LA PATRIA | MANIZALES
Parece ser que lo único que va quedando indemne es la Plaza de Toros de Manizales, que puede servir para muchas actividades y en primer lugar para ser el recinto de la fiesta brava ya no de la capital de Caldas sino del país, como ha sido tradicional en las últimas décadas.
Hay que recordar siempre de donde salió y para qué fue donada. La adecuación de ella, sin perder un milímetro de su arquitectura preciosa ni un instante de su fin fundamental, es una necesidad.
Una opinión foránea
El aficionado antioqueño Luís Carlos González Vélez, asesor de la Presidencia de la Plaza de La Macarena, durante muchos años y a quién lo liga fuertes lazos con Manizales, atendió una invitación de esta sección y expresó sus comentarios sobre la pasada Feria Taurina de Manizales y sobre lo que se ha planteado en Medellín:
“Siempre será un privilegio asistir a las corridas de toros en la hermosa ciudad de Manizales.
La versión de este año no fue la excepción. Fue impactante ver como en estos tiempos, en los que la moda es el antitaurinismo, tanto las autoridades, como la empresa privada y la ciudadanía arroparon y protegieron su Feria, manteniéndola en el sitial preponderante que siempre ha tenido en el concierto taurino de América".
"La plaza contó tarde a tarde con una presencia masiva de aficionados que con su generosa alegría le dieron luz y calor, demostrando que esta fiesta sigue más viva que nunca. Ellos fueron los afortunados testigos de una de las faenas más importantes y macizas que se han construido en su redondel. Me refiero a la del Juli, enfrentado a un bravo toro de don Miguel Gutiérrez. Difícilmente se puede torear con tanta lentitud. Aquello fue una clase magistral de lo que es el temple, que como dice la canción, se presenta “cuando el toro y la muleta van al mismo son” y de cómo se aprovecha en toda la extensión de la palabra la nobleza, esa añorada virtud que hoy en día debe tener el toro para ser aún más completo, pues de lo contrario la bravura sería muchas veces sinónimo de aspereza".
"Manizales demostró, pues, que conserva intacto el estandarte de lo taurino en Colombia, sobre todo ahora que su vecina Medellín, a la que tanto queremos, presenta un panorama que se comienza a tornar en claroscuro por cuenta de una absurda frase del director del Hospital San Vicente de Paul, según la cual esa entidad preferiría que en la Macarena no se dieran corridas de toros, desconociendo de paso que ese inmueble les fue donado con ese propósito principal, pues para ello fue construido".
"Felicitaciones, entonces, a Cormanizales por haber realizado la versión sesenta de su feria con la categoría que ella se merece y por tener en sus manos la compleja responsabilidad de continuar siendo el pilar que sostiene los toros en este país.”
Un triunfador en Medellín
El Juli se hizo acreedor al Premio que otorga el diario El Colombiano de Medellín, el pasado 21 de enero por su actuación ente al toro Parrandero, de la ganadería manizaleña de Ernesto Gutiérrez al que cortó las dos orejas.
Por su parte, el torero de Orduña, Iván Fandiño, también fue reconocido por el jurado, por su labor frente al toro Campesino, de la ganadería Achury Viejo, el pasado 6 de febrero.
Vuelve y pasa en Sevilla
“El G-5 pasa a convertirse en G-3. Pero los paganos siguen siendo los mismos: la afición y la feria de Sevilla. Después de la duras declaraciones de Alejandro Talavante, todo lleva a pensar que, salvo terremoto no previsto, en los carteles de la Real Maestranza volverán a estar ausentes tres figuras: El Juli, Miguel A. Perera y Alejandro Talavante. Seis puestos en el aire no dejan de ser un buen roto difícil de coser en el delicado tejido de un abono.
No se sabe a ciencia cierta si es que los "perdones" que pidieron Canorea y Valencia no eran tan sinceros o si han sido los toreros quienes no han tenido posiciones razonables. Lo único comprobado es que los empresarios sevillanos no saben realizar la principal e inexcusable función de todo empresario: gobernar la complejidad”
La Plaza de Cañaveralejo
El médico y periodista taurino Jorge Arturo Díaz Reyes, escribió un artículo con motivo de una decisión del Consejo de Estado, sobre la Plaza de Cañaveralejo, la tradicional de Cali. Todo parce ser un sino cuando las Cortes de Colombia, están decidiendo el futuro de la fiesta brava en el país. El editor taurino de El Tiempo expresó:
“El Consejo de Estado de la República de Colombia, con ponencia del magistrado Germán Bula Escobar, ha confirmado que la Plaza de Toros de Cañaveralejo (íntegra) además de ser monumento nacional, es un bien de interés cultural de la Nación y parte del patrimonio cultural nacional. Calidad que le fue conferida desde 1995…”.
La respuesta de Enrique Avilán
Otro periodista caleño, Enrique Avilán, respondió:
“Creo que hay una información equivocada sobre la negociación de los parqueaderos. Nadie pretende quitarle a la plaza su condición de Patrimonio Arquitectónico; simplemente, para poder hacer la transacción, era necesario levantar la condición del Patrimonio Arquitectónico de la parte que se verá afectada y, posteriormente, de acuerdo a lo que hemos escuchado, le será devuelto su condición excluyendo lo negociado…”
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