Sharon Hernández
Colprensa | LA PATRIA | Bogotá
No cesa la polémica que se formó en el país luego de que el presidente Juan Manuel Santos anunciara que dos de sus principales negociadores en el proceso de paz con las Farc iban a tener otras tareas. Las nuevas funciones asignadas a los generales Jorge Enrique Mora Rangel y Óscar Naranjo despertaron todo tipo de dudas sobre si continúan o no con su labor en la mesa de negociación.
Mora y Naranjo fueron designados como negociadores desde que iniciaron los diálogos entre el Gobierno y la guerrilla, en agosto del 2012. Llegaron a integrar la mesa, entre otras cosas, por haber sido dos de los más reconocidos oficiales al interior de las Fuerzas Armadas.
Santos le apostó a Naranjo, quien tiene gran reconocimiento también a nivel internacional, pues fue elegido en el 2011 como el Mejor Policía del Mundo y porque tras su renuncia a la dirección de la Policía Nacional y antes de llegar al equipo de negociación, se había desempeñado como asesor de seguridad del mandatario mexicano Enrique Peña Nieto.
Mora también desempeñó importantes cargos en el campo internacional, llegó a ser embajador de Colombia en Corea y Filipinas. Sin embargo, al ser uno de los mandos línea dura del Ejército, se le consideró mucho más cercano al expresidente Álvaro Uribe Vélez, que al actual jefe de Estado. De hecho, Mora Rangel fue quien ejecutó la primera línea del Plan Patriota que después se transformó en la política de Seguridad Democrática del expresidente Uribe.
Orientación
Los dos generales fueron muy participativos dentro de la mesa de negociación y claves en el punto relacionado con el narcotráfico, drogas ilícitas y consumo, en el que se dejó claro cuáles serán los compromisos puntuales de la insurgencia, del gobierno y cuáles podrían ser los de la comunidad internacional.
El protagonismo de las Fuerzas Armadas en el proceso de paz cobró mayor fuerza cuando se anunció la conformación de una subcomisión técnica, conformada por militares activos, quienes tendrían el rol de analizar el tema del cese al fuego y la dejación de las armas por parte de la insurgencia.
El grupo de militares activos que están en la subcomisión lo encabeza el general del Ejército Javier Alberto Flórez, exjefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, quien desde hace más de un año está trabajando en el tema, y desde agosto pasado se vinculó al proceso directamente en La Habana.
El Gobierno había indicado que adelantaría el trabajo en esta subcomisión bajo la orientación de sus negociadores plenipotenciarios, los generales Mora Rangel y Naranjo. Sin embargo, con el anuncio del presidente Santos semanas atrás de asegurar que “la presencia de unos generales y un almirante en servicio activo hacen menos necesaria la presencia permanente (en La Habana) del general Mora y del general Naranjo” se prendió la polémica y la inconformidad desde distintos sectores.
La polémica
El presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore), Jaime Ruiz Barrera, aseguró que al general Mora lo retiraron temporalmente de la mesa de conversaciones porque “se convirtió en una piedra en el zapato, pues él asumió posiciones muy firmes y claras sobre ciertas cosas que se están entregando allá en la negociación y eso generó conflictos”.
Ruiz insistió en que al general Mora lo necesitan en La Habana ahora que se está negociando el fin del conflicto. "El equipo que está allá de generales solo puede producir recomendaciones, que tenían que dar al general Mora para que él como negociador las discutiera en la mesa”.
Sobre las movidas
Los analistas también se pronunciaron frente a las recientes movidas del equipo negociador del Gobierno Nacional. El excomisionado de paz Camilo Gómez consideró que dentro de lo que se ha conocido públicamente no se puede afirmar que a los generales se les estén quitando funciones dentro del proceso de paz.
Gómez asegura que “no importa tanto quiénes estén en la mesa, sino qué representan y cómo lo hacen, cada uno tiene su papel en determinado momento del proceso y no me parece que sea una situación crítica”.
“Me parece que la presencia de Mora en la mesa o de Naranjo son buenas, pero no son lo esencial. El proceso es entre Colombia y las Farc, no entre los militares y las Farc. No me parece que el proceso fracase porque no va a estar Mora ahí”, enfatizó.
Así mismo, Gómez también cuestionó que no entiende "cómo llegó Mora a ser miembro del equipo de negociación cuando él era un opositor en las negociaciones políticas de tiempo atrás, en el Caguán, particularmente”.
En el mismo sentido el director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González, considera que a los generales no se les está quitando ninguna función dentro del proceso de paz: “Creo que se les están asignando otras, no tanto en la mesa de negociación, sino en la preparación del posconflicto”.
Según el analista, hay varias razones por las que se habría producido la salida parcial de los generales, de la mesa de conversaciones, una de ellas es que “se pueden dar diferencias de matices y de apreciaciones entre los generales activos que están en la comisión técnica y los generales en retiro que están en la mesa de negociación, entonces para evitar un corto circuito puede ser conveniente que transitoriamente Mora y Naranjo den un paso al lado”.
El experto afirma que ésta es una situación “secundaria” y “manejable”, y considera que tanto Mora como Rangel “van a volver a la mesa de negociaciones una vez pasen algunos puntos críticos que están tratando en la comisión técnica”.
Sin embargo, González señala que “sí hay que preocuparse porque se ha generado alguna incertidumbre y hay sectores interesados en producir fracturas dentro del estamento militar, que pueden aprovechar esta circunstancia que no ha sido completamente aclarada”.
Los directamente implicados en la polémica salieron públicamente a desvirtuar las dudas y rumores sobre su participación en la mesa de diálogos. El general Mora Rangel invitó a los soldados y policías del país “a pensar en el fin del conflicto sin miedo (...) nosotros en La Habana, el equipo de Gobierno estará plenamente identificado con sus angustias y aspiraciones”.
Por su parte, el general Naranjo afirmó que tanto la participación suya, como del general Mora continúa siendo decisoria en el proceso de paz y su calidad de negociadores plenipotenciarios se mantiene. Dicha calidades continuarán siendo “contributivas, participativas y decisorias en la mesa de negociación”, aseveró.
Las nuevas funciones
Entre Mora y Naranjo, el que más funciones concretas tiene es el exdirector de la Policía, quien continuará en su labor de ministro consejero para el Posconflicto, que sería el futuro Ministerio de la Seguridad Ciudadana, que el Gobierno espera crear cuando el posconflicto esté andando y con el que se le haría frente a la delincuencia tras la reintegración de los insurgentes.
En esta área, Naranjo seguirá dándole celeridad a decisiones que tienen que ver con la construcción de la paz, pero que no requieren de su presencia en Cuba.
Por su parte, dentro de las nuevas funciones que le fueron asignadas al general Mora está acompañar al presidente Santos en unas reuniones que sostendrá con las Fuerzas Armadas, tanto retirados como en servicio activo, para impulsar la pedagogía del proceso y aclarar aquellas dudas que rondan en torno a los diálogos de paz.
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