La familia Hernández renueva cada año el pesebre

B. Eugenia Giraldo T.

LA PATRIA | MANIZALES

Como cada año, la familia Hernández Duque, planea con antelación el lugar donde ubicará el pesebre. Dice Luz Dary, la mamá, que de esto depende el tamaño y la forma. Para tener más espacio, esta vez, tres sillas de la sala quedaron en el cuarto de san alejo.

Luz Dary perdía horas enteras imaginando cómo lo haría este año. Como había comprado la figura de un pescador, quería hacer una cascada que terminara en un río. “Ese era mi sueño”, asegura.

El asunto es que anhelaba que se viera real. Para ello buscó asesoría y con espuma de poliuretano logró el efecto deseado. Fueron $300 mil lo que invirtió en el motor para el agua y el material para la cascada.

Luz Dary dice que hacer el pesebre une a la familia, los nietos cargaban cajas, lo mismo que don Fabio y las hijas elaboraron las casas y el puente, otra edificación que también es nueva.

Los primero días de noviembre hizo el andamio y fue cuando comenzaron los desvelos. Que cómo iba a hacer el desierto, dónde quedaría la villa, el lugar para ubicar la gruta y hasta hizo un túnel por donde pasan los camellos. Todo fue tan pensado, que al final se sienta a contemplar la obra y se siente feliz.

La matrona de la casa cuenta que la devoción por el pesebre se la inculcaron sus padres, quienes lo elaboraban tan grande que ocupaba un salón. Enfatiza que en la Navidad es más importante el pesebre que los adornos. Por eso, si le dieran a escoger entre un viaje a Cartagena o plata, escogería la última para invertirla en nuevas imágenes. “si estoy viva el año entrante quiero hacerlo por pasos, comenzando con la Anunciación y terminando con la huida de la Sagrada familia a Egipto”.

Cada año, la Navidad de los Hernández Duque sorprende con un nuevo diseño.

38 figuras componen el pesebre este año.