EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
El exjefe paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, llegó el sábado a Colombia extraditado de Estados Unidos, donde cumplió una condena de 11años de privación de libertad por narcotráfico.
Migración Colombia detalló en un comunicado que a su regreso al país, funcionarios de la entidad lo detuvieron y lo pusieron a disposición de las autoridades competentes.
En Colombia, el exjefe del Bloque Central Bolívar de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) deberá responder por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir y homicidio en persona protegida.
Macaco fue extraditado a Estados Unidos en mayo del 2008 ante acusaciones y órdenes de arresto emitidas en los distritos de Columbia y el sur de la Florida.
En enero del 2010, se declaró culpable en el Distrito de Columbia de los delitos de conspiración para manufacturar y distribuir 5 kilogramos o más de cocaína con la intención de exportarla a EE.UU., entre otros cargos.
En junio del mismo año se declaró también culpable en el distrito sur de Florida del cargo de conspiración para importar miles de kilos de cocaína con destino al país norteamericano, entre otros.
Según las autoridades norteamericanas, Macaco envío a ese país miles de kilos de cocaína desde Colombia hacia Centroamérica, México y Estados Unidos.
Las AUC se desmovilizaron en 2006 tras llegar a un acuerdo con el Gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010), pero Macaco continuó delinquiendo desde la cárcel, por lo que fue extraditado.
Junto a Macaco fueron entregados a la Justicia de EE.UU. en 2008 una docena de jefes paramilitares para que respondieran por diversos delitos.
Su brazo armado en Caldas
El Frente Cacique Pipintá que operó en Caldas pertenecía al Bloque Central Bolívar de las Auc, comandado por Carlos Mario Jiménez, alias Macaco. Para el 2001 estaba dirigido por alias Alberto Guerrero, divido en seis grupos de contraguerrilla: Las Águilas, Las Cobras, Los escorpiones, Los Halcones o Grupo Delta y Los Buitres. Cada uno de esos grupos de contraguerrilla tuvo entre 15 y 20 hombres.
Al ser parte del Bloque Central Bolívar, el Frente Cacique Pipintá heredó los estatutos disciplinarios que regían a los miembros de la organización. Cuando alguno no cumplía lo que allí se estipulaba recibían sanciones que podían ser económicas, de esfuerzo físico o, la más alta, la ejecución.
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