EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
Colombia vivió ayer su quinta jornada de paro nacional convocado por sindicatos y organizaciones sociales, con una asistencia mermada tras un mes de protestas contra las políticas gubernamentales, la pobreza y la violencia policial.
A gritos de "Estado asesino" o "Viva el Paro Nacional", centenares de personas desfilaron de nuevo por las calles de las ciudades capitales bajo las banderas de sindicatos y de Colombia, así como de pancartas que pedían la dimisión del ministro de Defensa, Diego Molano, que ha sido sometido esta semana a una moción de censura.
En la víspera, Tuluá, en el Valle del Cauca, vivió una noche de terror y caos en la que se redujo a escombros el Palacio de Justicia, que ardió en llamas después de que una turba incendiara el edificio en una jornada de protestas protagonizada por los bloqueos y la violencia.
Disminuye la asistencia
A pesar de que las manifestaciones continuaron con festividad, música y batucadas, la asistencia choca con las decenas de miles de personas que salieron a las calles el primer día de paro nacional, el 28 de abril, convocado contra la ya extinta reforma tributaria.
Desde entonces y cada día, las protestas han continuado, visibilizando el malestar social que se venía gestando por una desigualdad que se ha acrecentado con la pandemia y la oposición a las políticas y decisiones del Gobierno de Iván Duque.
Sin embargo, el uso desmedido de la fuerza de la Policía, como han denunciado organismos internacionales, empañó desde los primeros días las protestas, que dejan ya 43 muertos, según cifras oficiales, de los cuales 19 se confirmaron que tienen relación con las manifestaciones.
La ONG Temblores y el Instituto de Estudios del Desarrollo para la Paz (Indepaz) reportan 60 asesinatos en las protestas, de los cuales 43 se los atribuyen a la Fuerza Pública.
Además, hay 46 personas con heridas oculares y 22 víctimas de violencia sexual, según denuncian esas organizaciones.
Buena parte de las proclamas esgrimidas en estas más de tres semanas han ido contra la violencia policial y pidiendo un desarme del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) y una reforma de la Policía, en unas manifestaciones que se han trasladado a los barrios más populares como el Portal de las Américas en Bogotá o Siloé en Cali.
Ayer, según datos de la Policía, ha habido 95 concentraciones, 39 marchas y 14 movilizaciones en todo el país, que transcurrieron sin incidentes.
Mientras tanto, el Gobierno sigue en reuniones con el Comité Nacional del Paro, integrado sobre todo por sindicatos como el CGT, sin demasiados avances.
El lunes llegaron a un "preacuerdo en materia de garantías para el ejercicio de protesta", que permitirá empezar con las negociaciones del pliego de emergencia que presentaron al Gobierno, que incluye una renta básica y mayor acceso gratuito a las universidades, entre otras cuestiones.
Contra los bloqueos y la violencia
Otra característica que adoptaron las protestas en puntos del país es la de organizar y mantener bloqueos en carreteras y salidas de ciudades, que han sido criticados por el Gobierno y los empresarios, y han provocado la dificultad de circular de material básico como el sanitario.
El martes, miles de personas vestidas de blanco protestaron en Cali para rechazar justamente los bloqueos y también mostrar su oposición a las escenas de desorden y saqueos que se han producido en las ciudades este mes.
Noches de terror
Si durante el día las manifestaciones suelen transcurrir en calma, por la noche, sobre todo en los barrios que aguantan "en resistencia", la situación se vuelve tensa.
Los manifestantes denuncian que la Policía y el Esmad aprovechan la oscuridad para atacar con gases lacrimógenos, aturdidoras e incluso munición real, mientras que las autoridades denuncian que es cuando más actos vandálicos se producen.
En la noche del martes, un incendio provocado por personas sin identificar redujo casi a escombros el Palacio de Justicia de Tuluá después de que se reportasen enfrentamientos con la Fuerza Pública y hubiera cuatro asesinatos el día anterior aún sin resolver.
La Policía también reportó la muerte de un joven estudiante universitario de 18 años, Camilo Andrés Arango, con una herida de arma de fuego.
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