B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
El año pasado campesinos de Marulanda hallaron varias ovejas muertas. Se evidenció que habían sido atacadas por otro animal. La culpa, según los ganaderos, la tenían uno o varios pumas que merodeaban por la zona.
Quejas con fotos, videos y cartas llegaron hasta Corpocaldas. En respuesta, la entidad recomendó tomar algunas medidas de precaución y envió al médico veterinario Óscar Castellanos para visitar unas 20 fincas e identificar los factores que facilitan los ataques.
De acuerdo con Óscar Ospina, profesional especializado en fauna de Corpocaldas, el causante sería un puma concolor. Según la entidad, entre el 2016 y el 2019 se atendieron 61 casos relacionados en siete municipios de Caldas, de ahí la campaña Convivamos en nuestra casa sin caza (Ver info).
Manifestó que en Marulanda hay campos con pendientes y bosques extensos, hechos que facilitan los ataques. “La ovejas tienen un nivel de torpeza y esto las hace más inseguras frente a un puma”.
Otros riesgos es la inexistencia de cercos o su mala calidad, a lo que se suma que estos predios en un 80% permanecen solos porque los agregados o dueños viven en el pueblo. “Algunos van cada dos días y otros, una vez a la semana. Es ponerles la comida en bandeja de plata a los pumas, a lo que se suma la resistencia de los ganaderos y ovinicultores para hacer algunas inversiones”.
Disminuyeron los ataques
En octubre del año pasado Mauricio Restrepo, presidente de la Cooperativa Ovina de Marulanda, le dijo a LA PATRIA que era aventurado dar un cifra de cuántos animales perdieron, aunque habló de unos 300 o 400 de varios propietarios.
La semana pasada Restrepo aseguró que en la Cooperativa acataron las recomendaciones que les hizo la Corporación, entre ellas: Instalar cámaras, usar linternas, espantapájaros y unas campanas o cencerros que se cuelgan al cuello del animal. "Tenemos un rebaño superior a las 2 mil ovejas y en los últimos meses no hemos tenido ataques”.
Marulanda no es el único municipio con ataques. Benigno Padilla Buriticá, de la vereda Potosí en Villamaría, vivió una situación similar hace 20 días y aseguró que en fincas aledañas han matado siete terneros.
Precisó que se ha topado con estos felinos en dos ocasiones: “Son dos pumas, uno corrió y el otro se quedó quieto en el potrero que está cercado, aunque esto no le impide cruzarlo. Son grandes y muy bonitos, gordos”.
Corpocaldas envió a revisar la zona. “Recomendó quemar una papeleta cada ocho días y ponerle una campanita a uno o dos terneros. Eso no me convence, porque si vuelven le tiran al que no tiene campana”, dijo Benigno.
Entre los riesgos que detectó Corpocaldas se cuenta que los animales están lejos de las casas, los cercos no son de la mejor calidad, hay zonas boscosas cercanas a las que ingresan cazadores, matan los venados, las guaguas y las pavas, que son el alimento natural de los pumas, lo que los obliga a salir a buscar su comida en los potreros.
Ahuyentar, no matar
Varios ganaderos optaron por matar los pumas, situación que ha llevado a que la población de estos animales se reduzca e incluso desaparezca, como ha sucedido en algunas zonas de Caldas.
Corpocaldas insistió en mejorar las condiciones de las granjas y aprender a convivir con el felino. “Ofrecemos recomendaciones de manejo del ganado y sugerimos estrategias para ahuyentar al animal sin hacerle daño”.
La Corporación trabaja junto con la Fundación Pantera, experta en este tipo de conflictos, para asesorar a los ganaderos. “La Fundación muestra las experiencias positivas en otras zonas del país donde es posible la convivencia armoniosa del puma con la ganadería”, dijo Ospina.
Talleres
En febrero y marzo, Corpocaldas convocó a unos talleres en La Dorada, Norcasia, Victoria, Samaná, Manzanares, Pensilvania, Villamaría, Manizales, Salamina, Marulanda y Riosucio, donde el conflicto es más crítico. Los ganaderos tendrán la posibilidad de conocer alternativas efectivas para convivir con los felinos.
También visitarán con algunos ganaderos una región de Antioquia donde implementaron las mismas estrategias.
El puma
1. Entre el hocico y la punta de la cola puede medir entre 1,50 y 1,80 metros; cuando es adulto pesa entre 50 y 80 kilos y una altura de unos 50 centímetros. El color es canela o café.
2. Prefiere cazar al finalizar la tarde o en las primeras horas de la mañana. Cuando ataca a animales de gran tamaño, acostumbra cogerlos por la garganta, lo asfixia. Ya muerta la presa, empieza por el vientre, lo esconde y regresa.
3. Se alimenta de venados, guaguas, tatabras, pavas, conejos y micos. Come donde le sea más fácil conseguir alimento. El problema es que la cacería extrae de los bosques las presas naturales de los grandes felinos.
4. Se mueve por las zonas boscosas que hay en la parte alta de la Cordillera Central en Caldas. En Riosucio, Supía, Marulanda, Pensilvania, Manzanares, Victoria, Samaná, Norcasia, Villamaría, Manizales, Neira y La Dorada.
Marco Tulio Henao, director de la Cooperativa Ovina.
Somos conscientes de que debemos aprender a convivir con el animal, esta es una política de la empresa. Además, es un privilegio tenerlo en este sector. Creo que los que más perdemos somos nosotros, si no tomamos medidas".
Óscar Ospina, profesional de fauna de Corpocaldas.
"La destrucción que ha hecho el hombre de bosques y lugares que tradicionalmente habita el puma exacerba y aumenta el conflicto entre el hombre y los grandes felinos".
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