MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Orlando Sierra Hernández falleció en el Hospital de Caldas, hoy hace 18 años, dos días después de ser atacado a quemarropa por un sicario frente a las instalaciones de La Patria en el centro de la ciudad.
Desde niño, los mejores amigos de Orlando Sierra Hernández fueron los libros, y su sitio predilecto, la biblioteca pública. Eso dicen en Santa Rosa de Cabal, municipio que lo vio nacer el 21 de septiembre de 1959.
“Escribía hasta en su ropa”, rememora Jorge Tobón, amigo de infancia del barrio Bolívar. “Redactaba de lo que se le venía a la mente. Era muy introvertido, jamás creímos que llegara a ser un personaje. Nos dolió mucho cuando lo mataron”.
Jorge se refiere al 30 de enero del 2002, hace 18 años, cuando dos balas perforaron la cabeza de Orlando cuando llegaba a la sede del periódico LA PATRIA, en la esquina de la calle 22 con carrera 20, del que era su subdirector. Lo acompañaba su hija, Beatriz.
Orlando falleció en la noche del 1 de febrero, a los 42 años, en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Caldas.
Poemas para los amigos
Doña Marina Hernández, madre de Orlando, recuerda que su hijo vivió los primeros años en la vereda San Ramón, vía a Termales de San Vicente, porque el papá, Gilberto Sierra Alzate, era amansador de caballos en una finca. “Allá vivimos poquito con él. Cuando vi que este muchachito iba creciendo y que se me iba a quedar sin estudio le dije a Gilberto: me voy de aquí. Nos vinimos a vivir al barrio Bolívar, de Santa Rosa, donde Orlando pasó su infancia”.
Los primeros estudios los hizo con unas monjas, a pocas cuadras de la casa, tenía 5 años o 6. “Lo mandé porque jodía más que tres en un taburete; era muy necio, ahí aprendió a leer”, dice sonriente doña Marina.
La primaria la cursó en la Escuela Pedro José Rivera, de primero a quinto. Juan de Dios Ocampo, otro vecino y amigo de infancia, señala que el barrio eran prácticamente mangas en donde jugaban fútbol y bate. “Él era muy inquieto, pero lo que más le gustaba era leer y la poesía. Nos hacía poemas a nosotros. Las escribía en un momentico. Mantenía cualquier hojita, la sacaba y escribía cosas muy hermosas, sobre la vida cotidiana de cada uno o de lo que compartíamos en el barrio”.
Expresa que los otros muchachos eran de la calle, de parrandas, pero que Orlando no. “Él iba mucho a la biblioteca pública. Era bastante crítico por las injusticias, del maltrato a los muchachos, es que en ese tiempo había papás que cuando jugábamos fútbol nos quitaban las pelotas y esas cosas le molestaban. Lástima que se nos fue Orlando, y tan joven, fue una persona muy ilustrada”, se lamenta Juan de Dios.
El chistecito
Doña Marina relata: “Él siempre fue rebelde, pero con su rebeldía y todo siempre rendía en los estudios. Orlando regularmente terminaba becado”. Empezó su bachillerato en el Colegio Nacional Francisco José de Caldas, donde cursó desde primero hasta cuarto, año que marcó su vida escolar.
Luis Álvaro Henao, compañero de Orlando en tercero y cuarto de bachillerato, y actual docente de este plantel, expresa que fue inquieto, buen compañero, noble, amigo, líder. “Con cariño le decíamos mocobiche, nunca supe por qué”.
En cuarto de bachillerato Orlando escribió su primer libro de poesía: “Hundido entre la piel”. “Lo recuerdo muy bien, en la carátula había una mujer muy estilizada, de pelo largo. Hasta nos regaló un ejemplar a los compañeros. Como que hubo una editorial de Pereira que lo respaldó y le editó. Nos lo regaló firmado, escribió: con cariño para mi querido amigo Álvaro Henao, de su amigo Orlando Sierra. Ojalá lo tuviera, pero ya han pasado como 40 años”.
Pero lo más difícil de ese cuarto año para Orlando fue cuando un chiste en clase le valió la salida del Colegio Nacional. “Estábamos en clase de inglés con el profesor Héctor Sierra, al que le decíamos afrechero, porque era chiquito y gordito, parecía un pájaro afrechero. Ese día un afrechero se paró en una ventana del salón, y Orlando dijo: muchachos, el profesor Héctor Sierra está parado en la ventana. Ese profesor lo cogió, y en medio de una ira horrible le dijo: usted se larga de aquí, lo paró y llamó al coordinador. Hizo echar a Orlando del Colegio por eso. Orlando siempre estuvo callado, no protestó, no dijo nada”, explica Luis Álvaro. Agrega que cuando sacaron del Colegio a Orlando, los compañeros de clase protestaron, pero en ese tiempo a un alumno lo echaban por cualquier cosa.
A repetir cuarto
Doña Marina narra que para esa época Orlando ya quería trabajar, y en algunos lugares le daban la oportunidad. “Él quería ayudarme, porque teníamos que estar los dos haciendo fuerza por la casa. Yo cosía en la noche y tenía peluquería en el día, y así pude hacer que los cinco hijos estudiaran -tres mujeres y dos hombres-. A Orlando le daban turnitos en el día para que fuera a barrer o a lavar loza en un restaurante, lo que fuera. Yo le decía, hágale, mijito, porque nadie que tenga vergüenza pasa hambre, es que trabajar honradamente no es pecado”.
A Orlando le tocó repetir cuarto y lo recibieron en el Colegio Cooperativo de Bachillerato Nocturno, privado. Jaime Cardona, rector actual, sabe que era recochita, que se mantenía haciendo bromas, y versos para las muchachas. Al consultar los libros del plantel cuenta que Orlando fue parte de la segunda promoción, que cursó el sexto B en 1979.
“En esa época era rector el poeta Benjamín Duque Henao, de muchas bondades en Santa Rosa. El discurso de grado estuvo a cargo de doña Carmela Arias de Ortega, esposa del gobernador de Risaralda para esa época, José Ramón Ortega, y que duró tres meses; renunció por ser honesto. Orlando se graduó con 47 compañeros de los dos sextos”.
Luis Álvaro agrega que su amigo siempre fue buen estudiante. “En todas las áreas le iba bien. Atinado en lo que decía y proponía, muy centrado. Lo recuerdo mucho, cuando lo mataron lamenté mucho su muerte, y aquí en Santa Rosa fue muy doloroso para todos”.
Santa Rosa de Cabal recuerda al niño y adolescente que no le dio temor criticar respetuosamente, a gobiernos y a políticos, pero mucho más las injusticias. El fin de semana, egresados vivos de la promoción del 79 realizaron un encuentro. Por Orlando hicieron un minuto de silencio.
* 1974 segundo de bachillerato
Conducta, 9; educación ética, moral y religiosa, 6; historia de América, 7; geografía de América, 7; español, 6; inglés, 5; biología, 6, materia que habilitó y sacó 7 en el curso remedial; anatomía, 6; aritmética y geometría, 6; educación física, 8; educación estética, 6, y vocacionales y técnicas, cumplió.
* 1975 tercero de bachillerato
Educación ética y moral, 7; historia universal, 6; geografía universal, 6; español, 6; idioma extranjero, 6; biología integrada, 6; álgebra y geometría, 7; educación física, 7; educación estética, 7; vocacionales y técnicas, 7; conducta, 7.
* 1976 cuarto de bachillerato
Educación ética moral y religiosa, 8; historia de Colombia y educación cívica, 6; geografía económica de Colombia, 6; español, 6; idiomas extranjeros, 5; biología integrada, 4; álgebra y geometría, 5; educación física, 6; educación estética, 6; vocacionales y técnicas, 7; conducta, 7. Reprobó el año y le negaron el cupo.
* 1977 cuarto de bachillerato
Religión, 9; Matemáticas 4, haciendo curso remedial y obteniendo una nota de 6; Español, 7; Inglés, 6; Biología, 7; Geografía, 9; Historia, 8; conducta, 10.
* 1978 quinto de bachillerato
Comportamiento y Salud, 6,7; Religión, 10; Filosofía, 6,8; Física, 6; Matemáticas, 4,3 haciendo habilitación con nota de 4 y rehabilitando con una nota de 6; Español, 6,5; Inglés, 6,3; Química, 6,1; conducta, 10.
* 1979 sexto de bachillerato (foto)
Comportamiento y Salud, 6,9; Educación religiosa, 10; Filosofía, 7,2; Física, 7,8; Análisis matemático, 6,1; Español, 7,4; Inglés, 6,4; Química, 6,2; conducta, 9,7.
Jorge Tobón, vecino
“Orlando dejó recuerdos muy gratos, quienes lo conocieron lo recordamos con mucho cariño”.
Luis Álvaro Henao, compañero de estudio
“Orlando fue inquieto e hiperactivo, pero usaba un vocabulario bonito, un léxico elegante; fue hombre muy culto”.
Juan de Dios Ocampo, vecino
“Orlando era muy solitario porque su interés eran los libros”.
La Sala Penal del Tribunal Superior de Manizales condenó a Ferney Tapasco González a 36 años, tres meses y un día de prisión como determinador del homicidio de Orlando. Además, condenó a los hermanos Fabio y Jorge Hernando López Escobar a 28 años, 10 meses y un día de prisión, como coautores. Otro condenado fue el sicario Luis Fernando Soto Zapata, quien salió en seis años de la cárcel, y fue asesinado en un tiroteo con la Policía en Cali. Como coautores también sentenciaron a Luis Arley Ortiz Orozco, alias Pereque, y a Francisco Antonio Tabares, alias Tilín. Un tercer hermano López Escobar, Gabriel Jaime, fue condenado.
Este es el único caso de un homicidio contra un periodista en Colombia en el que se condenó a toda la cadena criminal.
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