ALEXANDRA SERNA
LA PATRIA | MANIZALES
Cualquier estrategia frente al consumo de drogas debe ser integral, sino fracasará. Esta es la posición de Susana Fergusson Jaramillo, asesora internacional en mitigación y trabajo comunitario, que participó ayer en el primer foro regional de políticas públicas sobre el tema.
A Manizales vino en 2010 como asesora del Ministerio de Protección Social para la puesta en marcha de una prueba piloto de centros de escucha comunitarios articulados a la unidad de farmacodependencia del Hospital Geriátrico. Hoy asesora a la Secretaría de Salud de Bogotá, que pretende revolucionar con los centros de consumo controlado.
Tenía previsto llegar ayer a la Universidad Nacional, invitada por las autoridades locales, pero no pudo hacerlo por el cierre del aeropuerto de Pereira. Intervino a través de Internet. LA PATRIA la entrevistó telefónicamente.
- Prevención con programas como la jornada escolar extendida y mano dura contra los expendedores son las cartas del alcalde Jorge Eduardo Rojas frente al consumo de drogas. ¿Cómo lo ve?
Solo prevención o solo mano dura no transforma nada. Los folletos dan información, no más, y las apuestas deben ser a largo plazo, con sentido colectivo. La gente consume porque le produce placer, le quita el miedo, el hambre, y claro, provoca efectos secundarios graves, pero la mano dura no logra nada, las estadísticas en el mundo lo demuestran. Lo único que esto hace es radicalizar la violencia y criminalizar a los consumidores.
- ¿Qué es lo más efectivo entonces?
Una ciudad tiene que generar espacios de desarrollo humano, como se pretende hacer en Bogotá, donde las personas encuentren cultura, trabajo, educación, recreación y salud, y donde los mismos habitantes de un barrio, formados, promuevan la reducción de daños no como alcahuetería, sino como una acción terapéutica. Los límites también tienen sentido, pero no los que violan el libre desarrollo de la personalidad. La jornada escolar extendida puede que rebaje estadísticas, pero ¿modifica en algo la vida de los niños?
- ¿Cómo entender los centros de consumo controlado, que han generado tanta polémica?
Son espacios para reducir los daños en quienes consumen y requieren una atención médica especializada, aunque la estrategia sigue en construcción. En Bogotá hay dos. El sueño del alcalde Gustavo Petro es hacer sustitución, por ejemplo de heroína por metadona, que es sintética, pero hay que superar las barreras legislativas. Sin embargo, estos centros necesitan una red de apoyo para propiciar el desarrollo de las personas. Lo importante es que se abrió el debate sobre otras maneras de intervenir.
- ¿Qué pasó con la prueba piloto en Manizales que no ha marchado según lo esperado?
El principal problema fue la lejanía del Hospital, la gente no llegaba. Otro obstáculo fue que la red hospitalaria no estaba articulada con los centros de escucha. Lo lindo fue que se preparó gente. En San José funciona el programa y se sembraron otras iniciativas. En la ciudad hay cierta madurez para los procesos de mitigación, incluso los centros de escucha son un comienzo para los centros de consumo controlado.
- ¿La legalización es una alternativa para Colombia?
Por ahora, no, pero hay que ir avanzando. ¿Se imagina desmontar la economía de este negocio, cuánto dinero, cuánto afán de poder, la sangre de por medio? Es más posible la regularización, como sucederá en Uruguay. Esto implica que el Estado controle el mercado, administrando los cultivos y su oferta, bajo fórmula médica. También significa despenalizar el consumo. Legalizar, en cambio, es que un ciudadano pueda cultivar y vender lo que se le dé la gana.
- Sorprende la medida en Holanda de restringir los coffe shops para el consumo de los turistas, ¿qué opina?
Se les volvió un problema de turismo, pues Holanda se convirtió en la casa de consumo y eso tiene implicaciones sociales y económicas. Pero insisto, es mejor regular el consumo y abrirlo un poco más, aunque en esto no hay verdades reveladas.
¿Considera que la dosis personal ha aumentado el consumo y que la legalización es una alternativa para el país?, respondieron asistentes al foro regional.
Luz Elena Zuluaga, Corporación Colombia Actuando
No, pues la dosis va orientada a reducir los daños en quienes han optado libremente por consumir. Colombia no está preparada para asumir la legalización, pues incluso la mitigación tiene contradictores.
Jaime Alberto Restrepo, docente de Psicología de la U. de Manizales
Los estudios muestran que la legalidad de la dosis no incide en el aumento del consumo, pues depende de otros factores. Las políticas deben dar un viraje, porque la prohibición fracasó. La legalización es un punto de discusión.
Miguel Ángel Rivera, psicólogo del colegio Marco Fidel Súarez
Es muy difícil afirmar que la dosis personal aumenta el consumo. Este se debe legalizar, más cuando en nuestra cultura lo prohibido es lo más apetecido. Se acabaría con el negocio.
Miriam Botero, psico-orientadora de la Escuela Normal Superior de Manizales
La dosis sí ha aumentado el uso de drogas. No estoy de acuerdo con la legalización, pues si hoy se presentan problemas de adicción, con ella habrá más daños neurológicos en los estudiantes.
Rubén Darío Hernández, docente del colegio Atanasio Girardot
La dosis personal sí incrementa, pues le da unos derechos al consumidor. No tengo una posición definida sobre la legalización.
María Adiela Rendón, docente del colegio rural La Palma
La dosis aumenta el consumo porque los muchachos prueban por curiosidad y muchos se quedan. La legalización incrementaría el consumo, por eso no la apoyo.
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