LUIS FELIPE MOLINA
LA PATRIA | MANIZALES
1914 fue un año definitivo para la política criolla. Los conservadores volvieron a la Presidencia de la República a través de José Vicente Concha, quien llegó al cargo por poco más de 300 mil votos. Concha, exministro y diplomático, conocía que la prudencia ante la creciente tensión internacional por la Gran Guerra era la mejor carta de presentación de un país gregario e inexplorado.
Colombia apenas se levantaba de la resaca por las extensas celebraciones y promesas incumplidas del primer siglo de la Independencia, eventualidades que comenzaron su atrevimiento burocrático desde 1907.
El país aún no se sacudía de la pérdida del istmo de Panamá y recibía, hace 100 años, una nota de disculpas de Estados Unidos por los hechos ocurridos en 1903 y que terminaron con la separación del territorio panameño. El tratado Urrutia Thompson entraría, entonces, a ser una guía para las relaciones entre ambos países, aun cuando los Estados Unidos pretendían seguir ajenos al ánimo beligerante europeo.
Por su lejanía y su poca participación en la política internacional y a falta de organismos de unión estratégica, Colombia sólo sufrió embates económicos como consecuencia de la Gran Guerra. La producción de café bajó, aunque no ostensiblemente. Luego, la guerra generó una paralización parcial del mercado local y el freno de las exportaciones de las pocas industrias internacionales presentes entonces en Colombia.
De pensamiento, escritura
La historia, cuando se olvida, es necesario repetirla. Tal como ocurre hoy en Venezuela en la actualidad, el papel periódico fue un factor de crisis en los medios impresos dada su escasez por la aparición del conflicto bélico en el centro y oriente europeo. Su poca producción puso en jaque varios informativos impresos de Bogotá, obligándolos a replantear su producción diaria.
Para el escritor bogotano Andrés Ospina, apasionado además por la novela histórica, la Colombia de 1914 se puede definir en unas cuantas palabras: pasividad, atraso, pobreza e insalubridad. "El conflicto internacional la afectó naturalmente, aunque al ser una economía más bien proteccionista y hermética no se sentía tanto, si bien en materias primas sí".
Diana Cazadora, hilarante creación literaria del poeta y cronista Clímaco Soto Borda, es una obra que logra enlazar las locuras del autor con las inclemencias de la realidad y la descompensación de la violencia, de las mismas malas posturas que cita el autor eran provenientes de Europa.
Para Soto Borda, el conflicto era un evento inverosímil, una inverosímil catástrofe. Colombia no estaba preparada para entender la magnitud de la confrontación europea, por lo que siguió narrando las monerías locales, llenas de aires bohemios y apartados de un mundo partido y repartido.
Eduardo Caballero Calderón, influyente escritor y ensayista, se adentró a trazar aún más sobre los impresionantes testimonios de barbaridades que llegaban por los cables de prensa desde Europa, previa huella de lo vivido en Colombia durante la Guerra de los Mil Días, fortín histórico de las causas básicas de la beligerancia.
Política y religión
Hace 100 años, Colombia veía una nueva forma política de colapsar. El Republicanismo, una mixtura política entre liberales moderados y conservadores históricos, parecía perder su norte, luego de la salida del poder del presidente Carlos E. Restrepo (1910-1914).
La Unión Republicana perdía las elecciones ante José Vicente Concha. El movimiento republicano, que comenzó sus gestas con la burocracia antioqueña, veía reducidas sus propuestas por los recalcitrantes principios de la política central colombiana, basados principalmente en la prominencia parroquial de los sacerdotes y la Iglesia Católica.
Posteriormente, en octubre de 1914, llegaría el escabroso asesinato del general Rafael Uribe Uribe a las afueras del Capitolio Nacional. La historia dicta que dos artesanos, Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, fueron los autores de un atroz homicidio cometido con un hacha. La sociedad capitalina se conmovió por la sevicia y brutalidad con la que murió el militar nacido en el Estado Soberano de Antioquia. Los asesinos de Uribe Uribe fueron condenados, cada uno, a 20 años de prisión
El caos permitió que el clero obtuviera el amplio control del orden colombiano. Aunque Restrepo apostaba por una fortalecida libertad de prensa, para la Iglesia era peligrosa la divulgación de tradiciones orales ajenas a la católica por medios de comunicación. Consecuentemente, el país transitó décadas de oscuridad literaria y cultural.
De hecho, en todo Santa Fe se llegó a creer que las palabras del sacerdote Francisco Margallo y Dusquesne hacían parte de una gran profecía que terminaría con la destrucción de la capital, lo que se agudizó luego de un terremoto en agosto de 1917.
Transporte a ‘la usanza’
En épocas tardías de ‘La Turega’, pocas formas reales de transporte había en Colombia. El cable se desprendía como una nueva opción en Caldas, naciente departamento modelo, pero Colombia no mejoraba sus carreteras, por lo que la principal apuesta era el transporte fluvial. Así se construyó la región, desde el puerto de Barranquilla, por el río Magdalena hasta Honda y desde allí hasta Manizales a lomo de mula.
Tras la entrada de los Estados Unidos a la Guerra en abril de 1917, 10 países latinoamericanos declararon la guerra a Alemania y a las potencias centrales o rompieron relaciones con Alemania, dejando atrás la neutralidad a la que se habían obligado, en busca de no afectar sus economías, toda vez que grandes exportaciones iban destinadas al Viejo Continente.
También lo hicieron Brasil, que incluso envió un contingente que llegó después de firmado el armisticio en noviembre de 1918; Bolivia, Panamá, Cuba y Uruguay. En Brasil fueron 42 los barcos atrapados. Según David Stevenson, autor de 1914-1918, con esta situación los Aliados y los estadounidenses pasaron a manejar cinco sextas partes del tonelaje mercante del mundo.
Colombia se mantuvo neutral hasta el final, pero esa posición obligaba también a impedir que barcos de combate de uno u otro bando que se encontraran en sus puertos zarparan. Así fue como llegó a Barranquilla
Un naufragio
Al inicio de la Primera Guerra Mundial, el barco Prinz August Wilhelm (PAW) se encontraba cerca de Jamaica, colonia británica, y buscó refugio en el primer puerto que encontró en Colombia, Santa Marta, ya que el país se había declarado neutral en este conflicto.
Al refugiarse en Santa Marta, el PAW permaneció 15 meses a un lado de la bahía. Cuando en la noche del 11 de noviembre de 1915 se escapó del puerto sin los papeles de zarpe, fue perseguido por una nave británica de guerra y entonces se refugió en Puerto Colombia, donde encontró el apoyo de la numerosa e importante colonia alemana en Barranquilla.
Cuando estaba allí, una comisión de la US Shipping Board de los Estados Unidos venía a Colombia a tomar posesión del barco por haberlo adquirido a la naviera Hamburg American Line. Ante esto, el capitán procedió a autodestruirlo, por órdenes del alto mando alemán, en la noche del 22 de abril de 1918, lo que lograron causando un incendio y su hundimiento.
Esta acción la asumió el gobierno alemán como un acto de patriotismo, debido a que la embarcación iba a ser tomada para transportar tropas estadounidenses al teatro de guerra en Europa y utilizada en contra de Alemania. En cuanto el gobierno colombiano, capturó en un principio a la tripulación y su capitán e inició una investigación.
Tiempo después fueron dejados en libertad, tras un juicio muy llamativo y discutido por la prensa local, que se encontraba dividida. Algunos se quedaron en Puerto Colombia y otros se dirigieron a Barranquilla y trabajaron en firmas alemanas hasta el final de la guerra. Esta historia la recoge en el libro De la gloria al olvido, el investigador colombiano Enrique Yidi.
El cable se afectó
De otro lado, el país comenzaba a interconectarse entre las principales urbes con vía ferroviaria. Para 1914 el turno era para Medellín, que recibía por primera vez una locomotora en sus tierras.
Por Caldas, el panorama no era prometedor. Al joven departamento del centro occidente colombiano, le tocaría sortear con tragedias que crecerían con el tiempo. El 13 de julio de 1914, Salamina, municipio de particular arraigo y pujanza, cayó devorado por las llamas.
El desarrollo de las obras se afectó, pues no llegaban los materiales al paso que se necesitaba. Por ejemplo, los promisorios cables de transporte, de la región que hoy ocupan el Eje Cafetero y Tolima, sufrieron un gran revés cuando las piezas de la torre No. 20 —de las 376 necesarias— del sistema de transporte de comunicación con Mariquita fue hundida en medio de su traslado desde Londres. Al navío lo atacó un submarino alemán en plena Primera Guerra Mundial.
Esto retó el ingenio de los colombianos y del constructor del cable, James Lindsay, quienes hicieron la torre en madera. Es la misma que hoy, restaurada, se exhibe en el parque Antonio Nariño, al frente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, sede Manizales.
Llegarían luego los años prometedores del café en Manizales, el crecimiento en la ciudad y su paso a ser un referente de la economía nacional, la ampliación de sus espacios culturales, aunque nunca abandonaría su corte conservador.
Bibliografía: Con información del Banco de la República, El Colombiano, Universidad de Los Andes, Revista Credencial, El Espectador y el libro Manizales 150 Años (LA PATRIA - Instituto Caldense de Cultura).
Entregas
Próxima entrega: 7 de agosto, La primera gran guerra de la economía.
Séptima entrega: El buque que abrió el fuego de la Gran Guerra. 28 de julio de 2014
Sexta entrega: Una mala paz. 27 de julio de 2014.
Quinta entrega: Las principales batallas de la Primera Guerra Mundial. 20 de julio de 2014.
Cuarta entrega: Hicieron de la guerra un asunto mundial. 13 de julio de 2014.
Tercera entrega: De la caballería a la tecnología. 6 de julio de 2014.
Segunda entrega: El siglo XIX alinderó fueras para las guerras del siglo XX - Un mundo de cambios. 29 de junio de 2014.
Primera entrega: 100 años del archiduque Francisco Fernando - Un crimen que cambió la historia. 28 de junio de 2014.
En Latinoamérica
Tras la entrada de los Estados Unidos a la Guerra en abril de 1917, 10 países latinoamericanos declararon la guerra a Alemania y a las potencias centrales o rompieron relaciones,a dejando atrás la neutralidad a la que se habían obligado, en busca de no afectar sus economías, toda vez que grandes exportaciones iban destinadas al Viejo Continente.
También lo hicieron Brasil, que incluso envió un contingente que llegó después de firmado el armisticio en noviembre de 1918; Bolivia, Panamá, Cuba y Uruguay. En Brasil fueron 42 los barcos atrapados. Según David Stevenson, autor de 1914-1918, con esta situación los Aliados y los estadounidenses pasaron a manejar cinco sextas partes del tonelaje mercante del mundo.
Colombia se mantuvo neutral hasta el final.
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