COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El riosuceño Rigoberto Echeverri, presidente de la Corte Suprema de Justicia, revela que el escándalo del Cartel de la Toga fue el peor después de la toma del Palacio de Justicia en 1985, aunque destacó la capacidad de las instituciones y de la propia corporación para investigar ese caso de supuesto direccionamiento de procesos a cambio de sumas de dinero.
Echeverri reveló igualmente que el reto que tiene la Corte para el 2018 es reconstruir la imagen del alto tribunal y seguir haciendo modificaciones al reglamento para ser más transparentes.
Además, el jurista anunció que se citará a una Sala Plena extraordinaria el 15 de enero para que en ella el magistrado Gustavo Malo, investigado en la Comisión de Acusaciones por este caso, dé sus explicaciones y se decida si se le aplica o no el nuevo reglamento para relevarlo de sus funciones. Esto, en caso de que no renuncie o que no pida una nueva licencia no remunerada.
Este año la Corte tuvo que enfrentar su peor crisis por actos de corrupción de exintegrantes e integrantes. ¿Cuál es un balance?
El escándalo estalló en agosto y desde ahí se decidió priorizar las investigaciones de los casos de corrupción que se estaban denunciando. Con el liderazgo de la Corte, en un corto tiempo se logró cerrar la investigación del senador Musa Besaile, se le abrió investigación al senador Álvaro Ashton y se le recibió indagatoria por el cohecho. En la Comisión de Acusaciones se cerró la investigación contra Gustavo Malo y en la Fiscalía se le imputaron cargos al exmagistrado Francisco Ricaurte. Eso lo que indica es que las instituciones están funcionando muy bien y que a pesar de que la corrupción está afectando lo estamentos estatales, las instituciones están fuertes.
La Corte tuvo que compulsar copias contra dos de sus expresidentes. ¿Ya se salió avante de la situación ante el país?
No. Aunque se avanzó en las investigaciones y se logró dimensionar el fenómeno de corrupción que venía ocurriendo, lo que sigue para el año entrante es ya establecer las responsabilidades de las personas involucradas y sancionarlas. Ese es el reto y, como siempre hemos dicho, los magistrados somos los principales interesados en que se investiguen los hechos de corrupción lo más pronto posible para poder quitar ese velo de duda que se tiende sobre la institución.
La Corte empezó a reformar su reglamento. ¿Ya se había contemplado o fue una respuesta al escándalo?
La verdad que yo conozca nunca en la historia reciente de la Corte se había dado un caso semejante y el antecedente más cercano era el de la Corte Constitucional. No creímos que fuera a llegar y creo que los antecesores, los que hicieron el reglamento, tampoco pensaron que se pudiera presentar un caso de estos o por lo menos no se previó. Ya sobre la marcha y con el ánimo de evitar que se paralizara la justicia, precisamente por las investigaciones que se están adelantando, y las sindicaciones contra un magistrado activo de la Corte, se pensó en esta herramienta de poder separar al magistrado de sus funciones.
El otro año es electoral y ya se habla de reforma a la justicia, incluso avanza un proyecto de Ley para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. ¿Cómo hacer la reforma a la justicia en este escenario?
Ya lo había previsto cuando se hizo el encuentro de la Jurisdicción Ordinaria en Manizales, que en esta época electoral iban a presentarse múltiples propuestas de reforma a la justicia. Lo que siempre hemos sostenido es que una reforma, que implica la revisión de la Constitución, debe hacerse con cabeza fría y no al calor de una campaña electoral ni en el momento para salirle al paso a un acto coyuntural como el que se dio este año. Veo bien esperar al nuevo gobierno, el que sea, para mirar los puntos.
Le tocó una dura presidencia. ¿Cansado?
(Risas) La verdad esta fue la peor crisis de la Corte que yo haya conocido después de la toma del Palacio de Justicia.
¿Así de grande?
Sí, así se ha venido catalogando. Algunos dicen que es la peor. Lo que pasa es que cuando ya han avanzado las investigaciones y se han esclarecido los hechos, ya el dramatismo de cuando salió el escándalo se va calmando, porque ya la gente va sabiendo quiénes son los protagonistas y hasta dónde llegó ese posible acto de corrupción de la Corte. Ya viéndolo desde acá uno ve que no era tan grande, pero cuando estalló fue terrible.
Pero ¿ve lo que viene con esperanza?
Creo que estas crisis tienen algo positivo y es que cualquier hecho de corrupción que se pudo haber presentado en el pasado en este momento está neutralizado. Se logró establecer que las instituciones son fuertes para combatir la corrupción, funcionaron excelente, bien, sincronizadas. Eso le da fortaleza a la Corte y le da una oportunidad de empezar a rediseñar su estructura interna para poder dar más transparencia y mejorar la imagen que ha venido decayendo. Es hora de empezar a renacer.
Al 30 de noviembre del 2017, fueron 25 mil 839 providencias realizadas por la Corte Suprema de Justicia. De esas, 16 mil 693 fueron tutelas y 9 mil 146 recursos extraordinarios, inadmisiones. A esto se suman 2 mil 716 recursos de casación fallados.
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