ALEXANDRA SERNA
LA PATRIA | MANIZALES
Sin mitra y báculo llegó presuroso a Juan Valdez, como uno más de quienes a diario se toman allí un café, y sin el séquito de sacerdotes que suele acompañarlo en las ceremonias religiosas, hizo la fila y pidió un capuchino.
Miércoles, 4 de junio, 12:25 de la tarde. Rock americano de fondo y la cruz al pecho. Un suave viento de refresco y una chaqueta de pana que no se quitó durante la entrevista.
Monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo, arzobispo de Manizales, no pasó inadvertido. Lo saludaron un empleado de la tienda de café y un psicólogo que también hacía la fila y aprovechó para pedirle una cita.
El hombre de 67 años y el sacerdote de 40 son la portada y la contraportada de un libro que se abrió ese día para ser leído.
- A propósito del capuchino que se está tomando, ¿bebe mucho café?, ¿qué otras comidas le gustan?
Me encanta el café, pero de pronto se me ha ido la mano y lo he ido mermando. También me gustan muchísimo los espaguetis y el sudado. Disfruto la comida de aquí, porque la saben hacer.
- ¿Qué sitios no religiosos suele visitar?
Creo que nunca había estado aquí, en Juan Valdez. A veces voy a Termales el Otoño y otras por los lados de Santa Rosa de Cabal (Risaralda), donde unos monjes, que es puro monte y me encanta por el silencio y la soledad. De Manizales me gustan el Recinto del Pensamiento, el cerro Sancancio y Chipre, su calma y el clima.
- ¿Por qué quiso ser sacerdote?
No sé... es decir, no era un joven muy religioso, pero después, en segundo de bachillerato, me surgió el deseo de vivir en el seminario y se fue alimentando la vocación. Además, en mi familia había un sacerdote que fue un modelo para mí.
- Según estudios, entre los más felices están los bomberos, los docentes y los sacerdotes... ¿coincide con esa percepción?
Sí, no voy a decir que no he tenido problemas, pues he derramado lágrimas, pero he sido muy feliz como sacerdote. Siempre me han puesto a trabajar donde me gusta, como profesor, párroco, director espiritual, formador del seminario mayor y hace 10 años como obispo, pese a lo difícil que es.
- ¿Por qué ha llorado?
Por incomprensiones. Uno ve que lo critican y eso duele mucho, también cuando uno se siente solo. Dolores que tiene uno, como todo ser humano.
- ¿De esos 40 años de sacerdocio, cuál ha sido el momento más grato?
(Seis segundos de pausa). Indudablemente cuando fui ordenado sacerdote, sentí que había logrado una meta muy grande en mi vida. También cuando fui nombrado formador del seminario y cuando me enviaron a estudiar a Europa. He tenido momentos extraordinarios, pues mi vida ha sido una gracia de Dios.
- ¿Y el que quisiera olvidar?
(Ocho segundos de pausa). No lo recuerdo, porque aunque he tenido momentos duros, no hay alguno en particular que quisiera borrar. Mi Dios me ha llevado de la mano.
- ¿Y se ha dejado llevar o es terco?
A veces -risas-. No sé qué me pasa, mi Dios me da un encargo y en principio digo cómo voy a hacer, pero luego el Señor me ayuda. Para mí también fue muy importante ser elegido rector de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, incluso fue de los momentos más duros, pero salimos adelante.
- La Biblia dice 365 veces “no temas”. ¿Qué le ha generado miedo?
He tenido que acudir varias veces a esta frase de la Sagrada Escritura. Cuando fui rector de la Universidad y cuando fui nombrado obispo le pedí ayuda al Señor porque me sentía incapaz. También cuando murió mi mamá, hace 35 años, se me partió la vida en dos; luego murió papá, fue muy duro, con muchas lágrimas.
- En una entrevista que le hicieron al papa le preguntaron quién era Francisco, y este respondió que era un pecador. ¿Quién es Gonzalo Restrepo?
Por supuesto que soy un hombre débil y pecador, como cualquiera, pero soy un hombre feliz, por lo que soy, por lo que tengo y por las oportunidades que he tenido en la vida. El Señor me ha ido mostrando unos caminos que me dan paz y alegría.
- Algunos ven a los obispos y otros jerarcas de la Iglesia como figuras soberbias y lejanas. ¿Se considera una persona carismática, que le llega fácil a la gente?
El mejor puente para relacionarme con la gente es siendo sacerdote y obispo. No me siento distinto, porque por naturaleza somos iguales, simplemente presto un servicio a la comunidad. Ser obispo no me aleja de las personas, antes me acerca. Me gustaría atraer a más, sobretodo a los jóvenes, que por naturaleza no son muy dados a lo religioso, pero sí al testimonio, entonces me he propuesto ser un testigo, transmitiéndoles que siguiendo al Señor uno es libre y alegre.
- ¿Qué siente cuando ve la incoherencia de algunos sacerdotes, y más cuando son de la Arquidiócesis?
Una tristeza muy grande, pero me da más pesar por un juicio injusto, porque por un sacerdote se juzga a todos. Hay unos que caemos, que somos pecadores, pero hay otros que son muy buenos, y no podemos generalizar.
- ¿Cuáles son los principales defectos contra los que ha batallado?
(Guarda silencio y luego levanta la mirada). Me voy a confesar: a mí me gusta ser el centro, aparentemente no, pero sí es así, y cuando no lo soy me pongo triste (risas). Soy mal perdedor, me gusta siempre ganar. Y otro podría ser... todo depende de lo primero, me gusta ser querido por los demás y ser tenido en cuenta, esa es mi mayor falta.
- ¿Y su mayor cruz?
Que soy tímido, aunque tampoco parece. Como obispo me desempeño como tal, pero si yo no lo fuera y estuviera aquí me sentiría así de pequeñito... sufro mucho con algunas cosas que no se notan, pero sufro.
- Pese a su timidez, es bueno contando chistes... ¿nos comparte alguno?
(Risas) Pues me metió en camisa de 11 varas... dicen que la Virgen del Carmen se hizo amiga de las 11 mil vírgenes, entonces ellas le pedían que intercediera ante San Pedro para que las dejara bajar a la Tierra a una fiesta, que no se demoraban, hasta que la convencieron y ella le pidió permiso al guardián de la puerta del cielo. Después de insistirle mucho, San Pedro accedió, pero con la condición de que llegaran antes de las 12:00 de la noche, de lo contrario, les cerraría la puerta. Entonces se fueron la Virgen del Carmen con las 11 mil vírgenes, parrandearon y funcionaron. Llegaron antesitos de las 12:00, tocaron la puerta y preguntó San Pedro: “¿quién es?” y respondieron: “Carmen y las muchachas” (risas). Ahí está el cuento, ya se interpreta como quiera...
- También le gusta viajar mucho, de peregrinación en peregrinación...
(Risas) ¡Cómo te parece que llevamos tres peregrinaciones! Sinceramente no las he armado yo, sino la Vicaría de Cultura con el fin de conocer y hacer alguna labor de evangelización. El primer año fuimos a Tierra Santa, el año pasado a México y ahora conoceremos las catedrales más famosas de Europa.
- ¿Y cómo se financian esos viajes?
La agencia de viajes le cobra a cada uno lo que es. A mí no me cobran nada, porque como soy el animador espiritual, entonces voy gratis... no pago ni cinco por esta cruz -señalando el pecho-. Es un gancho que la agencia utiliza para generarles confianza a los turistas.
- ¿Y está bien de salud para seguir peregrinando en la Tierra?
En general estoy bien, aunque a mi edad, 67 años, es lógico que haya achaques, pero el Señor me ayuda.
Sobre el celibato de los sacerdotes
Frente a la petición que un grupo de mujeres le hizo recientemente al papa Francisco para que reconsidere el celibato de los sacerdotes y estos se puedan casar: “el celibato, como lo dijo el papa, no es de la esencia del sacerdote, puede ser que algún día los sacerdotes se puedan casar. Lo que pasa es que habría que cambiar todo el esquema de la vida sacerdotal. Personalmente creo que es mejor un sacerdote célibe que casado, porque el primero está libre para muchas cosas, tiene un ministerio muy abierto; en cambio, el otro está más amarrado con su esposa y sus hijos... por ejemplo, lo cambian de sitio y le dice al obispo: ¿y mis hijos qué, están estudiando, qué hago con ellos? Eso complica más las cosas, además, la vida matrimonial no es tan fácil”.
- Monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo nació en Urrao (Antioquia) el 8 de agosto de 1947.
- Fue ordenado sacerdote el 1 de junio de 1974.
- El santo papa Juan Pablo II lo nombró el 12 de diciembre del 2003 obispo auxiliar de Cali.
- Fue ordenado obispo el 11 de febrero del 2004 en la Catedral Metropolitana de Medellín.
- Benedicto XVI lo nombró el 11 de julio del 2006 obispo de la Diócesis de Girardota.
- Llegó en octubre del 2009 a Manizales como arzobispo coadjutor y al siguiente año asumió como el titular.
- Su meta para este año es acabar de visitar cada una de las 83 parroquias y cuatro cuasiparroquias.
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