MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Ella tiene 72 años, la llamaremos Ana. Cuando habla, se le quiebra la voz contando que su familia la rechaza, no la atiende. La osteoporosis y la asfixia las debe soportar sola. Hijos y nietos la tienen durmiendo en un pequeño espacio de un apartamento del barrio San Sebastián, aunque es suyo.
Ana llegó a Manizales del oriente de Caldas, en donde perdió la casa por un vendaval. Su esposo ya había muerto, y le dejó cinco hijos. Unos se quedaron cuidando la finca, pero la vendieron y no le dieron lo que le correspondía.
Como damnificada entró en el censo para recibir casa gratis del Gobierno. Se la otorgaron en San Sebastián, pero la hija que vive con ella le quitó la escritura, por eso la da como perdida.
"Cuando les pido una pasta no me la dan. Dicen que para eso tengo otros cuatro hijos y que me vaya a donde alguno. Pasamos muchas dificultades, los servicios los cortan cada rato. Buenas personas del barrio me regalan para comprar pastas, pero mi mano derecha es la monjita de Betania -religiosa María Eugenia López-, le traigo las fórmulas y ella me consigue la medicina", narra Ana.
Son importantes
Ana es de los 100 adultos mayores de la Comuna Ciudadela del Norte que almuerzan gratis, de lunes a viernes, en el comedor de San Sebastián gracias a la Fundación Obras Sociales Betania de la Comunidad de Hermanas de la Caridad Dominicas de La Presentación y su grupo de trabajo. Otros 15 ancianos enfermos también reciben este alimento diario, pero en sus viviendas, y hasta allí se los hace llegar Betania.
"A uno lo atienden muy bien en el restaurante, y pasa todo el día haciendo algo. En la casa, comemos aguapanela y arroz, y al desayuno, las vecinas me dan plata a veces para comprar huevos, que yo misma me preparo", dice Ana.
Como su historia hay muchas otras que ayuda a sortear Betania. Yeni María García, coordinadora del Área Social, sostiene que tienen abiertas las puertas para la comunidad. "La gente nos expresa su realidad, siente que no le está sirviendo a la comunidad ni a su familia, y ahí es cuando la Fundación interviene. El comedor de adultos mayores se crea para atender a una población muy desprotegida, y cuenta con el acompañamiento de la Universidad Católica de Manizales para hacer actividades que mejoren sus condiciones y que se sientan útiles e importantes para la sociedad".
Vida
Hace poco, cuenta García, un anciano les dijo que Betania le daba vida, que en el restaurante servía y podía hacer cosas con sus manos, pues fuera del almuerzo realizan actividades cognitivas y de motricidad. "Salen muy temprano de sus casas y en Betania encuentran un hogar, una esperanza de vida".
A raíz de estas situaciones conocieron la necesidad de algunos de mejorar sus viviendas. Betania ya ha hecho 30 mejoramientos en distintos barrios de Manizales. "Encontramos gente que se moja en su propia casa, no tiene un baño ni cocina, ni piso. Para eso necesitamos la colaboración de la gente, que reconozca el valor que hay en todo esto", expresa García.
Betania tiene además dos escuelas para niños y adolescentes, una de fútbol con 120 pequeños y otra de danza para 100; escuela familiar a la que asisten entre 25 y 30 personas; refuerzo pedagógico en contra jornada para 80 niños; otro comedor para ancianos en Solferino, y un Plan Padrinos que ayudan a pagar las viviendas a 60 familias.
Vivienda y más vivienda
El pilar de Betania ha sido construir vivienda, de hecho en San Sebastián edificaron siete bloques de apartamentos. En 58 años de existencia han construido 5 mil 700 viviendas en 17 barrios de Manizales.
El ejemplo lo puso la recordada hermana Francisca del Sagrado Corazón, quien llegó a Manizales el 15 de mayo de 1954, se inició como trabajadora social de Iderna y de Bavaria. Con un grupo de señoras empezó a conocer las condiciones de vida de obreros. De ahí nació su idea de construir casas para favorecer a quienes estaban en condiciones de riesgo y pobreza, y consolidó toda esta obra.
Los esposos María Graciela Motato y Benjamín Bañol, de Riosucio, llegaron con sus cinco hijos a Manizales en el 2002, desplazados por la guerrilla. "No podíamos vivir allá. Compré una casa en Bosconia, pero por estar en zona de riesgo la tuvimos que dejar después de un deslizamiento que acabó con nueve casas. La Alcaldía nos ayudó con arrendamiento, hasta que nos dieron casa aquí en Bosques del Norte hace 10 años", cuentan los esposos.
Era una sola habitación, con baño y cocina. Se fueron ampliando, tres hijos se casaron y ellos se quedaron con un hijo discapacitado por un tumor que lo dejó sin visión, y otro de 35 años que es el que les ayuda a sostenerse.
Don Benjamín logró que otras religiosas le regalaran una máquina de coser, con la que arregla ropa. Lo que gana lo usa para pagar facturas. Sin embargo, no les había alcanzado para terminar algunas columnas de la casa. Cuando llovía, el agua se les entraba por una pared lateral.
"La hermana María Eugenia me conoció en el comedor, durante siete años colaboré allá, y me ayudó a organizar la casa. Ya no nos mojamos, tenemos mucho qué agradecerle a Betania, pues hasta pasamanos nos pusieron en el baño para no caernos cuando nos bañamos. Solos, no hubiéramos podido hacerlo", concluye doña María Graciela.
La Fundación Obras Sociales Betania realiza hoy un banquete en el salón múltiple del Club Manizales. El grupo La Rondalla acompañará el evento. Los asistentes deben adquirir una entrada desde $50 mil en adelante en: El Morro y Atípiko, centro comercial Sancancio, Datos, edificio Torres Panorama y restaurante Dauntaun. Informes en el celular 3148756008.
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