El objetivo del papa Francisco durante su recorrido por Villavicencio quedó claro: llevarles a los colombianos un mensaje de reconciliación nacional, que permita sanar las heridas que han dejado décadas de conflicto armado y violencia en el país. “Que allá donde haya odio y resentimiento, pongamos amor y misericordia”, dijo el santo padre en uno de sus discursos en la capital del Meta citando una oración atribuida a san Francisco de Asís.
La jornada estuvo marcada por las palabras perdón, verdad y reencuentro. Desde su partida en el Aeropuerto Militar de Catam, donde bendijo a los uniformados caídos y heridos durante años de conflicto, hasta su reunión con cientos de víctimas en el Parque las Malocas de Villavicencio, evento en el que además estuvo presente un símbolo de esa violencia que el Papa pidió dejar atrás: el Cristo mutilado de Bojayá, que viajó desde el Chocó hasta los Llanos Orientales para ese encuentro especial con Francisco.
Romper la cadena
El momento más emotivo llegó con el crudo relato de Pastora Mira, cuyo padre, marido y dos hijos fueron asesinados por diferentes grupos armados ilegales.
La generosidad y fe de esta mujer le hicieron cuidar al asesino de su padre y al de uno de sus hijos, que llegó a su casa herido y tras identificarlo por las fotos confesó haber participado en el crimen.
Fue en ese momento cuando el papa pareció al borde del llanto, pero lo contuvo y en su discurso le dijo: "Tienes razón: la violencia engendra más violencia, el odio más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena".
"Tú, querida Pastora, y tantos otros como tú, nos han demostrado que es posible", dijo el obispo de Roma acerca de esta mujer que es ejemplo de cómo se puede romper el círculo de la violencia.
Al concluir el acto recibió a dos niñas vestidas con trajes folclóricos de la región que le pidieron bendecir los árboles que plantarán en un bosque de reconciliación y paz.
Ya benditos, los árboles partieron rumbo al parque donde crecerán. Igual que la nueva Colombia sin sangre.
Mensajes del papa tras su visita a la segunda ciudad de su periplo por Colombia:
1. Cristo roto y amputado
El encuentro del papa Francisco con las víctimas se realizó frente al Cristo de Bojayá, que fue testigo el 2 de mayo del 2002 de una de las peores masacres en la historia del país.
“Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no solo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas y tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios”, dijo el Papa.
“Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es más Cristo aún, porque nos muestra una vez más que él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia”, agregó Francisco.
El Sumo Pontífice, ante cientos de víctimas que lo escuchaban, aseguró que el Cristo de Bojayá “nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a él y con él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor”.
2. Hay esperanza para quien hizo el mal
En su discurso ante las víctimas del conflicto en el Parque las Malocas, el Papa Francisco aseguró que resulta difícil aceptar el cambio de quienes apelaron a la violencia cruel para promover sus fines, para proteger negocios ilícitos y enriquecerse o para, engañosamente, creer estar defendiendo la vida de sus hermanos.
“Es cierto que en este enorme campo que es Colombia todavía hay espacio para la cizaña. Ustedes estén atentos a los frutos, cuiden el trigo y no pierdan la paz por la cizaña”, dijo.
3. Asumir la verdad
Francisco reconoció que en todo este proceso, largo, difícil, pero esperanzador de la reconciliación, resulta indispensable también asumir la verdad.
“Es un desafío grande pero necesario. La verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia. La verdad no debe, de hecho, conducir a la venganza, sino más bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos”, agregó.
4. Colombia, déjate reconciliar
Francisco cerró su intervención con un pedido puntual para Colombia: “abre tu corazón de pueblo de Dios y déjate reconciliar. No temas a la verdad ni a la justicia”, dijo.
Y agregó: “Queridos colombianos: No tengan temor a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno. Que podamos habitar en armonía y fraternidad, como desea el Señor”.
Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, máximo líder de las Farc, le pidió perdón en una carta al papa Francisco por las miles de víctimas que dejó esa guerrilla en Colombia.
"Sus reiteradas exposiciones acerca de la misericordia infinita de Dios me mueven a suplicar su perdón por cualquier lágrima o dolor que hayamos ocasionado al pueblo de Colombia o a uno de sus integrantes", dijo Timochenko en la misiva.
Agregó, que los exguerrilleros perdonaron a quienes fueron sus enemigos y cumplieron un acto de contrición indispensable para reconocer sus errores y pedir perdón a todos los hombres y mujeres que de algún modo fueron víctimas de su accionar.
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