
LAURA SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El mismo nombre: Jónathan, corresponde a dos hombres diferentes de dos bandas diferentes: Patio Feo y La 31. El pasado sábado, en un sancocho comunitario en la cancha del barrio Nevado, se abrieron las puertas para cambiar sus vidas gracias a la reconciliación entre los integrantes de ambos grupos.
El Jónathan de Patio Feo asegura que significa un paso importante porque los directamente afectados son los niños, la generación que viene. "No queremos terminar con tantos muertos", comenta al mismo tiempo que sostiene a su hija de casi tres años.
Por fin el estrechón de manos se dio gracias a la ayuda de la Policía y la Alcaldía de Manizales. El secretario de Gobierno, Jhon Heberth Zamora, expresa que el propósito es reinsertarlos a la sociedad, que dejen las rencillas a un lado para una sana convivencia. "Pero no es solamente decirles que se alejen, también es buscar alternativas como procesos de emprendimiento y apoyo educativo que nos eviten el derrame de sangre", explica el funcionario.
Sin embargo, solo otorgarán cuatro cupos universitarios y anunciaron la posibilidad de tener convenios con el Sena y el Ministerio de Educación. El secretario aclara: "Es un buen avance si consideramos cuánto vale una carrera universitaria. Estamos calculando por cada estudiante unos $40 millones, es decir unos $160 millones".
El otro Jónathan, el de La 31, no considera estudiar. Dice que ya tuvo suficiente estudio en el colegio y que ahora solo le queda trabajar por sacar a su familia adelante.
También la Alcaldía les prometió arreglos en 12 viviendas, seis a cada lado, cursos de formación para quienes deseen iniciar sus propios negocios, el arreglo de la cancha de fútbol y la instalación de un gimnasio al aire libre.
La otra comunidad en la que interviene la Administración es Solferino.
Marcados por siempre
Para Ángela, la noche del 25 de diciembre del año pasado solo fue un malentendido. "No somos combos, ni peleamos por microtráfico. Solo sonsituaciones de intolerancia que se pueden mejorar", asegura.
Ese día cerca a las 4:00 p.m. murió César Augusto Vásquez, de 24 años, de cinco impactos de bala en la calle 29 con carrera 30 del barrio Campoamor. Un amigo suyo resultó herido.
"Me dijeron que yo fui partícipe de la muerte de César, todo el mundo me hacía en la cárcel y mis dos hijos se afectaron muchísimo". Ángela nunca entró a la cárcel, pues según ella logró comprobar su inocencia y poco a poco ha limpiado su nombre.
Ahora solo espera que se mantenga la tranquilidad, aunque comenta que no se pueden descuidar.
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