
Juan Pablo Gómez
COLPRENSA | LA PATRIA
Lapa: molusco gasterópodo de concha cónica con abertura oblonga, lisa o con estrías, que vive asido fuertemente a las rocas de las costas. Así define la Real Academia Española de la Lengua la nueva palabra que esta semana estuvo en boca de los colombianos, aunque no precisamente por cuenta del animalito cuya longitud no supera los 10 centímetros.
Con ese mismo nombre se conoce al tipo de bomba con la que el pasado martes se atentó contra el exministro Fernando Londoño, hechos en los que murieron el intendente de la Policía Rosemberg Burbano, integrante de su cuerpo de seguridad, y José Rodríguez, su conductor. El atentado sería obra de las Farc, que habrían pagado $2 mil millones.
El artefacto no es nuevo en la historia militar. El primer atentado cometido con una bomba de esta naturaleza data de 1917. En esa oportunidad, las Fuerzas Militares italianas hundieron el destructor inglés Dreadnought, durante la Primera Guerra Mundial.
El teniente coronel Miguel Fernández González, del Centro Nacional contra Artefactos Explosivos Improvisados y Minas, de la Jefatura de Ingenieros del Ejército, explica que “durante la Segunda Guerra Mundial los ingleses hicieron lo propio, pero con buques alemanes”.
Según explica Fernández, al artefacto le adoptaron el nombre del molusco debido a que simula la adherencia que el animal hace en las rocas. Es decir, que para que sea detonado debe ir pegado al blanco, que por lo general es un medio de transporte. “Para ser adherido se puede emplear un imán, un pegante potente o una cinta adhesiva de doble faz. Todo depende del peso del artefacto”, precisa el teniente coronel.
El imán cumple, además de la de fijar, otra función dentro del acto terrorista. Por tratarse de un accesorio de metal, al momento de la detonación se fragmenta, con lo que sus esquirlas también constituyen peligro para quienes se encuentren cerca. Un oficio similar cumple el envase que recubre el explosivo, en el evento de que sea de metal.
Su activación es como la de cualquier otro explosivo. Por lo general puede ser vía celular o con un control remoto, así como con sofisticados mecanismos que requieren un poco más de tiempo para ser activados. De allí que los investigadores que tienen a su cargo el caso Londoño hayan descartado la segunda conjetura, para concentrarse en la primera, específicamente en la del control.
Una fuente cercana a las pesquisas sobre el caso de esta semana sostuvo que sería uno de estos aparatos, similar al de un eleva vidrios eléctrico de un carro, el que detonó la bomba. “La explicación es sencilla. Si hubiera sido un celular habrían corrido el riesgo de que la llamada no hubiera salido o se hubiera caído la señal, mientras que con uno de estos controles hay una mayor efectividad para que detone”, precisó.
Posterior a la Primera Guerra Mundial, la lapa se extendió a otros conflictos y fue utilizada por varios grupos. El IRA, en Irlanda; ETA, en España; los chechenos contra los rusos; los afganos e, incluso, en Vietnam. A partir de esa tradición de grupos terroristas es que se empiezan a tejer las hipótesis sobre quiénes le querían quitar la vida a Londoño.
El primero en lanzarse con una teoría sobre los responsables fue el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Luis Eduardo Martínez. Tras ser consultado por el hecho, el oficial dijo que era “atribuido a las Farc”. Minutos más tarde fue desmentido por el propio presidente Juan Manuel Santos, quien le salió al paso a lo dicho por el jefe de la Policía en la capital de la República. “Aún no es claro”, afirmó Santos el martes al comienzo de la tarde.
Analistas creen que Santos entregó esa declaración a raíz de que ese día se discutía en el Senado el polémico Marco Legal para la Paz, que el propio Londoño ha atacado tanto, desde su programa radial ‘La hora de la verdad’, de Radio Súper, y desde las columnas de opinión en los principales diarios del país.
Sin embargo, con el paso de los días, es más fuerte la tendencia a creer que la guerrilla de las Farc sea la responsable del atentado ya que ataques como el del martes tienen la firma de la columna ‘Teófilo Forero’.
“Durante la llamada ‘zona de distensión’ hubo presencia de integrantes de la ETA que instruyeron a gente de la ‘Teófilo’ en materia de explosivos y armas no convencionales, por eso es que fueron ellos (los de la columna guerrillera)”, sostuvo una fuente.
Informes de inteligencia, además, dan cuenta de que alias ‘El Paisa’, cabecilla de esa facción de las Farc, habría ofrecido dos mil millones de pesos para que se perpetrara el hecho. Este monto fue entregado hace cerca de un mes, tiempo en el cual se iniciaron las labores de seguimiento en contra del exministro.
“ ‘El paisa’ hizo parte de los sicarios de Pablo Escobar, estuvo en la época más violenta de los narcotraficantes de las décadas de los ochenta y los noventa (del siglo pasado), eso lo heredó él y llevó esos procedimientos a la guerrilla. Él aprendió todos esos actos terroristas”, precisó la misma fuente, al tiempo que recordó que la bomba en el Club El Nogal fue de la autoría de la columna ‘Teófilo Forero’.
Hace cerca de dos meses un infiltrado en la guerrilla les advirtió a las autoridades sobre un atentado que se realizaría en Bogotá en contra de algún ministro, por lo que fueron reforzados los esquemas de seguridad de los funcionarios que hoy hacen parte del gabinete.
Incluso, en la mañana del martes hubo certeza de que el carro bomba desactivado en el sur de Bogotá era el destinado para ese ataque, ya que ese día se iniciaba el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Esa teoría fue fuerte entre las autoridades, pese a que oficialmente se dijo que el atentado iba contra el comando de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Hoy se cree que la desactivación de ese carro bomba, en el sur de la ciudad, fue un acto para centrar la atención de las unidades antiexplosivos y así poder preparar el atentado del norte, contra Londoño.
El exministro caldense Fernando Londoño Hoyos fue dado de alta en la noche del viernes de la Clínica del Country, en la capital del país, luego de permanecer durante cuatro días en el centro médico. La determinación se dio ante el positivo avance en su estado de salud.
Pese a que Londoño Hoyos abandonó el centro asistencial permanecerá bajo observación médica, por las secuelas que dejó la explosión luego del atentado que iba dirigido en su contra y que tuvo lugar el pasado 15 de mayo.
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