Lina Ruiz
LA PATRIA | MANIZALES
Un sitio de reunión, de rebusque y de diversión, así se ve hoy en día la Plaza Alfonso López ubicada en el centro de Manizales.
Su arquitectura de diseño vanguardista que le da un toque moderno al espacio, contrasta con las chazas de dulces, los puestos de tintos y los objetos de algunos habitantes de calle que utilizan el lugar como sitio para dormir.
En la plaza siempre hay movimiento. Los vendedores empiezan a llegar temprano en la mañana. Otras personas van apareciendo poco a poco, muchos de ellos son desempleados que se reúnen a hablar de algún tema en común, mientras otros se dedican al rebusque.
Los fines de semana las familias llegan hasta ahí a comer helado. Los niños se divierten alimentando las palomas, y aquellos que buscan el sustento aprovechan para vender objetos de segunda.
Por eso no es raro ver una bicicleta rondando con el aviso de "Se vende". Jairo García dice que, aunque lleva cinco meses intentado venderla, de pronto algún día alguien la ve y le gusta. "Salgo a fumarme un cigarrillo y la traigo siempre conmigo", asegura.
Allí todo tiene oportunidad. Zapateros, carritos de helados, minuteros y hasta la venta de maíz para las palomas hacen parte del comercio de la plaza.
Los comerciantes expresan que las ventas son buenas, pues es un sitio concurrido todos los días de la semana. Un producto apetecido es el kumis. Mario Alberto Tamayo vende uno considerado muy delicioso. Ocupa una de las cuatro cabinas que adornan las esquinas del parque, y que en un principio fueron instaladas para los artesanos.
"Gracias a Dios me va muy bien. Abro todos los días de la semana, siempre hay clientela", dice.
Inconformes
Foto | Darío Cardona | LA PATRIA
Todos los domingos, Javier García y sus hijos van a comer helado a la Plaza Alfonso López. Lo tienen como tradición.
Aunque los habitantes del sector aseguran que es un sitio tranquilo por tener un CAI de la Policía Nacional al frente, sí se ha visto afectado por las habitantes de calle que dan mal uso al mobiliario urbano. A esto se suman el vicio y la prostitución que cogen vida en las noches.
"Es una plaza muy bonita, tradicional y hay que cuidarla", asegura Gerardo Agudelo, quien tiene un carrito de dulces en el lugar.
Como él, muchos coinciden que aunque el lugar se ha visto afectado por esos problemas, es seguro. "Siempre he tenido acá mi negocio y hasta ahora me va bien, es un lugar concurrido y no se ve delincuencia", dice.
Foto | Darío Cardona | LA PATRIA
Las ventas de objetos de segunda son una forma de rebusque para quienes frecuentan el lugar.
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