MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El cubano Raúl Donet Martínez no se puede alegrar con la muerte de un ser humano, ni siquiera con la de Fidel Castro, pero no pudo contener su llanto cuando respondió, en medio de lágrimas oprimidas, cómo se imagina a Cuba sin el líder de la Revolución.
Llegó a Colombia en diciembre del 2002, hace 14 años, por motivos sentimentales. Conoció, por cartas y llamadas, a una manizaleña que lo trajo a la capital de Caldas tres años después. Se casó con ella y ahora es residente permanente, aunque ya están separados.
Nació en 1967, en Holguín, cuando la Revolución Cubana cumplía ocho años. Le tocó crecer con la imagen de Fidel como líder popular e indiscutible, con quien había que estar identificado, de lo contrario se tenían que ir de la isla, casi siempre para Estados Unidos. "Él imponía su ideología, su política, sus reglas, y quien no lo hacía se marchaba. Era el guía de los niños en Cuba, la persona que se seguía. A mi modo de ver, hasta se llegaba a hacerle un poco de culto a su personalidad".
Todos los hogares tenían que tener el cuadro con la imagen de Castro en un sitio central de la casa; la misma que estaba por todas partes, en los centros laborales y en las escuelas. "Todo giraba alrededor de la Revolución, aunque el país tenía toda una historia antes de que ellos llegaran al poder, una historia de otro dictador, Fulgencio Batista. Lo de Fidel fue una lucha abierta contra el imperialismo".
Periodo especial
En los años 60 y 70 la gente hacía revolución de otra manera, cuenta Raúl. Lo que quedaba era educarse y trabajar en las fábricas del gobierno. "Había un concepto de proletariado, de la igualdad del hombre por el hombre, una política de ejemplaridad en la gente. Me formé en ese sistema, igual que mis dos padres y mis dos hermanos, ellos haciendo carrera profesional en medio de la Revolución, yo no quise, estudié dos programas técnicos".
Los que se iban eran quienes estaban a favor de la propiedad privada, de los medios de producción, de la libre empresa, de la democracia. "A veces era gente formada en laRevolución, salía de Cuba a representar el país y se quedaba por no estar de acuerdo".
Entre 1989 y 1990 cae el campo socialista en el mundo. Cuba, que formaba parte de él gracias al apoyo de la Unión Soviética, comienza en declive, a perder estabilidad. "Comienzan las carencias, las vicisitudes; el periodo especial, como lo llamó Fidel. Al tener ya el embargo comercial de los Estados Unidos empezaron a escasear productos de primera necesidad como los jabones, la crema dental, muchos alimentos.
"El país no tenía una economía para decir que se podía sostener y entró en crisis. Había que buscar cómo subsistir. ¿Cómo?, ahorrando el jabón, la crema dental; algo muy parecido a lo que está viviendo el pueblo de Venezuela. Propició mayor descontento en la gente y el ánimo por salir del país. Por eso muchos dicen que no fueron razones políticas las que los hicieron salir de Cuba, sino a veces de índole material y económicapara ayudar a sus familiar".
El caos
Por esas épocas le tocó ver salir compatriotas en balsas, hechas por ellos mismos con lo que encontraran y arriesgándose a morir en medio del mar, pero con la aspiración de encontrar un futuro mejor.
El turismo se convirtió en una fuente de ingresos para Cuba, inclusive con cosas muy asociadas, como la prostitución de mujeres, convertidas en jineteras como allí las llaman, para poder ayudarse.
"Buscando que existiera igualdad, había una red de tiendas dentro del comercio minorista donde a uno le daban semanalmente determinados productos de la canasta básica. Se llegaba con una libreta y daban arroz, fríjoles, jabón, crema dental. Eso no satisfacía las necesidades y había que buscar por fuera, no alcanzaban las cosas y era muy costoso.
"Cuando se produce la despenalización del dólar, entran muchos productos de primera necesidad, pero ya había que adquirirlos con la moneda dura, el dólar. Empezaron las diferencias sociales y a ser preocupación de los líderes de la Revolución. La gente que recibía remesas del exterior podía adquirir esos productos".
Raúl es católico y le dolía mucho pensar que sus padres, por censura del gobierno castrista, hubieran tenido que casarse al escondido en una iglesia con tal de seguir sus carreras profesionales, muchas otras familias incluso tuvieron que bautizar a sus hijos bajo cuerda para no perder los beneficios.
Tesoro de talentos
La visita del papa Juan Pablo II en 1998 abrió un poco el panorama. "Él dijo: Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba. Ellos -los Castro- dictaron algunos decretos y acuerdos. Hoy existe libertad de culto. Pienso que en el país se han hecho muchos cambios que el mismo curso de los acontecimientos los han obligado a flexibilizarse en muchas cosas".
No obstante, hasta la arquitectura de ciudades patrimoniales se fue deteriorando porque en el gobierno no había recursos. Con la llegada en el 2006 de Raúl Castro, los cambios se fueron dando. "Hay más apertura, ya se puede trabajar por cuenta propia, se autorizó la compraventa de carros y de casas y ya uno ve la gente con propiedades. Antes, el estado lo regulaba todo.
"Esto no impide que siga siendo un país de muchos matices y contrastes. Puedes encontrar un licenciado en literatura y lenguas inglesas maletiando en un hotel, o un barman graduado como ingeniero cibernético. Allá hay un caudal, un tesoro de talentos, que cuando sean otras las condiciones tiene mucho qué aportarle al mundo".
Otra vida
Con la muerte de Fidel, el pasado 25 de noviembre, a Raúl le queda algo claro: "Uno en la vida debe tomar más lo positivo de los seres humanos que lo negativo, y lo negativo que él hizo dentro del pueblo cubano ojalá sirva para que sea más libre, más independiente (rompe en llanto).
"Tendrá que llegar un día en que la gente pueda acceder a sus cosas, satisfacer sus necesidades. Uno vivió eso en carne propia. Quiero mucho a Colombia y le debo mucho, el hecho de haber conocido la libertad, haber conocido otro sistema y otra forma de vivir; que la gente pueda expresar libremente lo que siente, tener aspiraciones y materializar sus sueños sin que tenga que estar sometido a un patrón de conducta. Aquí he hecho realidad muchos sueños: ser libre".
Otro cubano en Manizales
Eduardo García, entrenador de la Liga Caldense de Lucha, lleva 15 años en Colombia, un año y siete meses en Manizales, dice que tiene mucho por agradecerle a la Revolución Cubana. "Pude estudiar licenciatura en Cultura Física y especializarme en Lucha, además ser un deportista de alto rendimiento. Recorrí toda Europa del campo socialista, Asia, África y buena parte de América Latina sin un peso, viajando con todos los gastos pagos por cuenta del país. Uno tiene que ser agradecido. Quien murió fue el jefe de Cuba. Tuvo cosas buenas y otras malas, pero fueron muchas las buenas: la educación, la salud, la cultura".
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