional tiene amigos y detractores, por lo que se puede llegar a alcanzar con el mismo.
Su idea es que al hacer las listas cerradas lo primero que tiene que hacer los partidos es fortalecerse, en eso coinciden los analistas González y Barrios, pero también le ven aspectos que generarán problemas.
“La eliminación del voto preferente obliga al partido a definir el orden de la lista antes de que le llegue a los ciudadanos, se debe buscar un mecanismo de democracia al interior del partido”, plantea González.
En su criterio, esa reforma no va a llevar a que los partidos, en especial los de la unidad nacional, voten en conjunto el artículo.
Por su parte, la directora de la MOE considera que será uno de los temas que más discusión tendrá, y cree que a la vez de darse la reforma se podrá abrir la discusión, posterior a los aspectos de la financiación de las campañas.
Frente a la posibilidad de que haya 11 senadores para los departamentos, que en la actualidad no tienen representación, Barrios indica que debe pensar muy bien la forma como se aplica, ya en las elecciones el cambio.
Su preocupación radica en que el tarjetón de Senado se volvería muy inmanejable, algo similar al de la Cámara en donde se encuentran diferentes circuncripciones. En este caso estaría la nacional, la especial para esas regiones y la de los indígenas, que escogen dos senadores.
CONGRESISTAS SIN INHABILIDAD
Un punto de la reforma que hasta el momento no ha sido muy comentado es el referente a la eliminación de las inhabilidades para los congresistas.
La reforma plantea que al permitir la “movilidad” de los congresistas, ellos podrán renunciar para ir a ocupar cargos en el Gobierno nacional o regional, una figura similar a lo que se tenía hasta antes de la Constitución de 1991.
Para John Mario González, es positivo ese cambio porque en su criterio se pueden recuperar liderazgos importantes al interior de los partidos, y no se debe entender sólo como la forma de clientelismo entre gobierno y Congreso.
Sin embargo, Alejandra Barrios sostiene que eso es muy peligroso, porque abre el paso a que se convierta en un pago de favores del Presidente de la República, ya no con partidos sino congresistas en particular, que en momento determinado le ayudaron a su elección o a tramitar reformas.
LOS TEMAS JUDICIALES
Un capítulo también que llevará a una discusión profunda serán los temas referentes a lo judicial, en donde está la eliminación de la Comisión de Acusación de la Cámara por un tribunal especial.
De la misma forma se vuelve a llevar la idea de eliminar el Consejo Superior de la Judicatura, figura que en la reforma judicial de 2012 tuvo serios opositores, iniciando por el Partido Conservador.
Igualmente. y como ya está pasando, los artículos referentes a cambiar la forma de elección del Procurador y Contralor no pasarán tan fácil. Ya se anunció que la Unidad Nacional propondrá reforma en esos artículos.
EL CRONOGRAMA
Esta por ser una reforma constitucional obliga a que en el Congreso se den ocho votaciones, cuatro en Senado y cuatro en Cámara en dos vueltas.
Por lo anterior, la primer vuelta se tendrá que surtir antes del 20 de diciembre, día en que terminan las sesiones ordinarias. Una reforma constitucional no se puede votar en sesiones extraordinarias.
Su paso por Senado, en donde arrancó, se espera que se cumpla a más tardar mediados de octubre y de allí pasa a la Cámara en donde tendría mes y medio para cumplir sus dos debates.
La segunda vuelta, si avanza la reforma, se empezará a dar desde marzo de 2015, nuevamente en Senado y luego en Cámara, para terminar antes del 16 de junio cuando finalizan las sesiones de la primera legislatura.
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