Sahron Ramírez Santamaría
COLPRENSA | LA PATRIA | Bogotá
La hora de la verdad, o mejor, de las discusiones, ha llegado. Para mañana se tiene programada la primera reunión previa al inicio de las discusiones sobre la agenda establecida en La Habana (Cuba).
Será un encuentro técnico en el que los negociadores del Gobierno y las Farc hablarán sobre cuestiones logísticas y de procedimiento.
Según se dijo en Noruega, este primer encuentro será preparatorio, pero es posible que a partir de ese momento se comience a medir la temperatura de lo que será el transcurso de las negociaciones. Y puede ser que la temperatura se eleve, pues durante la instalación de la mesa los ánimos se calentaron al punto de que cada uno de los grupos negociadores tenía su propio grado calor.
Discursos
De acuerdo con algunos analistas, el discurso de las Farc en el acto de instalación no sorprende, pues tenían que mostrar ante el mundo su justificación para alzarse en armas y esa oportunidad no la podían desaprovechar. Entre tanto, el Gobierno se mostró inamovible en su posición de no incluir más temas en la agenda. Lo que ya está será lo que se discutirá, fue el mensaje que desde el 18 de octubre se viene divulgando.
Incluso, el presidente Santos advirtió hace pocos días que si el grupo guerrillero se ciñe a la agenda, habrá paz.
Pero mientras se avanza en ese sentido, parece que el discurso de Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, no cambiará y el tono de reproche, más que de reconciliación, estará sobre la mesa.
Lo cierto es que a poco tiempo de que comience la prueba de fuego de las negociaciones con las Farc, el 'Acuerdo General para la Terminación del Conflicto', limita los diálogos a un tiempo, que según el mandatario no se medirá en años sino en meses, y a unos puntos que sin duda generarán divergencias entre las partes, pero a través de los cuales se quiere llegar a consensos.
Para tener en cuenta
Hasta ahora, parece que las reglas sobre la dinámica de la discusión son más claras para el Gobierno, que ha hecho énfasis en que se mantendrá la discreción y evitará a toda costa los protagonismos.
Un protagonismo que las Farc quisieran aprovechar para buscar respaldo de la comunidad internacional o para desarrollar una agenda diplomática paralela a las negociaciones.
Sin embargo, la decisión del Gobierno de delimitar los levantamientos de las órdenes de captura a los negociadores solo para Cuba y Noruega, hace más difícil ese propósito.
El camino y la ruta están trazados, pero sin avances las negociaciones se podrían romper. Según el director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González, los negociadores del Gobierno “deben tener en cuenta que ante la opinión pública las Farc seguirán con su discurso tradicional, pues deben justificar las razones por las que se alzan en armas”. Pero dice que esto puede cambiar cuando se sienten en Cuba.
González cree que la pretensión de la guerrilla es “presentarse como una organización pacifista y humanitaria”, además de delegarle al Ejecutivo colombiano la responsabilidad de una eventual continuación del conflicto.
Respecto de los puntos a discutir, González dice que es una agenda pequeña que demanda una efectiva metodología para lograr acuerdos, pues cada tema -como el desarrollo agrario y las víctimas- podría dar para años de discusión.
“Se instaló la mesa y eso ya es un gran avance para el país. Ya hay una ruta y una agenda, ahora lo importante es que comiencen a dialogar”, añadió.
Por su parte, el analista Alfredo Rangel dijo que los negociadores del Gobierno deben tener en cuenta que el grupo guerrillero seguirá mostrándose como víctima y no como victimario, lo que podría dificultar la negociación.
Rangel resaltó que el Gobierno tiene claro en qué ceder y en qué no. Por ejemplo, dice que el cese del fuego no debe ser producto de un acuerdo bilateral sino del respeto que merece la población civil y de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario. “La guerrilla está obligada de manera unilateral y perentoria a dejar de violar el DIH, y no tiene ningún argumento para exigir que en contraprestación el Gobierno disminuya las operaciones militares”, sostuvo.
Primer punto será fundamental
El primer tema será el desarrollo integral agrario. Será el inicio de un punto de inflexión y que servirá para ir analizando en qué medida las dos partes están dispuestas a llegar a acuerdos.
Las principales cartas del Gobierno serán la ley de víctimas y restitución de tierras, así como el proyecto de ley del estatuto de desarrollo rural, que propone una legislación para asuntos rurales, una inversión más alta para ese sector para que, entre otras cosas, las tierras pasen a ser productivas y se beneficien los campesinos.
También se habla de la disposición de tierras productivas a mujeres campesinas jefes de hogar, abandonadas, viudas. Así como a las víctimas de desplazamiento forzado y los profesionales del agro dispuestos a poner su conocimiento al servicio del desarrollo rural.
No obstante, la ley de víctimas puede dar lugar a divergencias. ‘Iván Márquez’ dijo que "la titulación de tierras es una trampa, encarna el despojo legal, los campesinos no tienen más remedio que vender o arrendar a las transnacionales, a los que solo les interesa el saqueo de los recursos minero-energéticos".
A lo que Santos respondió: "cuando estos señores de las Farc dicen que esta es una ley de mentiras, es porque les estamos quitando las banderas, ellos saben perfectamente que esto es algo que les quita una de sus banderas de propaganda".
La hora cero de la segunda etapa de negociaciones está cerca. Lo que suceda en los próximos días será determinante, pues marcará una pauta y además porque los temas agrarios están relacionado con a las causas y luchas que desde su origen ha promulgado las Farc.
La agencia de prensa Efe indicó ayer que algunos líderes sociales de las regiones colombianas fronterizas con Ecuador, muy afectadas por el conflicto armado, preparan en Pasto (Nariño), sus propuestas para enviar a La Habana, donde el Gobierno y las Farc iniciarán mañana los contactos previos al diálogo.
Esta reunión, convocada por la Comisión de Paz del Congreso de Colombia, forma parte de las Mesas Regionales de Paz, que buscan reconocer los problemas reales de los territorios, especialmente los que viven más intensamente los estragos de la guerra.
En Pasto se reunieron líderes de los departamentos de Nariño y Putumayo, en representación de campesinos, indígenas, afrodescendientes, mujeres y jóvenes.
La Mesa Regional de Pasto es la cuarta que se constituye desde el 24 de octubre y está previsto celebrar nueve hasta el 22 de noviembre para aglutinar en un documento la realidad completa de Colombia.
La Comisión de Paz del Congreso, con el acompañamiento de la ONU, se encargará de hacer llegar las propuestas a la mesa de negociación de La Habana.
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