COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El jefe de la comisión negociadora por parte del Gobierno, Humberto De la Calle Lombana afirmó, durante su intervención en asamblea de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia – Andi, que el acuerdo agrario al que ya se llegó con las Farc en las negociaciones de paz en La Habana (Cuba) es “una verdadera reforma agraria integral”.
Allí también afirmó que el actual conflicto colombiano “es un eco del pasado, una cosa remota, de una época que fue, pero que no debía ser”. Agregó que este conflicto del pasado, ha actuado como un lastre para el desarrollo de Colombia.
El jefe negociador expresó que ni él ni el Gobierno creen la teoría que sustentan las Farc sobre lo que ellas llaman unas “causas objetivas del conflicto armado”. Para él, lo que existen son "factores coadyuvantes", entre los que se encuentran la situación de atraso en el campo, el contexto en que surgieron los grupos guerrilleros justo en medio de la denominada ‘Guerra Fría’ entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética y, "por supuesto, el narcotráfico, que ha sido la razón por la cual se ha prolongado la existencia de estos grupos".
Ante la renuncia de Luis Carlos Villegas como presidente de la Andi, De la Calle afirmó que si bien esta es “una mala noticia para los empresarios, es muy buena para el país”, debido a que de esta forma “se dedicará enteramente a la negociación de paz en La Habana”.
Cabe recordar que Villegas es el representante del sector empresarial en la comisión negociadora del Gobierno en los diálogos de paz con la guerrilla desde estos empezaron.
Primer punto de la agenda de paz
Con respecto al campo, De la Calle afirmó que uno de los grandes problemas de éste es el rezago que tiene con respecto a otros sectores de la economía colombiana, agregando que sólo hasta ahora se están comenzando a generar proyecto de producción agroindustrial.
Sin embargo este fenómeno está afectando la producción del pequeño campesino, generando una brecha social aún más amplia entre el sector industrial y el campesinado. Por esta razón, dice que para que la Nación comience a desarrollarse a un ritmo contemporáneo es necesario cerrar esta brecha y buscar el reencuentro entre esas dos realidades colombianas.
Gracias a todo ese rezago en el sector agrario de Colombia es que, según De la Calle, se hace pertinente la negociación del primer punto de la agenda de paz en La Habana, sobre la política de desarrollo agrario y distribución de tierras. Para él, “éste es el único punto que tiene carne propia”, que tiene un contenido sólido sobe el desarrollo del país.
El negociador del Gobierno afirma que por eso, el acuerdo logrado con las Farc sobe el primer punto de la agenda es el más importante de ella. Sin embargo lamenta que ese punto no haya sido profundizado en forma suficiente por los colombianos. Ante esto, reconoce que uno de los factores que han incidido sobre esto es la confidencialidad que se mantiene sobre lo que se acuerda en la mesa.
De la Calle sostiene que este es un acuerdo “que no tiene antecedentes en Colombia”, ni siquiera en las reformas que se hicieron en los años 50 y 60. Justifica esta afirmación diciendo que en el caso actual, el acuerdo contempla “un verdadero programa de desarrollo agrario integral” que generará mayor sostenibilidad en la producción agrícola colombiana.
El negociador del Gobierno en La Habana afirmó que para él, después del conflicto la política en vez de estancarse, será mucho más porque “primarán más las discusiones ideológicas y las reclamaciones sociales que las prácticas actuales”.
El negociador del Gobierno Humberto De la Calle también advirtió que, “a partir de la Constitución de 1991 ha surgido en Colombia una sociedad mucho más sofisticada que coexiste con ese lastre del pasado”, aspecto que según él “es necesario afrontar”.
De la Calle, hizo una defensa de la Constitución Política de 1991 diciendo que la Carta Política consagró derechos muy importantes como los de la inclusión de las diferentes etnias que habitan en Colombia, la participación política ciudadana, el derecho a la información, al ocio, entre otros.
Agregó que es una Constitución muy progresista y que por eso el conflicto armado es uno de los lastres del pasado que es necesario dejar atrás.
También se refirió a la proclama de paz que hicieron las Farc en 1994 y, evaluándola punto por punto, declaró que “todas las exigencias que hacían las Farc en ese entonces, han perdido vigencia a lo largo de los años”.
En esta medida, concluyó que “la violencia por razones ideológicas en Colombia ya no tiene razón de ser”. Sin embargo aclara que con el acuerdo de paz que eventualmente se logre en La Habana “se liquida una forma de violencia, pero no todas las formas de violencia”.
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