COLPRENSA | LA PATRIA | Bogotá
De la peor manera posible terminó la búsqueda, que desde hace nueve días, adelantaban familiares y compañeros del patrullero de la Policía caldense Jairo Alberto Díaz Vergara.
Vestido con una camiseta verde oliva, con signos de tortura, baleado y metido entre una bolsa plástica, el cuerpo sin vida del uniformado fue hallado ayer en la noche en un caño de la localidad de Usaquén.
Miembros del cuerpo de socorro de la Policía (Ponalsar) lo encontraron a la altura de la calle 174 con carrera Cuarta, flotando en las aguas putrefactas de un canal que atraviesa el mismo cerro en el que el policía había desaparecido mientras atendía un llamado de emergencia el pasado domingo 27 de enero.
Al parecer, el fuerte aguacero que cayó ayer sobre la ciudad hizo que los niveles de agua del caño se elevaran y sacaran a flote el cadáver del uniformado.
Aquel 27 de enero, en horas de la tarde, Díaz y tres de sus compañeros del CAI Villa Nidia recibieron una llamada en la que les informaban sobre la supuesta presencia de hombres armados en la parte alta de los Cerros Nororientales de Bogotá, entre los barrios Santa Cecilia y Cerro Norte.
Los uniformados decidieron separarse en el Cerro para hacer más efectiva la búsqueda de los sospechosos. En un momento Díaz se internó en la maleza y no volvió a ser visto por quienes lo acompañaban.
Al ver que no aparecía, sus compañeros decidieron avisar a sus superiores sobre lo sucedido, por lo que organismos de socorro y otros hombres de la Policía iniciaron lo que luego se convertiría en una búsqueda de nueve días.
Ahora lo que se busca establecer es quién o quiénes están detrás de este macabro crimen, pues con el hallazgo del cadáver toma fuerza la hipótesis de que Díaz habría sido secuestrado (ver recuadro).
Anoche al cierre de esta edición, personal de criminalística adelantaba la diligencia de levantamiento del cadáver.
¿Lo secuestraron para matarlo?
Aunque en la mañana de ayer el general Luis Eduardo Martínez, comandante de la Policía de Bogotá, había dicho que no había hipótesis acerca del paradero y la suerte del patrullero Díaz, con el hallazgo de su cadáver toma fuerza la versión de que este habría sido secuestrado por bandas criminales que actúan en la zona y querían cobrarle una importante incautación de droga. Esta teoría es materia de investigación.
El dato
9 días llevaba en el CAI de Villa Nidia el patrullero Díaz cuando desapareció.
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