MARGARET SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Solo la fachada y las paredes de la capilla de Nuestra Señora de la Estrada, en el barrio San Ignacio de la Comuna San José, quedan en pie. La estructura que estaba entre las ruinas de las viviendas demolidas, ahora hace parte de ellas.
Amparo Hernández, vive hace unos 70 años en el sector, comentó ayer que la pareja de ancianos que habitaba la capilla, la abandonó el pasado domingo sin dar razón. “A la señora se le veía triste, lloraba, pero no se despidieron. Los vimos salir con su mascota”.
Fabio de Jesús Valencia, de 73 años, y Azeneth Salgado, de 50 años, vivían desde hace cinco años en la capilla, que antes fue escuela y jardín infantil. Dividieron la nave central del templo, el altar y la sacristía en dos cuartos, cocina y comedor, baño, gallinero y patio. Ahora queda un espacio vacío, con escombros y pedazos de madera en el piso.
La vecina cuenta que habitantes de la calle llegaron y desmantelaron la capilla el domingo y lunes en la noche, se llevaron las puertas, las ventanas, las paredes y el sanitario.
En un informe que publicó LA PATRIA el 14 de septiembre pasado, Fabio de Jesús aseguró que había invertido unos $2 millones en las adecuaciones, y que esperaba que la Empresa de Renovación Urbana de Manizales (ERUM) les diera el dinero para desalojar el predio, que hace parte del Macroproyecto San José.
El proceso
Para el historiador Pedro Felipe Hoyos Körbel, la capilla debe ser preservaba y no derribada, para que sea un punto de referencia histórico y religioso. Por eso se sorprendió al enterarse de que había sido desmantelada.
Ayer visitó el lugar. “Los ancianos no contestan. Nadie sabe si negociaron con ellos y se fueron callados sin avisar. Antes de tumbar, la Administración tiene que demostrar que la capilla no es patrimonio. Siento que se vulneraron nuestros derechos como ciudadanos”.
El 29 julio pasado un ciudadano le envió un derecho de petición al alcalde Jorge Eduardo Rojas para que identificara si el templo era bien cultural e histórico, y si no, que lo protegiera con la Ley de Interés Cultural.
“El inmueble no se encuentra declarado como Bien de Interés Cultural del Municipio” fue la respuesta del secretario de Planeación Municipal un mes después.
En la ERUM explicaron que el predio de la capilla no está legalizado, por lo que aún no pueden negociarlo. Creen que pertenece a la Arquidiócesis de Manizales, que era la propietaria de esa manzana, la calle 29 entre carrera 9 y 10 del barrio San Ignacio, vendió varios predios a la comunidad, pero ese quedó sin registro.
Sostuvieron que para comprarlo deben tener una escritura y ficha catastral, por lo que la Curia debe hacer ese trámite, y si no lo hace entrarían en un proceso de expropiación.
Sobre la familia que vivía en la capilla, precisaron que ellos tienen la oportunidad de postularse para habitar un apartamento de las unidades que tienen proyectadas construir en el Macroproyecto si cumplen con los requisitos, pero que como no son propietarios no han negociado con ellos.
El pasado 14 de septiembre monseñor Gonzalo Restrepo, arzobispo de Manizales, indicó que realizaban los trámites para impedir que derribaran la Capilla, y así recuperarla y convertirla en un símbolo del barrio. "El templo tiene una designación especial, y debe usarse para eso".
Templo con historia
Según Vicente Fernán Arango Estrada, presidente del Centro de Historia de Manizales, en el número 17 de la revista digital Letra2, la Capilla de Nuestra Señora de la Estrada fue construida por los jesuitas, que llegaron a la capital de Caldas a mediados del siglo XX.
Otra fecha que cita Arango Estrada, es la del 20 de febrero de 1957, cuando los jesuitas donaron los lotes a la Parroquia de San José, aunque hasta 1966 podría disponer del terreno en la que había una escuela.
Otro saqueo
El exalcalde Juan Manuel Llano puso como límite el 15 de mayo del 2011 para desalojar el PIC II o la Pelusa en el barrio Galán, pues por allí pasaría un tramo de la Avenida Colón. El 26 de septiembre del 2012, la comunidad encontró la institución en ruinas, los vándalos se llevaron el cableado, las puertas, las ventanas y sanitarios. En mayo del 2013, el alcalde Jorge Eduardo Rojas se comprometió a recuperar el lugar y el 16 de junio de este año se reabrió el centro de salud.
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