ARGEMIRO PIÑEROS
COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El miércoles pasado mientras que se decidía la suerte en el Congreso del plebiscito y de la reforma constitucional para desarrollar los acuerdos de paz, se dio una noticia que políticamente pasó desapercibida, el anuncio del regreso del Partido Conservador a la colación de gobierno: La Unidad Nacional.
La misma no trascendió debido a las críticas que se han dado entorno a la forma como viene operando la Unidad Nacional, en la cual el Partido Cambio Radical sería la colectividad que mejor trato tiene en el gobierno, situación que de forma insistente lleva a que dos distinguidas figuras de esa alianza: los senadores Roy Barreras (la U) y Horacio Serpa (liberal) expresen sus molestias.
Sin embargo, esas discrepancias de Barreras y Serpa, que representan a sus partidos, son tan sólo un elemento que se vive por esta época dentro de la Unidad Nacional, que entrará a vivir un nuevo momento desde el próximo año, en especial por la inminente terminación del conflicto armado que conlleva a la firma de los acuerdos de paz y la desmovilización de las Farc.
Vivita
Al ser consultado sobre cómo está la coalición, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, es contundente en expresar que va bien, “hay una unidad total, la Unidad Nacional está vivita y coleando”.
Sin embargo, de una opinión un poco diferente es la que tiene el presidente del liberalismo Horacio Serpa, quien contestó que “la Unidad Nacional existe, pero también tengo que decir con toda franqueza que hay inquietudes, preocupaciones que se deben superar y así se fortalezca con nuevos actores”.
Pero ha sido el propio presidente Juan Manuel Santos quien ha empezado a dar parte de tranquilidad a estos aliados políticos suyos. Tras la salida del general Óscar Naranjo del cargo de ministro para el posconflicto, el liberalismo recibió especial protagonismo en el tema de la paz con la presencia en ese cargo de Rafael Pardo, a quien le encargó ejecutar los acuerdos a los que se llegue con la guerrilla.
Con la U, Santos por el momento ha escuchado y se mostró de acuerdo en la propuesta de crear una gran agencia que pueda atender el posconflicto, pero también, según se dice en privado, estaría de acuerdo en darles un nuevo protagonismo en el gabinete presidencial el próximo año.
Cambio de gabinete
La renovación de titulares en varias de la carteras ministeriales sigue tomando fuerza en los mentideros políticos en los últimos días. Los cambios tendrían muchas razones, algunos que vienen del primer gobierno, otros porque no han salido bien librados, pero ante todo porque con el acuerdo de paz a punto de firmarse, el presidente Santos deberá dar presencia en su gobierno a otros sectores.
De ahí que se da el regreso de los conservadores, lo cual implicaría que los azules podrían estar más institucionalmente en el gobierno con carteras a nombre propio y no como pasa hoy que los ministros de Hacienda y Minas, Mauricio Cárdenas y Tomás González, lo hacen más por designación personal del jefe del Estado y para el conservatismo.
También se habla que Santos está próximo a concretar la llega de la izquierda a su equipo de gobierno, por lo que el nombre de la excandidata presidencial Clara López ha tomado especial importancia.
La presencia de estos dos sectores llevaría a que el gabinete presidencial se pueda mover y allí la U volvería a tener una participación especial.
“Si el conservatismo regresa completo para ayudar las políticas de paz, educación y equidad, nos va a alegrar muchísimo. La unidad nacional cada vez es más amplia, los estamos invitando a todos”, señaló el senador Barreras.
División
Para el senador conservador Juan Manuel Corzo, la llegada de su partido ayudará en especial a concretar el proceso de paz, en un propósito nacional que se tiene en todos los sectores del país, e incluso dice que los comentarios por temas en que se esté equivocando el gobierno no siempre se darán con debates de control político.
Corzo además es claro en señalar que esta posición del conservatismo no va a dejar contentos a todos los miembros de su partido (ver recuadro).
Por el momento, los cambios que tendrá la Unidad Nacional apenas se rumoran, pero en cuestión de días, menos de un mes, se estarán concretando y los notificara el propio jefe de la alianza, el presidente Juan Manuel Santos, quien espera seguir haciendo uso de sus dotes de buen jugador de poker y no perder la mano.
Opositora conservadora
La excandidata Marta Lucía Ramírez ya dijo que se opone a que le entreguen la colectividad al presidente Santos, bajo el gran paraguas que es la paz, tema con el cual se pueden sumar más asuntos de interés burocrático para senadores y representantes.
“El partido lo que ha planteado a su interior es la unidad del mismo, nosotros queremos es unificarnos eso ya pasó en Senado y en Cámara está la gran mayoría, y desde luego tener un planteamiento de agenda propia pero se entiende que algunos excandidatos pueden tener criterios respetables, pero a veces no saben lo que está pasando dentro de la política”, le respondió el senador conservador Juan Manuel Corzo a Ramírez, con quien curiosamente, en junio de 2014, acompañó al uribista y caldense Óscar Iván Zuluaga en su aspiración a la Presidencia de la República en la segunda vuelta.
Consenso sobre justicia, antes de firmar la paz
Aunque el pasado 23 de septiembre el Gobierno y las Farc sentaron las bases de un mecanismo de justicia transicional, siguen sin conocerse las precisiones del acuerdo de justicia.
No obstante, con un plazo fijado, avanzan las discusiones en torno a otros temas álgidos como el fin del conflicto y la desmovilización. Por esto, voces críticas al proceso, piden que primero haya claridad en torno a la justicia para poder firmar un acuerdo final de paz.
El excandidato a la vicepresidencia del uribismo, Carlos Holmes Trujillo, señaló que “es necesario buscar el equilibrio entre justicia y paz, procesos, investigación, juicio y castigo” a la guerrilla.
Además advirtió que se necesita “un acuerdo nacional de justicia antes de firmar acuerdo con las Farc", que sea refrendado por los mecanismos con los que ya cuenta la Constitución.
Durante el foro “El derecho frente a la Paz y la Guerra”, representantes de sectores políticos, sociales y académicos se dieron cita para abrir el debate en torno a cuáles serían las condiciones para eventuales negociaciones, incluyendo a otros actores al margen de la ley y cómo enviar un mensaje adecuado a la población en términos de justicia.
En ese sentido, Andrés Molano, director del Observatorio de Política y Estrategia América Latina, explicó que la preocupación que hay en el país por la justicia transicional, responde a un imaginario donde a mayor verdad por parte de un actor armado, menores serían las garantías a las víctimas y la responsabilidad para victimarios.
"Colombianos serán más afectados por administración de justicia ordinaria que por la transicional. Hay un camino por recorrer en justicia transicional de cara al postconflicto (…) si modelo de justicia transicional queda mal hecho con el tiempo pasará cuenta de cobro”, advirtió Molano.
Precisamente sobre los máximos punitivos que algunos sectores quieren ver reflejado en el acuerdo de justicia, el senador José Obdulio Gaviria, del Centro Democrático, explicó que en el actual proceso “lo que hay es un sometimiento del Estado a las Farc y no al revés".
A esto se sumó la conservadora Marta Lucía Ramírez, quien sin calificarse crítica de la paz, advierte que sí se opone a un proceso sin condiciones. "Hay que terminar esta negociación pero hay que ponerle condiciones a las Farc (…) el derecho es fundamental para la paz y para limitar el poder”.
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