Las calles del cartucho en Manizales

¿Consumen mucha droga en esta zona?, se le preguntó a un vendedor informal de la calle 21, a pocas cuadras del parque Liborio. "Por acá no se puede hablar de eso", dijo, mientras siguió en silencio con los ojos puestos en su labor.
A unos cuatro metros de su sitio de trabajo, un hombre, de manos ennegrecidas y mirada amenazante, sacaba de un bolsillo de su chaqueta una pequeña pipa, una caja de fósforos y algo envuelto en un papel. "Es bazuco", aseguraron comerciantes de la zona. "Es lo que se ve, a toda hora y los siete días de la semana".
La infraestructura del lugar es propicia. Casas de aleros salidos que resguardan de la lluvia y el frío, soledad en las horas de la noche. Los comerciantes parecen no aguantar más. Se han quejado con la Alcaldía y la Policía en varias oportunidades. Lo último que hicieron fue firmar derechos de petición y solicitudes para que intervengan el problema.

Perjuicio
Además del alto consumo de bazuco y marihuana entre adultos, jóvenes y hasta menores de edad, la situación se les va complicando a los comerciantes, residentes y visitantes de la calle 21 entre carreras 12 a 19.
Cuando los consumidores se enfrentan con algún comerciante es común, dicen, que las represalias tengan forma y olor al día siguiente. Defecan sobre los candados de los locales o les echan pegante para que el dueño no pueda abrir.
Además, los andenes permanecen llenos de basura y de cosas que dejan los consumidores, algunos dedicados al reciclaje. A veces arman escándalos o fuertes peleas en la noche, dicen locatarios y residentes, éstos últimos que se quejan de no poder dormir por la bulla y el olor a alucinógenos.
Nadie quiere dar su nombre, prefieren mantenerse en el anonimato por temor a lo que pueda generar cualquier declaración. Todos hablan de que por allí se deben mover personas "pesadas" en el mundo de las drogas, pues la venta y el consumo se hacen abiertamente.
Describen a gente que va y viene, con mochilas o carrieles donde cargan droga y se la venden o entregan a los consumidores. Hasta un anciano discapacitado llegó al lugar con otra persona para comprar vicio.
Los comerciantes aseguran que la Policía colabora haciendo rondas, se llevan a los indigentes, los bañan y les dan ropa, pero siempre regresan. Hasta familiaridad se ha establecido, la mayoría de consumidores respeta a los comerciantes y residentes, nunca se han visto agresiones físicas. Sin embargo, los clientes han dejado de acudir por temor a estas personas, que con los extraños sí reaccionan de otra manera. Algunos cargan chuzos y otras armas cortopunzantes. "Esto por aquí es bravo", sostiene un locatario.

Casos extremos
Los días transcurren entre el consumo de sustancias, licor y el juego. Duermen a cualquier hora del día, extendidos en los andenes, allí orinan y defecan. La situación llevó a que algunos comerciantes instalaran mangueras que activan entre 7:00 y 7:30 de la mañana para levantar a los habitantes de la calle.
Completan el cuadro las trabajadoras sexuales que llegan a consumir drogas, otros se dedican a quemar cable para sacar el cobre, práctica contaminante según expresan los comerciantes.
La vigilancia que cancelan la mayoría, $30 mil al mes por local, poco efecto tiene, pues es tan fuerte el consumo y el poder de quienes están detrás de esto que lo que toca es callarse y dejar que suceda cualquier cosa en la calle.
Comerciantes y residentes piden que se lleven a estas personas a otro lugar, como ocurrió en otros puntos de la Galería. Señalan que son personas enfermas y que el Estado, en este caso la Alcaldía, se debe hacer cargo para tratarlos.
La invasión del espacio público también afecta. Las actividades ya son varias, manejo de chatarra, basura, mecánica, que se unen al consumo continuo.

El otro cartucho
La calle 22A entre carreras 17 y 18, en la Galería, también se volvió un foco de consumo, prostitución e inseguridad.
La llaman la calle de los travestis, pues hay una residencia en la que habitan, salen a mañana y tarde a ofrecer sus servicios sexuales en las esquinas de la avenida del Centro.
Es una calle que parece borrarse con el tiempo para abrirle campo a estas actividades. El pavimento ya no aguanta un roto más. Camiones y camionetas que casi siempre están estacionados en uno de los costados hacen más oscuro el tramo, que observan aterrados los pasajeros del transporte público que transita por la avenida.
Los ladrones caminan como si no existiera ley, en especial en las horas pico, y los afectados son los transeúntes que solo tienen esta vía para llegar al Centro cuando se movilizan en buseta.
Los comerciantes coinciden que sobre la avenida se pueden contar a diario unos 10 robos. Muchos clientes no volvieron por lo inseguro o les desagrada ver a prostitutas y travestis, mucho más si van con niños.
La preocupación es que estas vías se están convirtiendo en calles del cartucho, para compararlo con los graves problemas sociales de lo que ocurre en el Centro de Bogotá, llamado ahora calle del Bronx.
La situación está expuesta, ahora debe venir la intervención de las autoridades, tratando a los que consumen y tienen otras prácticas, dijo un comerciante que igual que el resto pidió dejar su nombre en reserva.

Qué dicen las autoridades

Mauricio Franco Acevedo, secretario de Gobierno de Manizales, asegura que el problema es complejo, de salud pública. "No se soluciona de un día para otro, deben intervenir diferentes dependencias y en eso estamos".
Con respecto a seguridad dice que trabajan constantemente con la Policía y que incluso han traído grupos especiales de reacción urbana para hacer allanamientos, incautaciones y requisas en la zona.
"Con hacer operativos no es suficiente, por eso hemos hecho capturas. El problema no solo es el consumo, es la venta, los expendedores. A nadie se le puede coger y decirle, no consuma, si no tiene voluntad no saldrá del problema. El microtráfico es lo que trae atracos, homicidios y delincuentes".
Agrega que esta Alcaldía lleva dos meses en ejercicio y que se verán resultados en un mediano plazo.
El funcionario manifiesta que iniciaron en la calle 22A con avenida del Centro una labor para capacitar en peluquería a trabajadoras sexuales y travestis y así desvincularlos de sus actividades.
Por su parte, el intendente jefe Luis Arnulfo Sánchez Londoño, coordinador de Policía Comunitaria en Manizales, indica que en el segundo semestre del 2011 y en lo corrido de este año han realizado en la calle 21 entre carreras 13 y 19 campañas contra el hurto, las lesiones personales y el homicidio. Los habitantes de la calle se llevan de la Galería al parque El Arenillo y en coordinación con la Unidad de Protección a la Vida y la Alcaldía les brindan apoyo psicosocial, recreativo y en salud a fin de que no cometan actos delictivos ni consuman sustancias psicoactivas.

Cámara de Comercio insiste

Gildardo Armel Arenas, presidente de la Cámara de Comercio de Manizales, respondió el pasado 2 de marzo un derecho de petición que presentaron comerciantes de la calle 21 entre carreras 15 y 16, como último recurso para que les ayudara a intervenir el problema en esta vía. Aducen que sí están pagando impuestos por el funcionamiento comercial, tienen derecho a laborar en un lugar digno y seguro.
Armel Arenas les informó que iniciarían las gestiones con la Alcaldía para buscar alternativas y resolver la situación. También que enviarían copia a la Secretaría de Gobierno, encargada de conservar el orden público, la seguridad y la tranquilidad de la comunidad.
El pasado jueves Armel Arenas insistió en que trasladaron la inquietud a la Alcaldía, que es la que tiene la potestad, a través de Gobierno, para mantener el orden y la seguridad en la ciudad, pero que no tienen respuesta. "Estamos de acuerdo en que hay que solucionar el problema de la Galería porque es muy grave. Nos unimos al clamor y solicitamos a la Administración que intervenga".