
Es difícil que las mujeres denuncien porque están coaccionadas desde sus países de origen. Explotación.
Inés Benítez
IPS | LA PATRIA | Málaga (España)
María vino a España de Paraguay para trabajar de aseadora en un hotel, pero era un engaño y acabó en un club obligada a prostituirse. Una noche se sinceró con un cliente que, impresionado por su historia, contrató sus servicios durante días hasta que le consiguió un empleo lejos y después se casó con ella.
Parece el guión de una película con final feliz, pero es un caso real y reciente, que contó la trabajadora social Felicia Carmen Marecos, del Consulado General del Paraguay en Málaga. Una entre tantas historias de mujeres que buscaban huir de la pobreza y cayeron en las redes de trata de personas.
La mayoría de las víctimas de trata con fines de explotación sexual identificadas en España provienen de Brasil, China, Nigeria, Paraguay y Rumania, según fuentes policiales, que cifran en 12.000 las potenciales afectadas y en cinco millones de euros (seis millones de dólares) la ganancia diaria de las mafias de este delito en el país.
Temor
María, un nombre ficticio, vino a España alentada por su hermana, quien ya vivía en Madrid y formaba parte del engaño. Las mujeres forzadas a ejercer la prostitución suelen ser captadas con ayuda de familiares, amigos o conocidos.
La joven se atrevió a denunciar su caso. Pero es difícil que las mujeres lo hagan “porque están coaccionadas desde sus países de origen”, advirtió la especialista en migraciones y trata de seres humanos del Colectivo Caminando Fronteras, Helena Maleno.
Muchas no hablan español, están amenazadas, endeudadas, ignoran que hay ayudas, carecen de documentación y temen a la policía.
Además, “no suelen reconocerse a sí mismas como víctimas”, apuntó Paula Mandillo, trabajadora social de la asociación malagueña Mujer Emancipada, que en 2012 ayudó a más de un centenar de mujeres, sobre todo nigerianas y rumanas.
Sensibilizar
Las organizaciones de la Red Española contra la Trata de Personas reclaman una ley integral contra el delito, que penalice todas sus formas y no solo la destinada a la explotación sexual.
También piden un enfoque de derechos humanos, porque, aseguran, “prima un tratamiento puramente criminal o centrado en la prevención y persecución del delito, así como del control de la migración”.
Un ejemplo es el caso de una joven rumana de 24 años, multada en varias ocasiones por la policía por ejercer la prostitución en las calles de Barcelona, se suicidó el 23 de septiembre y solo entonces se supo que había sido víctima de una red que desde 2000 explotó sexualmente a 200 mujeres, y que el proxeneta era su propio marido.
“Para sensibilizar a la sociedad de lo que está pasando hay que tener claro que trata no es prostitución ni inmigración irregular, sino que hay inmigrantes irregulares y personas en explotación sexual que son víctimas de trata”, enfatizó Maleno.
Si las autoridades españolas encuentran indicios de que una mujer en situación irregular es víctima de trata, deben notificarle que tiene derecho a un periodo de 30 días de restablecimiento y reflexión.
En ese plazo se suspenden los expedientes de expulsión, cuentan con el asesoramiento de una organización especializada y deciden si denuncian y colaboran con las autoridades policiales y judiciales en la investigación del delito.
“El periodo de 30 días de restablecimiento es mínimo ante lo que sufren”, apuntó la activista de Caminando Fronteras.
Las mafias usan a bebés, ya sea para pasar a mujeres subsaharianas a territorio español o para coaccionarlas, cuando ejercen la prostitución forzada, alertó.
Hasta este año, las autoridades no identificaban a los bebés. Pero ahora comenzaron a tomarse sus huellas dactilares y, de manera más incipiente, a realizar test de ADN a mujeres y niños en puntos de control fronterizo, para verificar que sean madres e hijos, dijo Maleno.
En septiembre, el gobierno concedió asilo por primera vez a una mujer víctima de una red de explotación sexual, una nigeriana madre de una niña de tres años, que llegó a finales de 2010 y decidió encarar a la mafia que traficó con ella.
El primer informe de la Comisión Europea sobre trata de seres humanos en Europa, publicado por Eurostat en abril de 2013, cifra en 23.632 las víctimas de 2008 a 2010, con un crecimiento de 18% durante el trienio. Del total, 15% son niñas y niños.
En 62% de los casos, estas personas, la mayoría mujeres, fueron captadas para su explotación sexual, en 25% laboral y en 14% de otros tipos, como extracción de órganos.
España fue en 2010 el segundo país de la Unión Europea (UE) con más víctimas de trata de personas, después de Italia, según el estudio.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015