MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
La Catedral fue el sitio preferido de espiritualidad para el abogado Ariel Ortiz Correa. Se sentaba en una banca de la parte de atrás de la Basílica a orar y dialogar con Dios, incluso lo hizo muchas veces acompañado de su hija Clarisa. Allí, en este símbolo de la Manizales que lo adoptó, serán hoy sus honras fúnebres, a las 4:00 de la tarde.
Familia, amigos, colegas y alumnos lamentaron el deceso de este profesional nacido el 16 de octubre de 1944 en Quimbaya (Quindío). Llegó a Manizales a estudiar Derecho en la Universidad de Caldas y se enamoró rápido de esta tierra, tanto, que se graduó y echó raíces.
Se especializó en lo que más le gustó hacer, el derecho penal; se casó dos veces; tuvo dos hijos, Clarisa y Juan Ricardo, y cientos de alumnos que hoy son lo que son por sus enseñanzas profesionales y de vida. Apasionado, humanista y leal, tanto que hasta las generaciones que no pasaron por su tablero dan cuenta de lo que significó.
Logros
"Mucha gente nos ha llamado a contarnos historias de lo que fue mi papá: lo máximo", indicó su hija Clarisa. "No estaba enfermo. Le dio por armar una fiesta en Bogotá con sus amigos de la barra: José Fernando Escobar, Guillermo Hurtado, Humberto de la Calle. El Señor le permitió esa fiesta el pasado sábado, donde pasaron de lo lindo. Se fue a acostar temprano, y en el hotel se empezó a sentir indispuesto. Lo llevaron al hospital, pero murió a las 2:45 de la mañana de hoy (ayer) de un infarto", agrega.
Su amigo del alma, José Fernando Escobar, abogado especialista en derecho comercial, recordó que se graduaron en 1968 de la Universidad de Caldas, en medio de las presiones de los años 60, la Guerra Fría, las luchas entre pensamientos y filosofías.
"Salíamos a la calle a predicar la igualdad. Ariel siempre fue un vocero de esta idea, un líder especial que señalaba los caminos de aglutinamiento y de convergencia".
Ortiz Correa fue presidente del Colegio de Abogados de Colombia, creador de la Escuela de Abogados Penalistas y del Colegio de Abogados Penalistas de Caldas donde formó a muchas generaciones que orientan actualmente las cátedras de derecho penal en la Universidad de Caldas.
Ejerció la docencia durante unos 30 años en el Alma Máter. Fue decano en varias oportunidades de la Facultad de Derecho, lideró la conformación de la Asociación de Egresados de Derecho de esa Universidad, y apadrinó un grupo de estudiantes de Chocó.
De alma grande
Su amigo José Fernando explicó que la pasión que destiló Ortiz Correa por el derecho penal surgió por la capacidad de amar, de sentir, de estar con los más necesitados. "Ariel decía que quién más que los parientes y familiares de aquel que haya cometido un delito para sufrir tanta soledad y dificultades. Todo ese sentimiento humano lo llevó a eso".
El camino se lo señaló el también abogado penalista Jaime Chávez Echeverri. "Con él tuvo su primera oficina. Fue el primero de nosotros en ser abogado independiente, jóvenes liberales que habíamos surgido de la Universidad".
A Ariel Ortiz le destacan su excelente humor. De estudiante, convirtió las fiestas universitarias en un carnaval de la ciudad a través de las comparsas y reuniones. "Ya como decano de Derecho fue el amigo de los amigos, no teníamos un decano sino un amigo. Lo acompañé a varios homenajes que le hicieron los estudiantes. Fue un hombre de convicciones, con una excelente capacidad de expresión, le ponía emoción a todo. Esa alma tan grande que tenía se reflejaba en todo, se entregaba con pasión a todo: a la amistad, a la familia, a la sociedad, a sus ideas y sabía transmitir esa pasión", afirmó Escobar.
Entrega
El abogado penalista Mauricio Pava indicó que su profesor Ariel cumplía mensualmente en Bogotá una actividad de consultor en la firma de abogados MPA Derecho Penal Corporativo, como reclutador de abogados. "Recientemente había sido ratificado conjuez de la sala penal de la Corte Suprema, de lo que se sentía orgulloso porque era un enamorado de la justicia, de las instituciones, de los jueces. Él creía que la justicia era instrumento de paz y de solución de los conflictos de la comunidad. Claramente era más que un abogado, un gran humanista".
Dentro de sus casos más sonados aparecen la defensa del homicidio del subdirector de LA PATRIA Orlando Sierra. "Representó a su familia y fue el primer grito de rechazo público frente a la paquidermia de la justicia, renunciando públicamente en el proceso porque la justicia no estuviera haciendo lo que le tocaba. Defendió a todos los colores políticos en Caldas, a todas las clases sociales y los hizo con generosidad, solidaridad y humor", recordó Pava.
Ortiz Correa tuvo abierta su oficina de abogados en Manizales hasta el 2014. Gloria Yaneth Gil, su secretaria durante 21 años, lo describió como un profesional con don de gentes, gran capacidad de enseñanza y agradecido. "En la oficina siempre tuvo estudiantes, les enseñaba y aunque era muy estricto con ellos, porque era muy perfeccionista, también era su gran amigo. Entregó la mayor parte de su vida a la Universidad de Caldas, la adoraba".
Julián Atehortúa, portero del edificio Guacaica, y Aracelly Marín, de servicios generales en la misma propiedad donde Ortiz Correa tuvo su bufete, coincidieron en el buen trato que mostró por las personas y las frases especiales y jocosas con las que se refería.
Un cliente que defendió, el contador y columnista de LA PATRIA, Jorge Enrique Pava, destacó a Ortiz Correa como excelente profesional y ser humano. "Emprendió la defensa de muchas causas sociales. Con su trayectoria formó a muchos profesionales en el campo penal. Amigo incondicional, donde él pudiera participar como abogado lo hacía".
Los últimos 25 años estuvo acompañado de su segunda esposa, Helena Mejía, residiendo en una casa campestre en Villamaría llamada San Carlos, donde también dejó huella como humanista y hombre del derecho.
José Fernando Ortega, abogado y presidente de la Fundación Science International
Deja un vacío inmenso, el dolor que puede sentirse cuando una persona como Ariel se va. Se hizo manizaleño por adopción, y es donde él quiso que sus restos reposen. Destaco siempre su lealtad, consigo mismo, con sus principios de vida, sus postulados, sus alumnos, porque fue un maestro que se entregaba con pasión y con amor a su docencia.
Mauricio Pava Lugo, abogado penalista
Es muy doloroso, es la pérdida de un hombre decente, generoso, solidario en los momentos en los que tanta falta nos hace. Donde fue y será más reconocido es en su actividad docente, como maestro de la Universidad de Caldas y un tiempo en la Universidad de Manizales. Gestor de Proderecho, formador de las generaciones de abogados más importantes e igualmente amigo de los penalistas más connotados del país.
Beatriz Zuluaga, directora del Programa de Derecho de la Universidad de Caldas
En la Universidad era un líder, lo denominamos el decano de los estudiantes de Derecho. Hicimos una convocatoria de quién era el profesor que fuera el símbolo que los estudiantes querían, y por mayoría absoluta fue el decano de los estudiantes y seguirá siéndolo. La imagen del doctor Ariel es un referente muy grande para toda la juventud que ama el derecho penal. Fue su pasión y la supo transmitir a las generaciones.
Nicolás Restrepo, director del periódico LA PATRIA
Es el referente más importante del derecho penal en Caldas, el maestro de los grandes penalistas en la ciudad. Lo recuerdo siempre con mucho cariño. Con la pérdida de Orlando Sierra, fue el primero que se quiso apersonar del caso para llevarlo hasta lo que tenemos hoy, la captura y condena de los autores intelectuales. Hizo las primeras diligencias para que nos convirtiéramos en parte civil en ese caso, siempre muy interesado en que hubiera justicia con la muerte de Orlando. Representó un gran apoyo para el difícil momento que pasábamos. Es una pérdida muy grande; queda su ejemplo, su sabiduría y muy buenos alumnos para que sigan por esa senda que él trazó.
Juan Manuel Ríos, abogado penalista
Fue mi maestro y mi amigo. El hombre del derecho penal en Caldas. Lamentablemente se va el gran maestro de maestros. No digo más porque estoy muy afectado con la noticia.
Juan Pablo Rodríguez, abogado y exalumno
Lo recordamos como persona muy comprometida con el aprendizaje de los estudiantes, se mostraba apasionado por lo que hacía y lo transmitía en cada una de sus intervenciones. Eso llevó a que muchos estudiantes se inclinaran por esa área del Derecho. Aquí lo recordamos muy gratamente porque ha representado para nosotros un bastión del derecho penal y un modelo dentro de todo su actuar profesional.
Leimar Andrés Mosquera, abogado
Es una gran pérdida para la comunidad académica. Persona con conocimientos enormes en dogmática jurídico-penal. Nuestros profesores siempre nos han transmitido que ellos todo lo aprendieron del doctor Ariel Ortiz, su gran maestro. Basta no más que acudir a algunas conferencias de los doctores José Fernando Reyes y Juan Manuel Ríos, dicen que sus conocimientos se los deben a su maestro Ariel Ortiz.
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