Por la vía constitucional, la afición recuperó el derecho, que nunca debió haber perdido, de volver a presenciar corridas de toros, novilladas y cualquier otro espectáculo taurino en la Plaza de Toros La Santamaría, de Bogotá.
Se necesitó de un fallo de la Corte para regresar a la potestad que tienen las personas de ejercer con propiedad las actividades que son de sus gustos, siempre y cuando no se violenten los derechos de los demás, y la tauromaquia no agrede a nadie porque a ninguna persona obliga bajo circunstancia alguna a conocer, entender y disfrutar del mundo de los animales bovinos de casta brava.
Hay innumerables argumentos para la defensa de la Fiesta Brava, aunque a algunos no les guste la frase por prestarse a equívocos, en un ambiente hipócrita. Habrá que analizar todo el documento oficial de la Corte para comprender el alcance de la decisión. Pero el primer ordinal que debe imperar es un país como Colombia, es el respeto por los intereses de las personas, sin importar el número de ellas, que no comprometan la vida ni la calidad de ella, de aquellos seres humanos que piensan y actúan en forma diferente.
Entre las premisas para hacer valer los derechos de quienes desean con todo fervor que su afición, derecho inalienable, pueda darle las satisfacciones o los desagrados, porque también entre los aficionados hay momentos de intenso descontento, hay unas que son la base de la pirámide de la conservación del mundo de toro de casta y el espectáculo que se desarrolla con la participación imprescindible de este animal.
Alrededor de una corrida de toros, un tentadero, una becerrada, una novillada o una corrida de rejones, hay elementos previos y posteriores de la más pura estirpe humanista, aunque muchos o la mayoría no lo quieran reconocer.
Los sentires y actuaciones de la personas merecen respeto en cuanto lo ubican en un plano de encuentro consigo mismo y no se crucen con actividades patológicas que van en contra obligada, o al parecer, de otros seres humanos.
Cormanizales
La Empresa Taurina de Manizales, anunció que durante el mes de septiembre, los descuentos para los abonos llegarán a casi el 30%. El próximo fin de semana partirá a España, el médico Juan Carlos Gómez Muñoz, director ejecutivo de Cormanizales, con el fin de realizar las últimas gestiones en la contratación de los toreros y rejoneadores españoles.
Feria del novillero
A casi un mes de realizar la Feria del Novillero, con el apoyo de Toros y Ciudad, se hizo ayer el primer tentadero para las novilladas del viernes y del sábado. El próximo sábado 13 será la segunda prueba en el sector de la Florida en la Plaza de tientas de la Ganadería de los Herederos de Ernesto Gutiérrez.
Del recuerdo
Una enseñanza
“Ya puedo morir tranquilo, porque he visto torear como yo soñaba el toreo", le comentó el Papa Negro su hijo Antonio, cuando volvió al callejón después de la lidia de “Parlador”, del hierro de “Cerralto”. Era el 5 de septiembre de 1964. El escenario, San Sebastián de los Reyes. Y en efecto, aquello fue como una nueva primavera en el toreo.
Precisamente por ahí iba el título que Antonio Díaz-Cañabate escribió para su crónica en ABC: “Primavera en el otoño de Antonio Bienvenida”. Se lidiaba aquel 5 de septiembre una corrida de los hermanos Cembrano, con el hierro de Cerroalto, en la que adquirió el grado de matador de toros el venezolano Ramón Montero “Maravilla”, siendo testigo Victoriano Valencia, entrado a última hora por cogida de “El Viti”. Tras un preámbulo extremadamente critico con lo que habitualmente ve en los ruedos: “Me desespero. Me aburro –escribe—en medio de ovaciones sin cuenta. Me abruman cuánta oreja, cuánto rabo, y qué poco toreo.( ….) Esto no es torear. Torear es la faena de muleta realizada por Antonio Bienvenida al cuarto toro”.
“¿Como fue?”, se autopregunta de seguido el cronista. Su respuesta no deja espacio para la duda: “No me pidáis descripciones imposibles. Fue un florecimiento, no de unas rosas, sino de un pensil. Se abrían los capullos de los pases. Se abrían como si la muleta fuera una varita mágica. Que alumbraba tan pronto un natural, como uno en redondo, como un ayudado por bajo, como uno de pecho, como uno por alto. Todos ellos unidos, ensamblados, arraigados en una unidad, en un conjunto, formando un ramillete, formando un manojo de belleza, la belleza del ritmo que acompaña, de la serenidad que entona, de la elegancia que engrandece, del temple que suaviza, de la majestad que sublima y de la gracia que embelesa. ¡Torear! ¡Dios mío, torear! Lo que uno no ve nunca. Primavera en otoño. Primavera del arte en el otoño de la vida…..”
Más adelante escribe Cañabate: “Mató de media delantera y le concedieron las orejas y el rabo. Yo que Antonio Bienvenida, con toda humildad. Pero también con todo orgullo, hubiera rechazado tales recompensas, buenas para lo falso, mezquinas para la verdad. No se puede pagar igual el oro que el plomo. Aunque a veces el plomo valga más que el oro……”
Taurología
Una posición de Francis Wolff
En estos momentos es trascendental retomar y volver a leer la posición del filósofo Francis Wolff sobre la Tauromaquia: “Cuenta la historia siguiente. Se encuentran, en los años 50, el mayor filósofo alemán, Heidegger, y el mayor filósofo español, Ortega y Gasset. Pregunta el primero, con un punto de xenofobia: “¿Por qué hay tan pocos filósofos españoles?”. Responde el segundo, con un punto de ironía: “¿Y por qué hay tan pocos toreros alemanes?
Esa historia es ciertamente inventada pero tiene su fondo de verdad. Los países de fuerte tradición filosófica no fueron tierras taurinas, y viceversa. Del lado no taurino, vale la pena señalar unas alusiones de parte de Rousseau o de Kant (en su Antropología) a la valentía del carácter del hombre español comprobada por la tauromaquia. Del lado taurino, la Filosofía de los toros, del famoso periodista Santos López Pelegrín “Abenamar”, editor de la Tauromaquia de Francisco Montes “Paquiro”, es un tratado sobre los toros pero que no tiene nada de filosófico en el sentido estricto del término
Después de casi 40 años como aficionado a los toros y filósofo profesional, necesitaba reunirme conmigo mismo. A falta de poder curar sus pasiones, un filósofo debe esforzarse por expresarlas en el idioma de la razón. Y, en mi caso, se trataba de saldar una deuda: devolver a la fiesta de toros un poco de la experiencia absolutamente singular y sin embargo universal que me ha ofrecido y el sinfín de goces que me brinda transponiéndolos en una lengua extranjera y universalmente accesible (por lo menos, eso es lo que intenté hacer), la de los conceptos y los argumentos.
La corrida de toros es, precisamente, la fusión de los valores estéticos del arte con los valores éticos de la existencia. Y esto nos remite al origen mismo del arte, o mejor dicho a su mayor razón de ser, en el cual el « bello gesto » es al mismo tiempo gesto moral (por lo que muestra de valentía, de generosidad, de grandeza, y sobre todo de lealtad para con el adversario), y también gesto artístico (por lo que muestra de armonía, de pureza, de equilibrio, de poder expresivo). Los griegos tenían una sola palabra para designar lo que admiramos en una persona: kalon, que significa al mismo tiempo bello y bueno…..”
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015