LA PATRIA | Manizales
Un informe del diario Q'hubo publicado el pasado domingo 8 de mayo mostró cómo el nivel educativo de los exguerrilleros es bastante bajo, de acuerdo con cifras del Ministerio de Educación. El 46,3% no tiene competencias de básica primaria y menos del 1% tiene competencias básicas de un bachiller.
Bajo esos parámetros, la reinserción de estos hombres y mujeres a la vida civil se constituye en un gran desafío para el Gobierno Nacional, en el caso de que se logre una firma de acuerdos con las Farc para ponerle fin al conflicto armado.
En torno a este asunto reflexionó ayer el exguerrillero del M-19 Otty Patiño,quien actualmente es docente en la Universidad de Manizales, durante el conversatorio de apertura de las VI Jornadas de Ciencia Política, organizadas por el Programa de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Manizales, que terminan hoy.
“El dinero que se invirtió en educación fue el único que no se perdió, no porque el resto se lo hubieran robado, sino porque los proyectos productivos no funcionaron, y hoy son muchos los exguerrilleros que lograron educarse y son útiles a la sociedad”, explicó Patino, al referirse a los desmovilizados del M-19.
Por eso, consideró que el Gobierno y las universidades deben pensar en programas especiales que les permita a los exguerrilleros aprender y graduarse rápidamente, sin tener que esperar a que se adapten a los sistemas tradicionales, lo cual fracasaría.
También expresó que sería un error esperar que vengan a las ciudades a educarse. “Las universidades tendrán el enorme reto de ir a los territorios con sus programas de educación”.
Hacer política sin armas
Ante la pregunta de un asistente acerca del peligro de que con los diálogos se les estén facilitando las cosas a las Farc para que se tomen el poder, el director de LA PATRIA, Nicolás Restrepo, quien también participó en el conversatorio, afirmó: “El objetivo del proceso de paz es que puedan hacer política sin armas, ellos no se van a desmovilizar para que los encarcelen. Claro que las Farc quieren el poder, y es legítimo que lo quieran si lo hacen siguiendo las reglas de la democracia”.
Agregó que es natural que haya una gran desconfianza ante las Farc, por todos los abusos que han cometido, pero que es importante leer con atención el discurso de Íngrid Betancourt, quien estuvo secuestrada cerca de seis años por esa guerrilla, y que regresó la semana pasada al país dispuesta a reconciliarse con quienes fueron sus victimarios. “Que haya una firma en La Habana sería un paso fundamental para nuestra democracia”, expresó.
El exguerrillero Otty Patiño expresó que, a partir de su propia experiencia, un proceso de paz es como un proceso de sanación, en el cual hay que trabajar muy duro para construir confianza, que es el principal capital para el desarrollo de un país.
Agregó que como parte de esa dinámica hay que acabar con la combinación de legalidad y de ilegalidad que ha imperado en la economía colombiana.
Por su parte, Manuel Andrés Triviño, de la Federación Nacional de Representantes Estudiantiles de Colombia (Fenares), hizo un llamado a “pasar la página” y llamó a los estudiantes a que se preparen para compartir espacios con los desmovilizados, sin discriminarlos.
Para hoy están previstos eventos en los que periodistas de la ciudad, voceros de las víctimas, académicos y algunos políticos aportarán sus puntos de vista sobrelos retos del posconflicto y las diversas miradas acerca de la paz. La programación comienza a partir de las 8:00 a.m. en el Aula Máxima de la Universidad Autónoma.
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