B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
Un ¡chist!, llamó la atención. Era Julián, de siete años, que con un silbido emuló el trino de un ave. ¡Escuchen!, les dijo, mientras señalaba con su dedo índice el copo de un árbol. Con binoculares colgados al cuello, una gorra y el libro de Aves de Colombia, el niño no se quería perder detalle de la recién iniciada clase sobre avistamiento de aves el pasado 22 de abril, proyecto que es patrocinado por el Programa Ondas de Colciencias.
La carretera y las montañas cubiertas de caña y árboles de la vereda La Dorada (Filadelfia) fueron el aula para los 15 estudiantes de la Institución Educativa Antonio Nariño.
El ornitólogo Eduardo Botero es el guía de los estudiantes de preescolar a 5 de primaria que investigaron en el 2015 sobre las creencias de la comunidad, con respecto al color y el sonido de los pájaros. Él les entregó unas fichas con las figuras de las aves y un listado para seleccionar las que escucharon o avistaron durante la actividad.
En el grupo, los más grandes llevaban camiseta amarilla, por ser los más experimentados en la identificación de aves, le siguen los de color café y por último los de blanco, que apenas empiezan el proceso.
Saberes
El profesor José Rodrigo López explicó que gracias a la investigación han registrado en la zona 63 especies y hay 10 que están en proceso de verificación, contrario al estudio de Corpocaldas del 2010 que llegó a 35 aves. Agregó que el área es rica en avifauna y exaltó lo significativo que es desarrollar este proyecto con niños de una escuela retirada del municipio.
“Los niños no solo aprenden de aves, también de matemáticas, estadística, biología, sociales e hidrografía. Calculan distancias, describen formas y colores, dibujan y practican el cuidado de la naturaleza”.
Manifestó que con ellos el trabajo es fácil, gracias a su sensibilidad para detectar sonidos y observar. “Lo que busco es que desarrollen su habilidad investigativa como una estrategia pedagógica para que estén más contentos en la escuela”.
El trinar de una mirla hizo que se detuvieran. “Don Botero, escuche”, le dijo Luis, hermano de Julián. “Mire, allí abajo”, complementó Jéfferson. “Bueno, ¿quién está anotando la mirla?, preguntó Botero y todos respondieron: “Yooooo”.
“Escuchen este otro, es el azulejo”, dijo Botero y les complementó: “Si ven que tiene azulita la cabeza, es una hembra. Es la eufonia cabeciazul”.
Al llegar al puente sobre el río Maiba, el correr del agua y el canto de las aves orquestaron una bella fusión. Volaron el arañero cejiblanco, la parula o reinita tropical y luego un vencejo común, muy parecido a las golondrinas; el cucarachero, el gavilán caminero y así continuó la clase hasta que regresaron a la escuela.
Por el camino rumbo a la sede, Botero preguntó: ¿Quien tiene el coquito en la ilustración?, ese es residente y ¿el atrapamoscas maculado? Cada vez que el ornitólogo describía un ave, Julián la buscaba en el libro y se la mostraba a sus compañeros.
Una clase que empezó en la carretera culminó con un repaso en el aula. Hablaron de las que observaron o escucharon y para finalizar, los más pequeños señalaron las partes de un pájaro, como primer acercamiento al conocimiento de la avifauna de la región.
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Qué les gustó
* Lilia Orozco, cuarto grado
Me gusta ver el vuelo de los pájaros y también como trinan.
* Maryelly López Agudelo, cuarto grado
Las aves son muy importantes, porque cuando comen dejan las semillas que sirven para que nazca una nueva planta.
* Yéferson Alejandro López, cuarto
Hay mucha diversidad, son bellos y alegran el medioambiente. Aprendí que no se deben encerrar ni matar.
* Yurani López Agudelo, cuarto grado
Son fundamentales para la naturaleza. Son sembradores de nuevas árboles.
* Lady Maryuri Agudelo, primero grado
Son bellos, muy coloridos, sus trinos alegran el ambiente.
* Cristian Camilo Sánchez, quinto grado
Había gente que los capturaba y quemaba los montes y ellos se quedaban sin dónde hacer nidos.
Didáctica
El ornitólogo Eduardo Botero califica como un reto la tarea que desarrolla con los niños de la IE Antonio Nariño, en la vereda La Dorada. Dice que ha sido un aprendizaje práctico, cuando les llama la atención sobre los cantos, los colores, formas de volar y los sitios donde se avistan. “Les damos la señas y ellos empiezan a observar se podría decir que mucho más que uno. Valoro que tienen una manera más audaz de percibir su entorno”.
Los pequeños investigadores de aves de la Institución Educativa Antonio Nariño, de Filadelfia y el grupo Ondas Niguapoly, de la Institución Educativa Escuela Normal Superior la Presentación de Salamina participarán por Caldas en el encuentro Bio América Diversa en Chocó.
“Identificamos la relación intrínseca con la naturaleza y desde la etno ornitología la relación con las aves y sus familias”, José Rodrigo López, docente.
Global Big Day
Expertos en aves (ornitólogos) se darán cita el próximo sábado 14 de mayo para celebrar el Día Mundial de Observación de Aves, una iniciativa liderada por el Laboratorio de Ornitología de Cornell, que buscar crear una red de personas en todo el mundo que entiende y cuide las especies.
La idea es crear una plataforma global con la mayor cantidad de aves registradas y poner a Colombia y a Caldas en el primer puesto con el mayor número de especies registradas.
Dentro de los requisitos para participar en los recorridos es ser conocedores de aves y luego de realizar el censo en sus localidades subirlo a la plataforma de eBird. El año pasado se avistaron en el departamento 772 especies.
Mayor información: Global Big Day o en el correo electrónico sco.aves@gmail.com
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Se dice que una especie es endémica si solo se encuentra en una zona o en un país. La tángara rastrojera es casi endémica, porque se observa principalmente en Colombia y en un poquito de Venezuela.
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El ave soledad (cuco ardilla) es el emblema del grupo y de la vereda. Se mantiene sola, es café, con manchas blancas.
Julián es un apasionado por la observación de aves.
Gracias a la investigación, en la vereda han avistado 63 aves residentes y 4 migratorias. En la foto un carpintero buchipecoso.
El arribo de los gemelos, Daniel y Danilo, a las 7:20 de la mañana, completó el grupo. Los niños, de cinco años, llegaron a ambos lados del lomo de una mula. Media hora dura el trayecto desde la casa a la escuela.