
KLAREM VALOYES GUTIÉRREZ
EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
El mes que terminó ayer es hasta ahora el peor de la pandemia de covid-19 en Colombia, con 10.298 fallecidos, récords diarios de muertes en las últimas semanas y las unidades de cuidados intensivos (UCI) repletas de enfermos graves por el tercer pico de la enfermedad.
El país atraviesa su momento más crítico pese al optimismo con el que fue recibida en febrero la puesta en marcha del Plan Nacional de Vacunación, en el que con altibajos se han aplicado cerca de cinco millones de sueros, de los cuales 1,5 millones son segundas dosis.
Con un récord de 505 fallecimientos por coronavirus el jueves, las jornadas más mortales son justamente los últimos 12 días de abril en el que el país acumuló 10.298 fallecidos, de un total de 73.720 que tiene Colombia.
Abril comenzó con las vacaciones de Semana Santa y terminó con las concurridas manifestaciones de los dos últimos días contra el proyecto de reforma tributaria del Gobierno del presidente, Iván Duque, ambos movimientos de gente que, según los expertos, agravan la pandemia.
"En 15 a 21 días no vamos a tener camas de UCI. Lo que no alcanzamos a ver en los picos anteriores, como en otros países que moría la gente en la calle, que se morían en la casa, quizás lo vamos a empezar a ver (aquí)", dijo la médica Johanna Martínez, que trabaja en una UCI del Hospital El Tunal de Bogotá, que no tiene ya camas disponibles.
Agotada y con la voz llena de desesperanza, la profesional relata que en los últimos días ha perdido pacientes que ni siquiera alcanzan a pasar una sola noche en su unidad, muchos de ellos jóvenes entre los 20 y los 30 años.
"Llevamos un año y no hemos aprendido que esto puede matar y pues vamos a ver en 15 o 20 días qué pasa", vaticina por las recientes aglomeraciones en las calles, al tiempo que alerta, sin demeritar los reclamos de los ciudadanos, que "el pico que vamos a vivir después de esta protesta va a ser terrible".
El sistema de salud asfixiado
En casi 14 meses de emergencia sanitaria, Colombia ha atravesado tres picos que tienen asfixiados a los sistemas médicos más robustos y especializados como los de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga.
"Aunque el país ha hecho un esfuerzo enorme, el virus es más fuerte de lo que puede hacer un Gobierno. La situación está demasiado complicada, las UCI llenas, el personal de salud agobiado y una cantidad de efectos adversos que no los preveíamos hace un año", explica el científico e investigador Iván Darío Vélez, de la Universidad de Antioquia.
En Antioquia, la segunda región más importante del país, la pandemia ha sido particularmente dura, con más de un centenar de muertos diarios en las últimas semanas y los hornos crematorios desbordados, mientras decenas de pacientes en condición crítica han tenido que ser trasladados a otros departamentos.
Cuarentenas, sin efecto positivo
Para frenar la acelerada velocidad de la transmisión del virus, las autoridades de las principales ciudades del país ordenaron nuevas restricciones, como confinamientos los fines de semana y toques de queda.
Sin embargo, poco efecto han tenido esas medidas en la disminución de casos positivos que en Bogotá, Medellín, Barranquilla o Manizales se mantienen elevados.
Según Vélez, los confinamientos, que al comienzo de la pandemia tuvieron algún efecto positivo, hoy no son suficientes porque no garantizan inmunidad y lo único que hacen es retrasar los contagios.
"Después de tanto tiempo y con esta situación tan complicada la gente se cansó de cuarentenas. Por las manifestaciones de esta semana en las que miles de personas salieron a marchar juntas y los viajes de Semana Santa o en los puentes festivos se van dando situaciones de muchísima transmisión", agrega el investigador.
Para terminar de agravar la situación, en abril las autoridades confirmaron la circulación en el país de múltiples genomas de las variantes británica y brasileña de la covid-19, aunque todavía se desconoce la magnitud de su impacto en el aumento de la mortalidad.
Oxígeno
La escasez de oxígeno medicinal también ha puesto en aprietos a las entidades de salud, especialmente en Antioquia, donde las autoridades tuvieron que pedir a las personas que devuelvan los concentradores o cilindros que ya no utilizan. Ante esa situación, el Invima aprobó el jueves la importación de un contenedor de 20.000 kilos de materia prima para su producción con el fin de garantizar el abastecimiento del medicamento.
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