JOSÉ FERNANDO TANGARIFE
LA PATRIA | MANIZALES
Perros policías con la responsabilidad de salvar y resolver situaciones extremas, caninos grandes, ágiles, fuertes, rápidos y con un olfato impecable. Funciones indispensables para apoyar tareas del cuerpo de policía y que los hacen perfectos para este papel de gran importancia. Razas como Pastor Alemán, Labrador, Pastor Malinois y Golden Retriever, de las cuales hay ejemplares entrenados en la Escuela de Carabineros Alejandro Gutiérrez. Riesgo.
“Estos caninos desempeñan varias funciones. Por ejemplo, la búsqueda de narcóticos. Algunos creen que los ponemos a consumir drogas para que encuentren el material, pero esto es un mito (leer segundo pie de foto)”, explicó Jhon Jairo Tangarife, subcomisario de la Policía de Carabineros.
Bongo y Bronco, antes de su demostración de búsqueda de explosivos. La Escuela tiene cerca de 14 caninos adiestrados en las especialidades de antiexplosivos, antinarcóticos y relaciones públicas, es decir, espectáculo canino.
A un perro lo entrenan con el juguete que más le gusta. Este elemento lo asocian con la carga explosiva y la sustancia narcótica, de tal manera que el animal reaccione cuando olfatea el material ilegal. Lo premian con el juguete cada vez que acierta. El canino se sienta al encontrar elementos sospechosos, una de muchas señales que le enseñan para que los uniformados sepan que encontró algo.
El adiestramiento de un perro comienza con un periodo de adaptación. Es indispensable que se divierta al llegar a la Policía, que sea juguetón, que tenga visualización sobre el objetivo (característica que los policías describen como tener caza) y que tenga presa, es decir, que muerda. Estos dos últimos rasgos son imprescindibles para que apoye tareas de hallazgo. El promedio de vida de un perro es 15 años. Se calcula que un canino de la Policía pierde capacidades al cumplir 7 años. A esta edad lo jubilan, lo que significa que permanecerá en la Escuela para participar en espectáculos caninos. Ya no realizará labores de búsqueda.
Los perros de la Escuela también cumplen funciones sociales y comunitarias. Los llevan a colegios, empresas y universidades, en donde participan en los espectáculos caninos. Niños y grandes se sorprenden ante las habilidades y talentos de los animales.
Atila, un pastor cáucaso, y Pepa, una mini pig, integran la escuadra de relaciones públicas, que se encarga de organizar los espectáculos caninos de la Escuela. Este año se abrió un proceso de adopción para las personas interesadas en adoptar un perro que culminó sus siete años de servicio.
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