COLPRENSA | LA PATRIA | BUCARAMANGA
“Este es el sacrificio que me tocó ofrecer a mí y estoy orgulloso porque lo hice por mi Patria”. Estas son las palabras del cabo Edwar Ávila Ramírez, quien hasta el miércoles a las 7:45 de la mañana, antes de pisar una mina antipersonal sembrada en el casco urbano del municipio de Convención, Norte de Santander, era el jefe del grupo de explosivos y demoliciones de la Brigada 30 del Ejército.
“Estábamos realizando un procedimiento que nosotros llamamos despeje, para la seguridad de los soldados que estaban construyendo el parque. Como a unos 100 metros de una de estas viviendas, junto a un platanal y unas matas de cacao, di un paso y pisé la mina. Recuerdo que una vez quedé tendido en el piso me vi los pies destrozados y ahí mismo mis hombres me auxiliaron y me sacaron de la zona”, narró el cabo Ávila.
En un helicóptero, el militar fue trasladado a la Quinta Brigada del Ejército, en Bucaramanga, donde lo esperaba una ambulancia que lo llevó al área de urgencias de la Clínica Chicamocha, para ser sometido al delicado procedimiento quirúrgico.
“El cabo llegó en muy malas condiciones motivo por el cual debimos pasarlo de inmediato a cirugía para controlar la hemorragia y amputar las dos piernas. El paciente ya está estabilizado y lo que resta es esperar que sanen las heridas para empezar su rehabilitación”, indicó el médico Reinaldo Plata Valdivieso, coordinador de la UCI de la clínica Chicamocha.
El futuro
Un día después del episodio que partió en dos la vida del cabo Ávila, él fue trasladado Hospital Regional Militar de Bucaramanga, donde se cumplirá su proceso de recuperación.
Allí, en la habitación 6, Ávila, quien es natural de Armenia, está casado y tiene una hija de 8 años que cursa tercero primaria, plantea lo que será su nueva vida.
“Mi sueño es poder volver a caminar, tener mis prótesis, tengo que hacer planes con mi familia y mirar qué metas me puedo planear para mi futuro porque apenas tengo 26 años. Eso sí, uno de mis sueños es recorrer Suramérica en motocicleta y viajar por Europa con mi esposa y mi hija. Claro que antes hay que pensar en tener una casa propia y un carro para poder transportarme”, comentó.
Herido, pero con la certeza del deber cumplido, el cabo Ávila recordó que la mañana que pisó la mina estaba cumpliendo 26 años. “Nunca voy a olvidar el 6 mayo. Primero porque es mi cumpleaños y segundo porque cada año que pase recordaré que en esa fecha perdí mis piernas”, contó.
Hincha apasionado del América y amante de las baladas y el rock, el uniformado se arropa ahora en el amor de su familia, la misma que apenas se enteró de lo ocurrido viajó a Bucaramanga para acompañarlo en su proceso de recuperación.
“Mi padre es un gran ejemplo de vida, nunca ha desfallecido y nunca retrocede. Del ejemplo que me ha dado es que saco fuerzas porque no puedo echar a la basura todas sus enseñanzas”, dijo con firmeza.
Sobre los responsables de sembrar la mina que lo dejó sin piernas, que según el Ejército fue el frente Francisco Bossio de la guerrilla del Eln, el cabo Ávila también habló: “Son unos animales y salvajes. Carecen de todo principio y valor, qué más se les puede decir a estos sujetos que no tienen conciencia para hacer un daño como este. Son animales y creo que con eso estoy ofendiendo a los animales por esta comparación”.
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