LA PATRIA | MANIZALES
Después de dos mil años las celebraciones que evocan la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo siguen motivando a los católicos a participar. Algunos lo hacen comprometidos con la fe que profesan, mientras que otros prefieren "reflexionar a su manera" y alejarse para disfrutar de una semana de merecido descanso.
En 1997 LA PATRIA hizo un sondeo con 10 párrocos de Manizales y la mayoría opinó que el número de feligreses que asisten a los oficios religiosos de Semana Santa había aumentado, pero también reconocieron que el nivel de compromiso de las nuevas generaciones era regular, percepciones que al parecer se mantienen.
Esta vez hicimos lo mismo y les preguntamos no a 10, sino a 50 sacerdotes de Caldas sobre los mismos temas. Opinaron sobre el compromiso de la juventud con la vida cristiana. Un poco más de la mitad dijo que se está olvidando el rezo del Rosario y un 61% concluyó que el sentido de la Resurrección y nueva vida en Jesucristo se refleja "más o menos" después de la Semana Santa.
LA PATRIA consultó con el sacerdote jesuita Jaime Caicedo, del Colegio San Luis Gonzaga sobre esta realidad que perciben los sacerdotes preguntados y aseguró que debe ser la familia la primera formadora de la fe de sus hijos.
Teniendo en cuenta que esta es una época especial en la Iglesia, la preparación y participación en la Semana Mayor sigue siendo la misma. Desafortunadamente por el trabajo, el ambiente, los problemas que hay ahora, papá y mamá ya no tienen tiempo para ser multiplicadores y formadores de la fe de sus hijos.
Está claro que cualquier conocimiento se adquiere a través de los sentidos y aprender a vivir en Cristo no debe ser la excepción.
Hoy nadie se compromete a nada y eso tiene una sola causa: ya no hay exigencia. En la vida cristiana la familia tiene un compromiso fundamental en la formación de los hijos. Esa falta de compromiso es fruto de la pérdida de los valores. ¿Qué creen de la Iglesia? ¿Qué practican? ¿Qué han enseñado los papás? No podemos exigir aquello que no hemos sido capaces de dar, aunque Dios nos dio la libertad, los papás tienen la responsabilidad de darles principios a los hijos.
La gente asume que la Semana Santa es para rezar, pero lo que se busca es vivirla y es ahí cuando desconocemos cuántos asisten con verdadero sentido cristiano. Eso sin contar con los que se van de vacaciones o los que se quedan y solo asisten por compromiso. Para mí esta semana es sagrada, porque me da la oportunidad de considerar cómo el amor infinito de Dios hizo que Él se hiciera hombre para venir a salvarme y abrirme las puertas del cielo, esto solo lo entienden pocos. Mientras estamos apegados a las cosas del mundo, a Dios lo sacamos del ring. ¿Los jóvenes, los empresarios, los guerrilleros, los que están apegados al dinero creen que la Iglesia está haciendo algo por ellos?
La Iglesia debe estar acorde con lo que ella misma dice, es Dios quien la maneja, es Él quien ilumina, prueba de ello es la propuesta de Juan XXIII cuando planteó el Concilio Vaticano II. Ahora llegó el papa Francisco y está haciendo cambios, porque la Iglesia se quedó en cosas que no son lo fundamental y es lo que la ha llevado a la crisis en la que ha estado. Francisco ha sabido llevar la carga que se necesita ahora, y dice: "Quiero una iglesia pobre y para los pobres"
Somos tibios y eso es lo que nos pasa. Necesitamos recargar más la vida espiritual. Como nos ocupamos más de las cosas exteriores, la relación con Dios se va acabando. El fruto inmediato puede ser grande, pero como somos débiles, por todas las distracciones se va perdiendo esa velocidad y volvemos a la rutina. Continuar con el fruto de la Semana Santa supone que debo estar renovando. Mi vida cristiana de día y de noche, no de momentos. Necesitamos frecuentar los sacramentos para recuperar fuerzas, recargar baterías.
Se podría pensar que se ha ido perdiendo mucho, mucho, mucho. Volvemos al comienzo ya no hay puntos de encuentro en las familias y son pocas las que aún tienen esa bella devoción mariana. La gente ni siquiera sabe para qué está en el mundo y mucho menos sabe agradecer. La felicidad la hemos puesto en la basura y ahora está en la plata, en la comodidad, en el placer, en el prestigio, en todo lo que se acaba y olvidamos que hay un Dios que nos mostró que la felicidad está en servir y amar.
1. El número de feligreses que asiste a los oficios religiosos en Semana Santa en relación con años anteriores:
Ha disminuido notoriamente 0
Se ha mantenido 30%
Ha aumentado 40%
Ha aumentado notoriamente 30%
2. El nivel de compromiso de las nuevas generaciones es:
Regular 40%
Bajo 20%
Alto 30%
Muy Alto 10%
3. El sentido de la Semana Santa como época de reflexión se ha mantenido:
Regular 30%
Poco 10%
Mucho 60%
4. ¿Cree que las metodologías y dinámicas de la Iglesia Católica están acordes con la gente de hoy?
Sí 30%
No 0%
Poco 10%
Más o menos 60%
5. El sentido de Resurrección y nueva vida en Jesucristo se refleja en los feligreses después de Semana Santa:
Mucho 20%
Poco 30%
Más o menos 50%
Nada 0
6. El rezo del Rosario en familia...
Se mantiene 30%
Se olvidó 20%
Se ha ido perdiendo 50%
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