Apareció en Jericó (Antioquia) la joven desaparecida en Fontibón

 La incertidumbre para la familia de la joven activista de derechos humanos Érika Daniela Tamayo Mendoza, de 19 años, quien había desaparecido desde el pasado 20 de junio muy cerca de su casa, en el barrio Centenario, de la localidad de Fontibón, al occidente de Bogotá.

Este jueves, pasado el medio día, la Policía Nacional confirmó que halló a la joven en la comunidad religiosa Siervo de María, en el municipio de Jericó (Antioquia) distante cuatro horas de Medellín.

Aunque no se han revelado más detalles, Colprensa conoció en fuentes oficiales que Érika Daniela se encuentra en buen estado de salud y que esta misma tarde sería trasladada a Bogotá para reencontrarse con su familia.

Érika desapareció hace justo una semana, cuando salió de su casa, a las ocho de la mañana, supuestamente, a comprar un artículo de uso personal en una tienda cercana a su residencia.

Sin embargo, la investigación de las autoridades comprobó que la adolescente nunca llegó a la tienda ni regresó a su hogar. Desde entonces comenzó la pesadilla para su familia.

Esa mañana, vestía pijama térmica de color rosa con dibujos, y sandalias moradas con flores de colores. En principio, se creyó que habría sido secuestrada debido a su labor en defensa de los derechos humanos, pues es la líder del grupo juvenil de la Fundación Nacional Defensora de los Derechos Humanos de la Mujer (Funderm), una organización que sabe lo que son las amenazas.

Su fundadora y primera directora, Angélica Bello, fue encontrada sin vida el pasado 16 de febrero en el municipio de Codazzi (Cesar) y aunque las primeras pesquisas de las autoridades apuntan a que se habría tratado de un suicidio, los móviles de su muerte siguen en investigación.

Además, la propia familia de Érika Daniela ha recibido amenazas, por lo que sus allegados reciben protección de la Unidad Nacional de Protección de la Fiscalía General de la Nación.

Antes de su desaparición, el jueves 20 de junio, se supo que Érika Daniela recibió amenazas en su correo electrónico de dos grupos ilegales: uno se hace llamar ‘las Águilas Negras-Bloque Capital’ y el otro firmó como ‘los Rastrojos-comandos urbanos’.

Justamente este jueves en la mañana, medio centenar de personas entre familiares, amigos y funcionarios de la administración local de Fontibón, la Defensoría del Pueblo, la Personería y organizaciones comunitarias, realizaron un plantón en el parque fundacional de ese sector de la capital del país, para reclamar “celeridad y prontos resultados” a organismos como la Fiscalía y la Sijin, que asumieron la investigación.

La Defensoría del Pueblo, incluso, les había pedido a los organismos pertinentes “activar todos los mecanismos de búsqueda para dar con el paradero de Érika Daniela”.

Nini González, hermana de la activista de derechos humanos, se quejó de que “para investigar la muerte de un agente de la DEA no se ahorró ningún esfuerzo, mientras que para encontrar a mi hermana no se ha hecho absolutamente nada”.

LA OTRA VERSIÓN

Durante el plantón de este jueves, en el parque de Fontibón, se conoció que el mismo día en que desapareció Érika Daniela también desapareció el clérigo Robinson Rodríguez Salazar, un joven de 22 años que junto con la mujer asistían de forma cotidiana a una iglesia del sector del barrio Centenario.

Al parecer, los jóvenes sostendrían una relación sentimental, pese a que la familia de la joven negó esta versión.

También se conoció que el cura párroco de la Iglesia Laguna, del barrio Centenario, José Jairo Landínez, denunció que coincidencialmente el mismo jueves 20 de junio -cuando desaparecieron los dos jóvenes- de la parroquia “se perdieron cuatro millones de pesos”.

Nini, la hermana de Érika Daniela, dice “son hechos coincidenciales: uno es un hurto, el otro es una desaparición”.

Hasta el momento no se han conocido detalles de la desaparición de Rodríguez Salazar, pues tampoco existe un denuncio formal de ante ningún organismo de investigación.