CLAUDIA POLANCO YERMANOS
EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
En Colombia, el segundo país más megadiverso del planeta y uno de los 12 más ricos en recursos naturales, es evidente la vulnerabilidad de estos por cuenta de los daños irreparables que causan el terrorismo, la contaminación y la deforestación, entre otros crecientes males.
Si bien en los 1.141.748 kilómetros cuadrados de superficie que posee Colombia habitan 62 mil 829 especies vivas, lo cierto es que lejos de protegerlas los ciudadanos parecen estar en una imparable carrera para destruirlas.
Así quedó evidenciado el pasado 7 de febrero cuando el caudaloso río Cauca, segundo en importancia del país, empezó a morirse de sed por el cierre de una compuerta en la hidroeléctrica en construcción de Ituango, que redujo su lecho aguas abajo de la presa a un valle de piedras y arena en el que los peces agonizaron por montones.
La emergencia generó solo en los dos primeros días la muerte de al menos 57 mil 309 peces, según Empresas Públicas de Medellín (EPM), responsable de la construcción de la hidroeléctrica.
Si bien la compañía llevó a cabo un plan de mitigación con el que se rescataron 263 mil 379 peces, el desastre ecológico fue de grandes proporciones, así como el impacto negativo en la economía de miles de ribereños que obtienen su sustento de la pesca.
Tras lo ocurrido, "el río Cauca nunca volverá a ser el mismo porque cambió su morfología para siempre", explicó a periodistas el geólogo y jefe de la oficina de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional, Germán Vargas.
Como si se tratara de una guerra contra el agua y las especies que allí habitan, el 13 de febrero la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln) atacó en Norte de Santander el oleoducto Caño Limón-Coveñas, de los más grandes del país.
El hecho, que es una práctica usual de esa guerrilla, ocasionó la rotura del oleoducto y la inmediata caída de crudo a la quebrada La Llana, cuya mancha se extendió hasta el río Catatumbo y abarca ya 125 kilómetros.
Expertos en medioambiente indicaron que al menos 86 especies ícticas (peces presentes en el lugar) y 26 nativas, entre peces, anfibios y mamíferos, se vieron afectadas por la contaminación del río que tardará entre 15 y 20 años en recuperarse.
Más preocupante aún es que sustancias como el antraceno y benzantraceno, que contiene el crudo que cayó al río, pueden generar cáncer, por lo que las autoridades han calificado lo ocurrido como un "ataque criminal" del Eln.
Las lesiones sufridas por el medioambiente a escala nacional son incalculables si se tiene en cuenta que el año pasado la infraestructura petrolera sufrió 107 atentados, la mayoría atribuidos al Eln y que ocasionaron el derramamiento de 21 mil barriles de petróleo.
Otra tragedia tiene que ver con el consumo de 24 kilos de plástico por persona al año en Colombia, según la ONG Greenpeace, lo que hace prever que el país se enfrenta a la posibilidad de padecer un "tsunami" ambiental por cuenta de la contaminación de mares y ríos con ese material.
"El panorama es aterrador porque los lugares más preciados en el país, como manglares, mares y ríos, sufren una contaminación por plástico inmensa", dijo la directora de Greenpeace Colombia, Silvia Gómez.
Tan grave es el problema del plástico que entre los 20 ríos más contaminados del planeta figuran el Amazonas, en el puesto siete, y el Magdalena, la principal arteria fluvial de Colombia, en el 15.
A las dificultades que experimentan los ríos, mares y tierra colombianos se suman las que enfrenta el aire.
La mala calidad del aire genera cerca de 8 mil muertes al año, según datos del Instituto Nacional de Salud (INS).
Otro mal que va en aumento en Colombia es la deforestación que creció en 2017 un 23%, de acuerdo con datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), entidad que señaló que la pérdida total de bosque natural fue de 219.973 hectáreas.
La "masacre" verde en la Amazonía es tal que en 2017 esa zona perdió 144.000 hectáreas de bosque, lo que representó un incremento del 65%.
Todo lo anterior contrasta con la "Política de Defensa y Seguridad" del Gobierno, una hoja de ruta para los desafíos que enfrenta el país y que por primera vez incluye al agua, la biodiversidad y el medioambiente como "activos estratégicos de la nación".
Política de defensa y seguridad de Duque
En la Política de Defensa y Seguridad que fue presentada el 6 de febrero por el presidente, Iván Duque, se destaca que por primera vez se califican como de interés nacional principal y prevalente el agua, la biodiversidad y el medio ambiente. Se convierte en un asunto de seguridad su protección y preservación frente a intereses foráneos y a la acción depredatoria del narcotráfico, la extracción ilícita de minerales y la deforestación. Es la hoja de ruta que responde a los desafíos de seguridad del país.
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