
En el kilómetro 10, vía al Magdalena, Everardo Castañeda, ebanista desde hace 30 años, fabrica cofres fúnebres en varios tamaños y colores.
Ha enterrado a seis de sus familiares. Dice que el cajón son solo tablas, pero cuando está terminado inspira respeto, además ayuda un poco a que el difunto parta en paz.
En un taller de 12 metros de largo por 10 de ancho, Everardo serrucha las tablas con las que va a armar los dos ataúdes, su producción diaria. La jornada comienza a las 6:00 de la mañana.
Conforme pule algunos cajones, recuerda a los familiares muertos a los que les hizo el cajón. Son seis, incluida su esposa y su hijo de 23 años, que murió hace un año. Con dolor dice que antes de partir, su hijo ayudó a hacer su propio ataúd, pues era una empresa familiar.
Los largueros recortados “se molduran con la medida que se necesita”, para después “cortar los falsos, tanto de la caja como de la tapa, para empezar a armar”, explica Everardo.
No le teme a la muerte, pero dice que después de hecho un ataúd hay un profunda respeto, pues la vida termina llena de misterios. Se estremece de pensar en los ruidos que según él sintió en el taller, cuando estuvo tres noches cuidando el sitio por tres robos que le hicieron.
Mientras explica el proceso de construcción, procede a resanar y rellenar con talco industrial las tablas; aplica una base, lija, pinta, ralla (pintar con una espuma de manera que queden algunas líneas). Luego aplica laca catalizadora para el brillo final.
Everardo asegura, que con los 30 años que lleva en el oficio, tiene claro que los meses del año en los que más muertos hay son noviembre, casualmente por muerte natural, “y diciembre y enero por violencia después de las fiestas”, aclara.
Finalmente, este manizaleño, pone los pasamanos, tapiza la parte interior del cofre, pega la tapa con su respectivo vidrio, mientras comenta que su trabajo no enriquece, pero diario tiene su sustento, “gracias a que todos los días muere gente”.
A las 6:00 de la tarde coloca los ataúdes armados sobre los que están listos. Apaga la luz y cierra el negocio.
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