
Gonzalo Domínguez Loeda
Efe | LA PATRIA | Villanueva (Córdoba)
El Gobierno devolvió ayer a las víctimas del conflicto armado la hacienda "Las Tangas", situada en Córdoba y antiguo bastión del "clan Castaño", familia que impulsó las paramilitares Auc.
Durante el acto, al que acudieron el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, y diferentes autoridades locales, los dueños de esas tierras, despojados en los años 90 de su propiedad por las amenazas de los paramilitares, recuperaron la titularidad de 1.000 de las 4.000 hectáreas que componen la simbólica finca.
En este territorio, situado en los alrededores del municipio de Valencia, a más de 100 kilómetros de Montería, el líder paramilitar Fidel Castaño formó su primer ejército ilegal y desde él partieron las unidades que perpetraron algunas de las peores matanzas de Colombia.
En su intervención, Iragorri recordó esos actos, algunos de "los más horribles en la historia del país", y destacó que ahora "se cambiará el ruido de las balas por los gritos de los campesinos" en la finca que hoy fue renombrada como "Nueva Esperanza".
Pese a que diferentes ciudadanos de la zona afirman que todavía hay presencia de las bandas criminales nacidas tras la desmovilización de las Auc en el 2006, como el grupo Águilas Negras, el temor, presente en la ceremonia, parece no amedrentar a estos ciudadanos que aún tienen reparos para hablar de los oscuros años 80 y 90.
"Para nosotros, estas tierras son un bienestar, podremos volver a cultivar y depender de la ganadería", concluyó Roberto Carlos Arrieta, cuyo padre hubo de abandonar sus propiedades hace casi dos décadas.
La devolución de estos campos a los antiguos dueños viene precedida de diversas sentencias judiciales basadas en la Ley de Restitución de Tierras que fue aprobada en el 2011 y de muchas críticas por parte de sectores que afirman que pese a que las decisiones estaban tomadas sobre el papel en la práctica no se estaban aplicando.
Hasta la fecha se han producido 1.200 sentencias judiciales que han derivado en la devolución de más de 80.000 hectáreas de terreno a unas 13.000 familias.
Las Tangas
En el caso de Las Tangas, los campesinos se vieron obligados a abandonar sus tierras bajo las amenazas de los hermanos Castaño, quienes les forzaban a aceptar precios irrisorios por sus propiedades.
"Si no aceptas tú (el precio), será tu viuda o tus huérfanos", les decían a los habitantes del lugar según recordaban algunos de ellos.
Ante esa tesitura de tener que elegir entre la vida o sus tierras muchos debieron abandonar la zona, especialmente el caserío de Villanueva, y marcharse a otras ciudades ya que toda la región estaba bajo el control de los paramilitares.
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