
Foto | Cortesía Julián Yepes | LA PATRIA
Julián Yepes, filósofo y abogado, profesor del Gimnasio Horizontes.
La relación entre fe y política fue el tema que trató el pasado jueves en la noche el filósofo y abogado Julián Yepes en el ciclo de conversatorios De puertas abiertas, que realiza la Universidad Católica de Manizales dentro del Año de la fe para tender puentes entre las creencias y la razón.
Estaba prevista la intervención de Jorge Iván Gómez Osorio, secretario general del Departamento para la Prosperidad Social, pero canceló su participación por asuntos laborales. La próxima jornada de este ciclo está programada para el 22 de este mes.
Yepes dialogó con LA PATRIA.
- ¿Cómo se relacionan la fe y la política, y cuáles son los límites?
La fe y la política son dos caras de la misma moneda. El hombre, aunque a veces lo niega, necesita de lo trascendente, de aquello que le da un sentido último a su existencia, de Dios, y a la vez necesita ser gobernado. La fe no tiene respuestas técnicas ni propuestas mágicas para solucionar los conflictos de los estados, mientras que las decisiones políticas no deben violentar la conciencia de las personas. Tampoco se debe caer en el extremo del fundamentalismo.
- ¿Cómo se puede participar en política al pertenecer a una religión?
Todos los hombres tienen una responsabilidad social y unos deberes con su comunidad. Quien tiene "vena política" está llamado a presentar su nombre y sus ideas en pro del bien común, y quien considere que poner la cara en temas políticos no es lo suyo, tiene el deber moral de participar activamente en elecciones o consultas apoyando programas en pro del desarrollo social, no de los intereses de unos pocos.
- ¿Cómo ve el papel del procurador Alejandro Ordóñez, no debería apartarse de sus creencias para obrar como funcionario público?
Una cosa es la creencia y otra el cargo que ostenta. En ninguna profesión es posible separar los pensamientos y las creencias personales de las responsabilidades morales de un cargo, sería una división interna de la persona, el modo de pensar por un lado y las acciones por otro. El procurador ha sido un hombre que genera controversia, pero honesto, y ha sentado su posición frente a los temas de su incumbencia para que las decisiones que se tomen sean justas, equitativas y respeten la vida en todas sus expresiones.
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