COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
La decisión del Gobierno del presidente, Iván Duque, de abstenerse en la votación de la resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que pide levantar el bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos a Cuba, marcó un hito en la historia diplomática del país, que hasta el momento había apoyado el final de las restricciones.
El motivo que llevó a Colombia a tomar dicha decisión, según argumentó el Ministerio de Relaciones Exteriores, tiene que ver con que el Gobierno de Duque no acepta que Cuba, argumentando que respeta los protocolos firmados entre ambos Estados en los diálogos de paz con el Ejercito de Liberación Nacional (Eln), no haya extraditado a los negociadores de esa guerrilla.
“Colombia registró su abstención en la votación de la resolución como una manifestación política de rechazo a la actitud hostil de Cuba hacia Colombia, la cual no se compadece con las buenas relaciones que se venían forjando desde años atrás entre los dos países”, justificó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Análisis
La decisión generó críticas. Entre otras cosas se le cuestiona al Gobierno el incremento de la tensión con La Habana, que ha sido un aliado del país en temas trascendentales como el proceso de paz con la antigua guerrilla de las Farc, hoy partido político.
Sin embargo, para el experto en relaciones internacionales Sebastián Bitar Giraldo, la acción no tendrá una consecuencia directa inmediata en términos legales y políticos, pero es un guiño a Estados Unidos, país con el que el Gobierno quiere fortalecer las relaciones diplomáticas en este momento.
“No hay una necesidad política del Gobierno de mantener esa tradición diplomática, al contrario, el Gobierno de Colombia tiene mucha presión del de los Estados Unidos y, por lo tanto, cualquier cosa que pueda hacer para agradarlo, lo va a hacer. El Gobierno Duque ha sido muy enfático en que no está de acuerdo con que Cuba mantenga a los líderes del Eln allá”, agrega el analista.
El experto señala que Duque considera que Cuba es contraria al interés de su agenda política y por lo tanto aprovechó que tuvo la oportunidad de mandar un mensaje en su contra, sin necesidad de irse al lado radical y quedar en el bando de Brasil, Israel y los Estados Unidos, que no tienen tanta legitimidad en este sentido. Lo preocupante, agrega, es que el Gobierno no ha tenido avances en política exterior.
Para el analista político Mauricio Jaramillo, el hecho simboliza un retroceso, porque tuerce la tradición de la política exterior colombiana, debido a que Cuba siempre fue aliada del país y de la paz cada vez que se le pidió ser acompañante o facilitador.
“Colombia hace un mal cálculo. Convierte su política exterior en un instrumento de defensa interna y de seguridad. Entramos en una etapa de aislamiento regional con una decisión muy difícil de justificar a la luz de la tradición diplomática colombiana”, agrega Jaramillo.
Sin embargo, tener a los exnegociadores de paz del Eln en su territorio no fue lo único que se le cuestionó a Cuba por el Gobierno. También lo calificó como una actitud hostil contra Colombia, expresada en el apoyo activo al ‘régimen tiránico y dictatorial de Nicolás Maduro’, que a juicio del Ministerio, representa una amenaza a la seguridad nacional y regional.
Según el Gobierno, Cuba ha participado en intentos desestabilizadores a gobiernos de la región, tal y como fue denunciado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) en su comunicado de prensa del 16 de octubre.
Jaramillo dice que no se le puede reclamar a la isla por tener buenas relaciones con Venezuela, porque también se tendría que cuestionar a Argentina, con el Gobierno de Alberto Fernández cuando se posesione en diciembre, México, Bolivia y a los demás Estados que tengan relaciones diplomáticas con Maduro. Señala que es algo muy difícil de justificar para el Gobierno colombiano.
Así mismo, agrega que esta decisión implica que Colombia se aparta del contexto latinoamericano, que desde los años 90 ha defendido el principio de no injerencia. Desde que se inició esta tradición en 1992, el país siembre había votado en bloque con las naciones de América Latina, pidiendo el fin del embargo.
La mayoría con Cuba
Cuba volvió a conseguir ayer en la ONU el abrumador respaldo de 187 de los 192 países miembros en su petición para poner fin al embargo que le impone Estados Unidos, aunque en esta ocasión Brasil, con su voto en contra, y Colombia, con su abstención, castigaron a la isla.
La votación de la resolución "Necesidad de acabar con el embargo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América a Cuba", que no es vinculante, ha sido propuesta anualmente por La Habana desde 1992 con similares resultados.
Sin embargo, por primera vez, además de los habituales votos en contra de Estados Unidos e Israel, que se repiten año tras año, Brasil ha decidido subirse al barco estadounidense y Colombia ha optado por la abstención, al igual que Ucrania, que el año pasado prefirió no votar. Moldavia, al igual que en la anterior votación, no ejerció su derecho al sufragio.
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