MARTHA ELENA MONROY
LA PATRIA | MARULANDA
Alcibiades Flores, de 49 años, es padre de tres hijos y asegura ser el único herrero de Marulanda. Este oficio lo aprendió de su padre cuando tenía 15 años; ahora se lo enseña a su hijo menor, Sandro Milciades, de 7 años, quien en el tiempo libre, después de estudiar, le ayuda en algunas labores del taller.
Aprende, por ejemplo, que los potros se amarran y se les tapan los ojos mientras les cambian las herraduras, pues son mas brincones. El herrero no quiere que su pequeño salga lastimado como él, que ya sufrió una fractura por una patada.
Cuenta que por 22 mil pesos cambia las cuatro herraduras si son nuevas; 9 mil pesos cuestan las herraduras y los clavos y lo que sobra es la ganancia. Las herraduras de segunda son las que cambian estando en buenas condiciones y se venden más baratas.
Entre juegos, Sandro aprende cada detalle del cambio de las herraduras, que son aproximadamente 20 diarias. Con su padre espera con paciencia en la puerta Nº 4 -55 de la calle Real la llegada de los campesinos con sus caballos para darles un mejor paso.
Con lo que Alcibiades se gana con los caballos, mantiene a su esposa y a sus tres hijos que, dice, son su felicidad.
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