EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
El presidente, Iván Duque, devolverá al Congreso la Ley Estatutaria de la Justicia Especial para la Paz (JEP) tras objetar seis artículos de dicha norma por considerar que no garantizan la aplicación de los principios de verdad, justicia, reparación y no repetición que forman parte del acuerdo de paz firmado con la guerrilla de las Farc.
La citada ley fue aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes en 2017 y luego recibió el visto bueno de la Corte Constitucional, con lo cual el único trámite que le faltaba era la sanción presidencial, pero el mandatario decidió objetarla parcialmente.
"He decidido realizar objeciones a seis de los 159 artículos de la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz por razones de inconveniencia e invitar a que el Congreso de la República las debata constructivamente", manifestó Duque en una alocución en cadena nacional de radio y televisión.
Las objeciones buscan definir la obligación de los victimarios de reparar integralmente a las víctimas del conflicto armado, aclarar las competencias de la justicia ordinaria inclusive en los casos de extradición, y definir la atribución del Alto Comisionado para la Paz para verificar la lista de quienes se acogen a la justicia transicional.
Igualmente pretende garantizar la acción penal frente a los crímenes de lesa humanidad, genocidio o crímenes de guerra "en relación con quienes no son máximos responsables" para que no haya impunidad; la exclusión "de los delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes" de la justicia transicional y la pérdida de beneficios de "quien reincida en las actividades criminales".
"Los colombianos debemos tener claro la importancia de precisar que los victimarios deben adelantar una reparación material con sus bienes y activos que satisfaga a las víctimas. Es lo mínimo que Colombia espera", manifestó el mandatario al referirse al objeto central de sus objeciones.
Igualmente consideró "conveniente definir con mayor precisión cuándo y bajo qué circunstancias las investigaciones contra personas sometidas a la JEP se suspenden en la Justicia ordinaria", esto con el fin de evitar impunidad "y garantizar el derecho a la verdad de las víctimas".
Fricción
El choque de competencias entre la JEP y la justicia ordinaria es notorio principalmente en lo que tiene que ver con el caso de extradición de Jesús Santrich, de los jefes de la desmovilizada Farc, detenido desde el 9 de abril del 2018 en Bogotá a petición de EE.UU., que lo pidió en extradición por narcotráfico, delito que supuestamente cometió después de la firma del acuerdo de paz, el 24 de noviembre del 2016.
Por eso el presidente objetó también el artículo 150 de la Ley Estatutaria de la JEP, que consideró "inconveniente" debido a que no precisa "que la Sección de Revisión del Tribunal de Paz no puede practicar pruebas", y en el caso de Santrich, esa instancia las solicitó a Estados Unidos para decidir si es procedente o no su extradición.
"No hacer esa precisión afectaría gravemente la cooperación judicial de Colombia con otros países", agregó el mandatario.
En lo referente a los crímenes de lesa humanidad, de guerra o genocidio, explicó que "el Estado no puede renunciar a perseguir a los responsables (...) sin haber agotado todos, todos los esfuerzos para encontrar la justicia y la verdad".
También citó entre los puntos que enviará al Congreso con carácter de reforma constitucional del Acto Legislativo 01 de 2017, que creó disposiciones transitorias de la Carta Magna para la terminación del conflicto armado, que se excluya de la justicia transicional los delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes.
"Nada, ninguna ideología, absolutamente nada, justifica la aberrante agresión a los más vulnerables de la sociedad", dijo Duque.
Controversia
La decisión anunciada anoche obliga al Congreso a debatir nuevamente la Ley Estatutaria de la JEP, pero no paraliza el trabajo de ese tribunal especial que se encarga de juzgar los crímenes cometidos con ocasión del conflicto armado.
"A las víctimas, a los comparecientes, a la sociedad y a la comunidad internacional queremos reiterarles que la Jurisdicción Especial para la Paz seguirá funcionando plenamente, ejerciendo a cabalidad todas y cada una de sus competencias y funciones", manifestó la presidenta de la JEP, Patricia Linares, en un comunicado tras la alocución de Duque.
Como todo lo relacionado con el acuerdo de paz con las Farc, las objeciones presidenciales a la Ley Estatutaria son motivo de controversia en el país y ya fueron convocadas para los próximos días las primeras manifestaciones en defensa de esa norma.
En las últimas semanas el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, había solicitado a Duque objetar algunos puntos de la citada ley, mientras que el procurador, Fernando Carrillo, le había pedido que la sancionara pues considera que fue "un difícil logro del Estado colombiano silenciar los fusiles y firmar la paz".
Consciente de la polarización existente, el presidente afirmó en su alocución: "todos los colombianos, con excepción de quienes hoy son incapaces de renunciar a la violencia y dejar sus crímenes, queremos que haya paz en nuestra nación. No existe la falsa división entre amigos y enemigos de la paz", aunque con su decisión crecerá la polarización.
El camino que sigue
Aunque el Plan Nacional de Desarrollo era hasta ahora el principal tema de discusión en el Congreso, las objeciones presidenciales a la ley de la JEP, se convierte en el tema que generará mayor atención y profundas discusiones en las próximas semanas.
Las objeciones del presidente Iván Duque deben llegar esta misma semana al Congreso, en donde serán repartidas a cada plenaria, Senado y Cámara, en donde las mesas directivas tendrán que nombrar una comisión accidental, cada una.
Cada comisión deberá entregar un informe a la plenaria recomendando a la misma si acoge o no las objeciones, y cada plenaria tendrá que votar de forma autónoma. Para que las objeciones sean rechazadas, se requiere mayoría absoluta en cada cámara.
De ser acogidas las objeciones, es decir, sí se aceptan los reclamos de Duque, los cambios se discutirán en cada plenaria, más no irán nuevamente a discusión en comisiones. Una vez aprobado, el proyecto de ley, se enviará al presidente para su firma.
Es posible también que una cámara apruebe las objeciones y otra las niegue. En ese caso, las objeciones quedarán negadas y la ley se le enviará al presidente sin modificaciones para que la firme.
En este último escenario, el primer mandatario tendría una última opción: negarse a firmar la Ley, caso en el cual la norma tendría que ser sancionada por el presidente del Congreso, que actualmente es el miembro del Centro Democrático Ernesto Macías.
También es claro que la discusión de las objeciones, sí las hay, se deberá dar en sesiones ordinarias, es decir, tendrá que esperar hasta después del 16 marzo, cuando cada mesa directiva designe la comisión accidental que las estudie y de su recomendación.
Eso significa que la discusión de las objeciones solo se dará después de abril, y coincidirá con el trámite del Plan de Desarrollo, que es de mayor urgencia, pues el Congreso solo tiene un plazo de tres meses para aprobarlo.
* con información de Colprensa
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