
Desde que se planteó la idea de negociar la paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), se puso como condición que este grupo dejara el secuestro. Con la reciente liberación del geólogo canadiense Gernot Wober y la disposición del presidente Juan Manuel Santos, esa posibilidad se acerca cada día más.
Sin embargo, los actuales diálogos con la guerrilla de las Farc, la cercanía de las elecciones, así como la constante oposición del expresidente Álvaro Uribe y sus seguidores, hacen que sea un poco difícil determinar la posibilidad real de ese acercamiento.
A pesar de que hay muchos colombianos que anhelan la paz, hay quienes piensan que iniciar ese proceso en este momento generaría más complicaciones e incluso podría deteriorar los diálogos con las Farc.
CÓMO SE REALIZARÍAN LOS DIÁLOGOS
La forma más probable en que se realizarían estos diálogos es a través de una mesa de negociación conformada por una comisión del Gobierno y otra de la guerrilla del ELN. En cuanto al lugar, no se sugiere que sea en Cuba, donde se desarrollan los diálogos con las Farc, sino en otro país.
Moritz Akerman, quien actuó como garante de la sociedad civil en los diálogos entre el gobierno de Álvaro Uribe y el ELN, afirmó en el periódico El Colombiano que los diálogos se podrían llevar a cabo en uno de los países que han ofrecido su apoyo al proceso de paz, que podrían ser Brasil, Bolivia o Uruguay.
Ante esto la probabilidad más alta se inclina hacia Uruguay, luego de que el presidente de ese país, José Alberto Mujica, anunciara su voluntad de colaborar con este eventual proceso y la invitación que le hizo la ministra de Relaciones María Ángela Holguín, para que viniera a Colombia para hablar con el presidente Santos al respecto.
Una de las dificultades que se anuncian para el inicio de este proceso es el hecho de que tendría que llevarse a cabo al mismo tiempo con el de las Farc.
El excomisionado de Paz, Camilo Gómez le resto importancia a este tema diciendo que “tanto para el Estado colombiano, como para los grupos guerrilleros es mucho mejor un proceso independiente para cada uno sin importar si se llevan o no en forma paralela”.
Esa postura la comparte el representante a la Cámara Iván Cepeda, del Polo Democrático, quien afirmó que “el ELN es una guerrilla de orígenes diferentes a los de las Farc, tiene un ideario político diferente por lo que es necesario que el nuevo proceso se ajuste a esas particularidades”.
Esta afirmación fue respaldada por el también representante a la Cámara, y jefe del Partido Liberal, Simón Gaviria, quien recordó que “mientras el ELN históricamente ha hecho una búsqueda por el tema minero-energético, las Farc han hablado más del tema agropecuario y de tierras”. Para él, “mezclar los temas en este momento sería peligroso por lo que sería más conveniente pensar en temas separados”.
También tuvo una perspectiva optimista el exembajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Julio Londoño quien afirmó que, sin importar el procedimiento que se elija, probablemente el Gobierno “podrá buscar las fórmulas adecuadas para que todo se lleve a cabo paralelamente”.
En la otra orilla esta el exviceministro de Defensa, Rafael Guarín, quien afirmó que de negociar con el ELN en este momento se tendrían que brindar las mismas garantías que a las Farc y “no es conveniente seguir negociando con dos grupos que no hayan abandonado la violencia”.
Otra dificultad que menciona es que las demandas del ELN son diferentes a las de las Farc, “lo que implicaría que el ELN va a pretender que temas que no han sido definidos o acordados con las Farc, sean puestos de nuevo en la mesa de negociación”.
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