Yeison Vásquez
LA PATRIA | MANIZALES
Los combates y traslados, entre otras actividades, han hecho que el sargento Giovanny Arroyave sea un padre ausente. Esa misma condición la ha vivido Elkin Soto, jugador del Once Caldas, quien durante 11 años jugó en Europa. Y la soledad, en noches y días, ha sido la compañía del celador Hernando Arce.
Los tres tienen dos hijas y hoy, como les ha ocurrido en los últimos tiempos, dos de ellos no celebrarán su Día con sus seres queridos. Situación de muchos padres colombianos.
Sacrificio recompensado
Foto | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
Giovanny Arroyave Suazo acompañado de su esposa, Lina Johana Trujillo, y sus hijas María José y María Ángel.
Entre madrugadas, formaciones y operaciones ha transcurrido la vida del suboficial del Ejército José Giovanny Arroyave Suazo, quien a sus 18 años decidió entregar alma, vida y corazón a la Patria desde las filas militares. A medida que el tiempo avanzó, el sueño de llegar a un alto rango se hizo realidad, hoy es sargento mayor y su meta es seguir escalando.
Hoy tiene dos hijas con su esposa, Lina Johana Trujillo Cerqueda. Las tres son la inspiración de Arroyave, por ellas lucha cada día para ser mejor profesional y un ejemplo para la sociedad. Sus hijas María José, de 14 años, y María Ángel, de 9, han visto pasar sus años en la cultura militar.
El sargento se perdió el nacimiento de sus hijas, aunque como miembro de las Fuerzas Armadas tiene que asumir acontecimientos que no le permiten ver a su familia en Navidad, cumpleaños u otros eventos, sí deseaba estar en la llegada de sus pequeñas.
Cuando María José nació, Giovanny estaba en una operación en la Serranía del Cocuy (Boyacá), su esposa dio a luz en Neiva (Huila), y cinco días después pudo verlas.
Algo similar sucedió con María Ángel, quien nació en Vista Hermosa (Meta). El sargento estaba en una operación de abastecimiento en Granada, en este mismo departamento, y tuvo que esperar tres días para conocerla.
Faltar a la primera comunión de su hija mayor también lo marcó. "Fue algo que me dolió mucho, porque son logros de los niños que no se vuelven a repetir", expresa.
Esfuerzos
Para Lina Johana, esta es una lucha que vale la pena para mantener unida a su familia a pesar de los momentos que su esposo no ha compartido con ellas.
Además, se considera una admiradora de Giovanny: "El tiempo que ha pasado con nosotras ha sido de un 100%, un 70%, pero sin duda se esfuerza para que esos momentos sean productivos y con enseñanzas para nuestras hijas y para mí también".
Para estar con sus hijas y esposa, el sargento ha pasado por cargos, ciudades, pueblos, montañas y diferentes batallones de Colombia, incluso estuvo 10 meses en el Sinaí (Egipto), en donde su mayor preocupación eran sus Marías. Agradece su cargo administrativo en la Octava Brigada y Batallón Ayacucho, de Manizales, porque esto le permite brindarles espacios que alguna vez no pudo.
28 años de vigilancia
"Te amo abuelo, gracias por todo tu amor, te quiero con todo mi corazón por cuidarme", son las palabras que le escribió Valery Muñoz Arce, de 7 años, a su abuelo materno, Hernando Arce Piedrahíta, para este Día del Padre.
Arce es un vigilante de 51 años que ha dedicado 28 a esta profesión, sacrificando momentos especiales con su familia. Este es un día más de turno en la empresa, otra fecha de celebración en la que está ausente por cumplir con su labor.
"Hago mi trabajo con amor, pero he perdido momentos grandiosos con mi familia como el nacimiento de mis dos hijas o acompañarlas al colegio. Hoy será un día normal de trabajo, no es raro para mí", expresa.
Sus hijas, Leidy Vanessa, de 28 años, y Valentina, de 20, nunca han visto a su papá con un uniforme de trabajo diferente al de vigilante. Cuentan que su forma estricta, pero cordial con la gente, es lo que lo ha llevado a estar al servicio de la comunidad.
Recupera el tiempo
Foto | Martha Monroy | LA PATRIA
Hernando Arce Piedrahíta con su hija Leidy Vanessa y su nieta Valery.
28 años de vigilancia
"Te amo abuelo, gracias por todo tu amor, te quiero con todo mi corazón por cuidarme", son las palabras que le escribió Valery Muñoz Arce, de 7 años, a su abuelo materno, Hernando Arce Piedrahíta, para este Día del Padre.
Arce es un vigilante de 51 años que ha dedicado 28 a esta profesión, sacrificando momentos especiales con su familia. Este es un día más de turno en la empresa, otra fecha de celebración en la que está ausente por cumplir con su labor.
"Hago mi trabajo con amor, pero he perdido momentos grandiosos con mi familia como el nacimiento de mis dos hijas o acompañarlas al colegio. Hoy será un día normal de trabajo, no es raro para mí", expresa.
Sus hijas, Leidy Vanessa, de 28 años, y Valentina, de 20, nunca han visto a su papá con un uniforme de trabajo diferente al de vigilante. Cuentan que su forma estricta, pero cordial con la gente, es lo que lo ha llevado a estar al servicio de la comunidad.
Recupera el tiempo
La familia Arce intenta recuperar el tiempo perdido por el trabajo de Hernando, cuando pueden planean paseos, comidas en la casa o visitan centros comerciales. "Me encanta cuando mi abuelo me lleva a estos sitios y me gasta perro caliente o hamburguesa", manifiesta Valery.
Se siente cansado y desearía otro empleo, pero sostiene que gracias a su labor pudo sacar adelante a su familia, ellas lo han entendido y destaca que vale la pena el sacrificio
Sus hijas, la fuerza
Foto | Cortesía | LA PATRIA
El futbolista manizaleño Elkin Soto con su esposa, Lina Alzate, y sus hijas Laura y Valerie.
"El tiempo que se va no vuelve", dice Elkin Soto, jugador del Once Caldas, al referirse a los momentos que no ha compartido con sus hijas debido a su profesión.
Laura y Valerie, de 7 y 4 años, nacieron en Alemania, cuando el futbolista manizaleño jugaba con el Mainz. Soto estuvo cuando su esposa dio a luz, pero manifiesta que ha sido duro no estar con ellas en algunos momentos especiales como trabajos del colegio o integraciones familiares.
En el 2015, el jugador tuvo una lesión que por poco le impide regresar al fútbol de alta competencia.
Expresa que Laura y Valerie fueron su principal fortaleza para superar esta dificultad. Durante la incapacidad se perdió el cumpleaños de ellas, pero después buscó la manera de celebrárselos.
Se considera un papá responsable, dedicado a su profesión. Once Caldas está hoy en Costa Rica cumpliendo con un encuentro amistoso ante el Alajuelense y allí está Soto en su labor, sacrificando un día más que pudiera estar con sus pequeñas. Cuando se le pregunta cómo pasará este Día del Padre lejos de sus hijas, responde con una pregunta: ¿Este fin de semana es Día del padre? Y sonríe. Pareciera que la costumbre de los viajes, entrenamientos y concentraciones lo envuelven de tal manera que esta fecha para él, es normal.
Regresar a Manizales fue una bendición para el Sultán, como le dicen a Soto, porque tiene a su familia al lado, que a Europa viajó pocas veces para compartir con él. Con Laura y Valerie disfruta cada momento y destaca que su esposa, Lina Alzate, es una madre incondicional.
"Esta es mi casa, mi ciudad y mi equipo, estoy muy feliz y quiero que mis hijas sepan que pese a todo estaré ahí para ellas", concluye Elkin Soto.
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