LA PATRIA | MANIZALES
En el lote La Aurora, a un kilómetro y medio de Minitas, por la vía que conduce a la bocatoma Olivares y a escasos 800 metros de la reserva de Río Blanco, se construirá la urbanización Tierraviva.
La quebrada Minitas es la que separa el proyecto urbanístico de la reserva. Son 10 cuadras entre las construcciones y donde empieza físicamente Río Blanco, en una confluencia de la quebrada Minitas con la Alisales, esta última viene del Alto del Zancudo
Desde el 2003, en la primera revisión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), cambió el uso del suelo de La Aurora. Pasó de ser rural a suelo de expansión, es decir, con la posibilidad de urbanizarse. Para ello las exigencias de ley son claras: cuando van a haber asentamientos humanos cerca de reservas forestales, como es el caso de Río Blanco, el proyecto debe generar una función amortiguadora para mitigar los impactos (ruido y contaminación) desde este y hacia la reserva.
Las empresas Constructora Felipe Calderón y Asociados y Vélez Uribe Ingeniería serán las encargadas de llevar a cabo el proyecto urbanístico y harán uso de 10 de las 56 hectáreas que tienen a su disposición.
Desde el 2012, las constructoras debieron modificar en repetidas ocasiones el plan inicial. La cercanía de la urbanización a Río Blanco permitió que se aplicara el decreto 1076 del 2015, que plantea cambios para mitigar el impacto de las obras y la ley 388 de Planes de ordenamiento territorial, que considera los planes parciales.
Albeiro Montoya Arias, gerente del proyecto, indicó que tras estudios durante cuatro años Corpocaldas y el Ministerio de Ambiente validaron la metodología el año pasado.
El Plan parcial lo adoptó la Alcaldía de Manizales en mayo del 2015, lo que permitió que las constructoras y la Curaduría segunda desarrollaran el punto de licenciamiento cumpliendo con las normas que quedan del plan parcial y que serán incorporadas en el POT de la ciudad.
Inconformes
Aunque se han dado las condiciones exigidas por la ley, este proyecto sigue preocupando a los vecinos del sector, quienes se oponen a que urbanicen La Aurora. “Lo que los constructores exponen como una solución a la demanda de vivienda de los manizaleños, será un atentado contra el medioambiente”, declara Ómar Vargas, líder del barrio Minitas y accionante de una acción popular que interpuso en el Tribunal Administrativo de Caldas en el 2012.
Sostiene que el impacto que generará el proyecto tiene que ver con su cercanía a Río Blanco. “Vamos a agotar los servicios ambientales, como es el oxígeno, el agua y la biodiversidad y más adelante, la factura la pagará la comunidad”.
El gerente del proyecto asegura que la obra está 100 metros por debajo de la altura de la bocatoma más cercana y reitera que no tomarán agua de la reserva. “El suministro para la urbanización vendrá desde el sistema de acueducto de Niza”, explica.
Montoya anuncia, además, que Aguas de Manizales entregó ciertas precisiones en cuanto al uso del agua en este sector: “No existe posibilidad técnica de que el proyecto (...) afecte la captación, disponibilidad y suministro de agua proveniente de la reserva forestal de Río Blanco”.
Estas precisiones no satisfacen al líder del Movimiento Cumanday, Ómar Vargas, y pese a que reconoce que los manizaleños dependen en un 67% del agua de Villamaría y el 33% restante proviene de la reserva, asegura que toda la comunidad está obligada a proteger las fuentes de agua.
Tulia Elena Hernández, personera de Manizales, resalta que Río Blanco es el único reservorio de agua en predios de Manizales. "Hay que tener en cuenta que mientras multipliquemos la gente tendremos a más personas disputando esos bienes y servicios, cada vez más escasos, porque no tenemos otra zona donde nazca el agua distinta a Río Blanco".
Otro punto que preocupa a Vargas es el descole de las aguas. Al respecto, el ingeniero forestal Carlos Eduardo Aguilar sostiene que la urbanización tendrá dos alcantarillados para separar las aguas lluvias de las servidas y precisa que las aguas lluvias se entregarán directamente a la quebrada Minitas y las negras o servidas irán al colector municipal que está en el Popal.
Flora y fauna
Entre las primeras exigencias de mitigación, se planteó una primera siembra de árboles, previa al comienzo de las obras.
De acuerdo con Aguilar, estas se iniciaron hace tres años. Plantaron 400 entre roble, pino colombiano, cedro negro y encenillo.
Aguilar recalca que esto obedece a un diseño con función amortiguadora, porque no solo se recupera la biomasa, sino que buscan que los impactos de la urbanización no trasciendan a la zona protegida (ver gráfico).
Aguilar refiere que para este diseño se partió de un conocimiento detallado de los tipos de bosques existentes en el predio, representados por un bosque galería (asociado a una corriente de agua y con una composición florística variada), en torno a la quebrada Siete Cueros, que separa a la urbanización del área de interés ambiental de Infimanizales.
Para Aguilar, el diseño del proyecto contempla impactos en la flora y en la fauna. Explica que un biólogo hizo los estudios y dedujo que en el sector se encuentran ecotonos, es decir zonas de aves que viven en el bosque o vienen de tránsito para encontrar alimento.
Agrega que el sector del proyecto es concentrado y el predio tiene más territorio de ecotonos, por eso lo que se espera con la fauna es que se desplace unos metros, pero que no desaparezca de la zona porque el ecosistema que se va a intervenir (pastos) no es fundamental para su hábitat, sino que es fuente de alimento.
Mitigación
La función amortiguadora permite proteger la fauna y flora, y para ello plantearon un programa de educación ambiental y la construcción de una casa de la cultura ambiental. Se pretende que la comunidad haga campañas para cuidar la reserva.
Basuras
Los edificios de los cinco conjuntos cerrados tendrán tres chuts de basura cada uno, para que los residuos se separen desde la fuente.
Iluminación
Las luminarias cercanas a las cuatro áreas de bosques tendrán pantallas reflectoras con intensidad limitada, lo que evita que la luz se proyecte hacia la zona boscosa.
Terminal
Inicialmente se había planteado una terminal de buses en la parte alta de la urbanización, pero Corpocaldas exigió el traslado para la entrada de la urbanización para evitar la contaminación por ruido y gases.
Mitigarán estos impactos sembrando barreras de árboles que disminuirán el ruido. Con respecto a los gases, calcularon la huella de carbono y sembrarán al menos 5 mil 972, que en teoría compensaría la emisión de CO2.
Allí no habrá abastecimiento de combustibles ni reparación de vehículos.
Desde Corpocaldas
Johny Albeiro Arias, profesional especializado de Corpocaldas, indica que para que este suelo fuera urbano la constructora presentó un plan parcial a la autoridad ambiental. Desde allí se le hicieron requerimientos, sobre todo en función amortiguadora, “porque sabemos que está relativamente cerca de la zona de Río Blanco”
Al preguntarle a qué distancia de una reserva puede haber un asentamiento humano, el experto expuso que no existe normatividad, “pero el ideal es que no existiera nada porque es un ecosistema muy sensible”.
Datos
- La reserva de Río Blanco tiene 5 mil hectáreas y el proyecto, 35 hectáreas.
- En la parte alta se construirá un mirador para que las personas a través de ventanas puedan observar las aves que pasan para la reserva de Río Blanco.
- En el área colindante con la reserva la altura máxima de construcción será de dos pisos. Le siguen dos de cinco pisos y las demás de 12.
Acción popular
La comunidad instauró una acción popular en el 2012. En esa época el magistrado solicitó a todas las partes pruebas y no se llegó a acuerdo en el pacto de cumplimiento. El profesional que llevaba el caso se declaró inhabilitado porque llevaba unas acciones populares de las personas que pusieron esta.
La justicia nombró entonces al magistrado Luis Eduardo Collazos Olaya, quien solicitó al Ministerio de Ambiente, a Corpocaldas y a los implicados en el proyecto los estudios y todo lo que se ha hecho.
En julio del año pasado, los accionantes presentaron unas medidas cautelares y pese a que el magistrado tuvo en cuenta un estudio del Ministerio del Medio Ambiente, a ellos no les pareció contundente. “Para la respuesta que dio el Ministerio parece que no hizo visita de campo, por eso presentamos una objeción. No es posible que la respuesta sea similar a la que dicen los constructores y lo que opina Corpocaldas, que al parecer delega en el constructor lo que considere”, precisa Ómar Vargas, líder del barrio Minitas.
De acuerdo con el Tribunal, la acción popular está en etapa probatoria.
Construcción
El proyecto inicia su construcción en el primer semestre del 2017; dependiendo del ritmo de ventas se estima un período de ejecución de 8 a 10 años. Se estima que los primeros apartamentos se entregarán en el segundo semestre del 2018.
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